martes, 8 de noviembre de 2022

Ascendino Leite: poemas

 

Ascendino Leite

























AGUAVIVA

Toqué tu boca
aguaviva que me quema
toqué la espalda lisa
cóncavo inestable
de tu pecho hirviente
toqué tu lengua
gusto de sudor y de mar.
Aguviva aguaviva
que el torso envuelve
ola alga musgo
aseguran tu regazo
archipiélago de suspiros
isla de mi amor
si pudiese sólo yo ser
un abandonado despojo
de remotos mares.
Aguaviva majestuosa
entre deltas ignotos
voz de mil suicidas
saliva de ahogados
envolveme envolveme
en tus brazos letales.


LA MUELA

                 A la memoria de Tom Jobim

SOL y sal. La muela que muele.
¿Y el polvo? El polvo es pobre. Y sólo.
La piedra que muele es mala.
Sólo muele el dolor del pobre.

Molino y aldea. Piedra y Pedro.
Lago y agua. Y siete puntas.
No sólo soledad del eros. Es piedra.
Es palo. Es madre. Es padre. Es cobra.

En el vado se ahoga el eco. ¿Y el sonido?
Ajjj, allá viene el aire eólico.
Viento y sol. La sal y el viento.
El viento va. El viento viene.

¿Y el eco? ¿Y la costa? ¿Y el sol?
¡Ah, oh! Ay qué dolor. La piedra que muele
al pobre. Está sólo. ¿Y la sal que roe?
Oh, sol, tiene pena. Tiene pena. Tiene pena.


ALIANZA

                    A Apolônia Figueiredo

Haremos los dos nuestra alianza,
basta de romance y de lirismo.
Nuestro entendimiento está en nuestras manos
que se encuentran
y se despiden después de una caricia furtiva.

Dispensamos el paisaje color-de-oro.
Ignoramos la existencia de los crepúsculos
polvorientos.
Lo que importa
es que hoy a las seis cruzaremos el mismo
camino.


ELEGÍA DE LA CASUALIDAD
                                              A Adriana Feitoza Paredes

Fue una casualidad o una forma de coincidencia
entre destinos: percibir que existes;
no sólo como ser sino como sueño.

Llegando a mi mesa, me tocó
aquel hervir en la mente:
el fenómeno seductor, naciente,

del secreto amor, incapaz de acabar.
Así, para contener el impasse tan fatal,
decidí componerte esta elegía. Es tuya.


* Las piezas precedentes pertenecen a Jardim Marítimo (1995).


¿POR QUÉ?

¿Por qué
tamaño salto sobre el patio
de mis sueños, en el sonido dulce
de cierta música interior?
¿Por qué
eran ternuras y anhelos,
tu nombre como espíritu,
y sagradas voluptuosidades
en secreto?
Tenía que ser: secreto
como tu pulgar en ciertos sitios
por bravuras conocido.
De repente veo el tiempo mudo;
tu perfil esquivo
por todo el Valle enjuto
en completo silencio, deambular.

¿Por qué?
Si es por algún ladino gustoso de herir,
hiere. Entra en mi pecho.
Es dulce morir amando, como la palabra,
cesado el discurso, en la casa sin acústica.

Nuestro secreto extinto, oh hija, oh madre,
cede, por encima de todos los porqués sin revelar.
Ya no me conseguís engañar
incluso si volvés con tus astutos papeles.


ILUSIÓN 

                    A Anderson Braga Horta

Los polvos
es el polvo.
Vestigios
de dolor
y de amor
irreflexivo.
Es sólo lo que
resta:
-Ilusión.
Fácil
se va
y no vuelve.
Desaparece.
No como
fantasma
saliendo
afligido
del mar.
Ilusión,
serena
como el amor,
llega así
a su final.


VALLE III

Temprano, se levantaron y lavaron a la mañana,
con rocío y agua mineral,
y luego vieron a las mujeres, entusiasmadas.
Después, una banda de rapaces a intercambiar
placeres varios en la vastedad del Valle.
Preparado, el viejo Piancó, al fondo,
a nadie escondía su excitado asombro.
Corría manso, depurando las aguas,
aquí y allí forjando lujos, dengues,
avanzando sobre lechos de arena.

Casi en nidos, como en el suelo, el pasto
acogía a aquellos cuerpos contra la llena,
en el día en que nací, fruto del Valle.

Todo limpio ahora, el sol arriba,
consagra el río, incomparable guarda,
en la boca del sertón, viviendo lentamente
su hado, su suerte, su destino.


POESÍA EN EL CIELO

Estoy desnudo como un nombre común, pequeño y correcto,
bajo el cielo estrellado en un día de agosto;
bueno que no esté sólo, porque me divido
entre el cuerpo entero y el alma liberta.

Me puedo soltar a la hora neutra, entre la sombra
y la luz, en la dirección de los objetivos de la brisa.
Oh, sol, no tardes: trae contigo la madrugada
y algunas estrellas en un pedazo de nube.
Mi desnudez exulta: ve la vida naciente
inspirada en magias, sonidos, y nostalgias
y un mar sereno de poesía augusta.

Ahora es el espíritu del Tiempo que me viste
y en mi ser profundo reina: bendito el desnudo
que en mi cuerpo transfigura el cielo.


* Las piezas precedentes pertenecen a Visões do Vale (1997).


LOS JUECES

Miralos, ellos salen en dupla, para el reformatorio,
tristes, duros, de negro,
en este día sin luz.

En lo que se parecen, son.
Donde medra el siniestro
visor de la muerte
y la soledad de los débiles,
les agradan los bandidos y malhechores
de errancia perdida.

Sobre todo, cadáveres,
surgidos en el horror de los patios lúgubres
de las prisiones subacuáticas,
negras de limo y humo seco,
masacrados, de verdad.

Mirarlos, a los Jueces.
¿Qué fueron a hacer allá?
¿Bromas? ¿No es así
cómo, en el infierno,
se divierten los condenados?
-¡Cuenten a las víctimas! Es la voz
de un Juez a los verdugos.

Siniestro total, cercano al lodazal sangriento,
gritó, alegre, la platea togada.
-Así duritos, doctor Juez,
ocho, bien ordenados,
y el área limpia, como es habitual.

Liminarmente, llegada la noche,
duermen los Jueces con sus novias,
puros, castos, como querubines.


* La pieza precedente pertenece a Os Juízes (1998).


POLVO
                        A Celso de Paiva Leite (in memoriam)

Bajo el vasto intimismo de este silencio
se amontona algún polvo
negro; y queda, avara, una
flor cenicienta que, como el
viento, la sentimos presa a la tierra triste.
Un recuerdo, un dolor.


* La pieza precedente pertenece a O Nariz de Cíntia. Poesía Anti-épica (1998).

** La selección fue realizada de Poesia reunida (Idéia / Eda Edit, João Pessoa, 1999).

Versiones: Demian Paredes, Buenos Aires, 2022.

Ascendino Leite (1915-2010) nació en Conceição do Piancó, en Paraíba. Fue funcionario público y periodista, además de redactor de “asuntos parlamentarios”. Fue jefe de redacción y editor de varios diarios y revistas de São Paulo y Rio de Janeiro. Gran autor nacional, integró la Academia Paraibana de Letras desde 2002. Publicó, desde 1936, decenas de volúmenes de poesía, novela y ensayo; entre otros: Estética do Modernismo (1936), Notas Provincianas (1942), O Salto Mortal (1958), A Prisão (1958), Durações (Diário Íntimo) (1963), O Brasileiro (novela) (1975), O Jogo das Ilusões (Jornal Literário – X) (1980), Os Dias Memoráveis (Jornal Literário – XI) (1982), O Velho Leblon (Jornal Literário – XII) (1988), Jardim Marítimo (1995), Surpresas na Partida (Jornal literário) (1999), Vulgata (poesía), As Doces Vozes do Silêncio (Jornal Literário) (2000). Falleció en plena actividad.