Luisa Futoransky |
POEMA
A veces uno se encuentra
sucio, atascado y con la vergüenza de aguantar lo que nos hicieron, lo que nos
hacen y poner la cara a lo que hacemos.
Sucede también enojarse de impotencia ante
los fracasos cotidianos y las cosas imposibles de obtener.
Sucede no poder reír en
esta ciudad triste y egoísta.
Sucede el miedo de
quedarse toda la vida atornillado a la oficina.
Está
el terror de levantarse y ya no ser amado o dejar de amar.
Está
no sucumbir en el teatro y pronunciar las palabras exactas para defenderse.
Está
saber qué hacer
con tanto amor y dónde guardar tanta esperanza; pero es muy difícil con esto
intentar apenas un poema."
De Trago
fuerte (1963)
HISTORIA
DE TZIGANOS
En memoria de Itzak
Leizer, mi abuelo, porque a
los cinco años me enseñó
la historia del mundo.
Tomo
el fuerte, fino, ancestral hilo de voz
y
pese a que la palabra no es menester de mujeres,
con
el valor de la inconsciencia,
la
mano golpeando el pecho y la cabeza baja,
entro
en el sitio desconocido pero certero del misterio.
No
puedo nombrar la vedada raíz que nos sustenta
ni
la obcecada tenacidad de la luz.
Simplemente
han sido.
El
orden se respeta y las estrellas, voluntariamente,
no
cambian su lugar.
Qué
lejos la vecindad poderosa
que
permitía el rostro del milagro!
Qué
lejos el testimonio!
Con
perfidia, la niebla se arropa en nuestra nombres.
Los
ríos enmudecen.
Sólo
de ti, oh belleza del inicio
restan
algunos muros olvidados.
Alguien
llora tu ausencia
y
el secreto inefable persiste en las aguas.
Tradición
cruel, todos los infiernos de la historia
se
legan de palabra en palabra
de
sangre en sangre
de
expiación en expiación.
Espesos,
los siglos han cubierto la miel y la leche,
tanto,
que los hombres perdieron el lenguaje de los elementos.
Es
hora de limpiar nuestras arpas
y
levantar las hojas de los sauces
para
que los melismas ocupen la voz de ciertos jóvenes.
El
hálito de Lo Que Es
resucita
viejos verbos
hasta
que caen las vestiduras de la infamia.
Quién
osa medir las consecuencias del tiempo?
Quién
osa aborrecer de los justos?
La
paz, oh la paz, levanta su letargo.
Obedezco
el mandato. Ciegamente. Hablo.
De El
corazón de los lugares (1964)
VIENTO
DEL NORTE
Mariscal de los vientos
obra tuya es esta
violencia que repta
desde los poros de mi
celda hasta atravesar la corola
de las plácidas flores
oleaginosas de esta tierra de llanura.
También a tu industria se debe el
vaho nefasto
que envuelve a la ciudad
en el más cruel de los desasosiegos.
Viento del norte regente
de la demencia
que guardas en tu
memoria la crispación última
de las vírgenes
sacrificadas en el corazón del Ande
y aun paladeas con
delectación el zumo de su sangre!
Mira viento y enorgullécete del temor reverencial que
abre tu paso:
el grito nervioso de los
gallos te presiente,
las armas blancas
relumbran de gozo a tu acecho,
la luna, tu aliada,
contempla satisfecha el desvarío
y te dona sus mareas más desoladoras,
aquéllas que sólo conocen los
navegantes
expertos en el
infortunio de los naufragios.
Grave es tu magnitud,
viento, en la desgracia
y aceradas pese a su
lozanía deben ser las agallas
de todo ser vivo para
resistir la furia de tu embate.
Pero ya te vas dejando
marcado a fuego
en la frente de los
muertos
para que nunca sepan del
olvido
un tendal de derruidas
construcciones de los hombres,
de jóvenes árboles
desconocidos de su raíz
y de mujeres estacadas
que deliran en su agonía
las más salvajes y
cruentas historias de amor.
Parte ya viento del
norte
digiere con lascivia las
víctimas de tu vendimia
que este verano ha
superado en mucho
la prodigalidad de tu
esperanza.
DeBabel
Babel (1968)
PROBABLE
OLVIDO DE AL-ANDALUS
Las pequeñas historias,
lugares, rostros, olores,
se asesinan los unos a
los otros.
Un país
se te encima al de ayer,
un rasguño
puede escamotearte la gran cicatriz.
La palabra suele
convertirse entonces
en un vicio vergonzante
de soledad.
¡Y qué te resta
luego de tanta frágil
arrogancia!
Descubriste el vacío y
sin inmutarte
cargas el sino que te
corresponde.
Tu sitio, ya lo sabes,
partió cuando llegaste.
De Lo
regado por lo seco (1972)