Enrique S. Discépolo |
Qué Vachaché
Piantá de aquí, no vuelvas en tu vida.
Ya me tenés bien requeteamurada.
No puedo más pasarla sin comida
ni oírte así, decir tanta pavada.
¿No te das cuenta que sos un engrupido?
¿Te creés que al mundo lo vas a arreglar vos?
¡Si aquí, ni Dios rescata lo perdido!
¿Qué querés vos? ¡Hacé el favor!.
Lo que hace falta es empacar mucha moneda,
vender el alma, rifar el corazón,
tirar la poca decencia que te queda...
Plata, plata, plata y plata otra vez...
Así es posible que morfés todos los días,
tengas amigos, casa, nombre...y lo que quieras vos.
El verdadero amor se ahogó en la sopa:
la panza es reina y el dinero Dios.
¿Pero no ves, gilito embanderado,
que la razón la tiene el de más guita?
¿Que la honradez la venden al contado
y a la moral la dan por moneditas?
¿Que no hay ninguna verdad que se resista
frente a dos pesos moneda nacional?
Vos resultás, -haciendo el moralista-,
un disfrazao...sin carnaval...
¡Tirate al río! ¡No embromés con tu conciencia!
Sos un secante que no hace reír.
Dame puchero, guardá la decencia...
¡Plata, plata y plata! ¡Yo quiero vivir!
¿Qué culpa tengo si has piyao la vida en serio?
Pasás de otario, morfás aire y no tenés colchón...
¿Qué vachaché? Hoy ya murió el criterio!
Vale Jesús lo mismo que el ladrón...
Cambalache
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...
¿Qué Sapa Señor?
La tierra está maldita
Y el amor con gripe, en cama.
La gente en guerra grita,
Bulle, mata, rompe y brama.
Al hombre lo ha mareao
El humo, al incendiar,
Y ahora entreverao
No sabe dónde va.
Voltea lo que ve
Por gusto de voltear,
Pero sin convicción ni fe.
Hoy todo dios se queja
Y es que el hombre anda sin cueva,
Volteó la casa vieja
Antes de construir la nueva...
Creyó que era cuestión
De alzarse y nada más,
Romper lo consagrao,
Matar lo que adoró,
No vio que a su pesar
No estaba preparao
Y él solo se enredó
Al saltar.
¡qué "sapa", señor...
Que todo es demencia!...
Los chicos ya nacen
Por correspondencia,
Y asoman del sobre
Sabiendo afanar...
Los reyes temblando
Remueven el mazo
Buscando un "yobaca"
Para disparar,
Y en medio del caos
Que horroriza y espanta:
La paz está en yanta
¡y el peso ha bajao!...
¿qué "sapa", señor,
Que ya no hay borbones,
Las minas se han puesto
Peor que los varones;
Y embrollan al hombre
Que tira boleao;
Lo ven errar lejos
A un dedo del sapo
Y en vez de ayudarlo
Lo dejan colgao?.
Ya nadie comprende
Si hay que ir al colegio
O habrá que cerrarlos
Para mejorar...
Diseño y realización Jorge Muscia, Alfredo Martínez, Estación Corrientes Línea H, Subterráneos de Buenos Aires. |
Enrique Santos Discépolo (Buenos Aires,1901-1951) Letrista, dramaturgo, guionista y actor. Autor de letras de tango emblemáticas de la ciudad de Buenos Aires cantadas y grabadas por distintas voces, entre ellas, las de Tita Merello y Carlos Gardel.