Guillermo Bianchi |
Conclusiones
este amor que no empuño ni reclamo
este deseo que resguardo en vos
como una medallita de la suerte
este amor de sonámbulos y espías
de aliento contenido
de sangre en movimiento
una sombra pegada a la pared
trepando por la furia del espejo
amor que no es abrigo
ni sábana
ni oxígeno
sino una cuerda
que intenté sujetar
para no ahogarme
y repentinamente
se enredó en mi garganta.
Transformaciones
en la tierra de todos
el
viento ya no sopla
duerme cruzado de alas
sobre la
piel del aire
el lenguaje rechaza su condición de humo
hay ríos que se alzan como mares
hay mares que convergen como ríos
la serpiente
le exige
a dios sus patas
los poetas reclaman su corona de espinas
y el cordero le clava
los
colmillos al lobo.
Orfandad
hace noches que arrastro este cadáver
hemos bebido juntos del furor y la bruma
hemos acariciado la muerte a contrapelo
aliviado el dolor en madrigueras
donde la realidad pasa de largo
un ala negra sobre el cielo puro
batiendo contra el pecho
su avidez de relámpago
casa por casa fuimos
a derramar la hiel de nuestra angustia
hemos visto la calle sin ventanas
donde van a besarse los suicidas
antes de transformarse en certidumbre
hemos amanecido con un tiro en la frente
y un puñal escondido en la garganta
hace noches que intento abandonarlo
envolverlo en mi abrigo
y acostarlo en su espanto
como quien deja a un niño
a los pies de una iglesia.
Guillermo
Bianchi (Buenos Aires, 1970)
Poeta. Ha publicado La luz de los vencidos (2012). En 2009
obtuvo el primer premio en Certamen Internacional Orillera (Buenos Aires); y ha resultado finalista en los premios Internacional de Poesía Videncia (Cuba), Literario Revista Axolotl, Ediciones Ruinas Circulares, Internacional de
Poesía Patagonia Sur del Mundo y en el premio Internacional de Poesía Olga
Orozco, con un jurado integrado por Juan Gelman, Jorge Boccanera, Antonio
Gamoneda y Gonzalo Rojas.