Mezouar El Idrissi |
Corren las palabras desnudas
hacia una tigresa.
La tigresa se atrinchera en la tinta del poema,
doma las letras con el cuchillo de la angustia,
raja los nudos del tiempo con garras de seda.
La tigresa, con sus cristalinos tonos,
con su infantil tenacidad,
con su risa bárbara,
con su silencio elocuente,
con sus miradas de mármol…
Es
tigresa.
La tigresa, cuando trepa por tu tronco,
clava sus poemas en tus ramas,
solloza debajo de tu sombra;
la llamas
tigresa.
***
Extiendes tu cuerpo debajo de su puente
para ahogarte en la tinta de la historia.