Eugenio Montale |
FIN DE AÑO 1968
He contemplado desde la luna, o casi,
el modesto planeta que contiene
filosofía, teología, política,
pornografía, literatura, ciencias
exactas u ocultas. Adentro está también el hombre
y yo entre ellos. Y todo es muy extraño.
Dentro de pocas horas será noche y el año
terminará entre explosiones de espumantes
y petardos. Quizás de bombas o algo peor,
mas no aquí, donde estoy. Si uno muere
a nadie le interesa con tal que sea
desconocido y lejano.
ALLÁ ABAJO
La tierra será vigilada
Desde plataformas astrales
Más o menos probables se ejecutarán
abajo las matanzas
Desaparecerán profetas y profecías
si alguna vez las hubo
Desaparecerán el yo el tú el nosotros el vosotros
del uso
Decir nacimiento muerte comienzo fin
será todo uno
Decir ayer mañana
un abuso
Esperar —flatus vocis que nadie
Comprenderá
El Creador tendrá poco que hacer
si alguna vez lo tuvo
…………………………………………………………..
Los ángeles permanecerán imborrables
erratas.
HAY QUIEN MUERE
Hay quien muere por nosotros. Es cosa de todos los días
y hasta me ocurre a mí mismo por alguien.
Qué sacrificio horrendo esta compensación
que debería salvarnos a todos en bloque,
bravos turistas que gastan poco y no ven nada.
Así marchan de acuerdo teología, economía,
Semiología, cibernética y algo aún desconocido
Que está incubándose, del cual seremos
Nutrición y veneno, plenitud y vacío.
ENTRE CLARO Y OSCURO
Entre claro y oscuro hay un velo sutil.
Entre oscuridad y noche el velo se adelgaza.
Entre noche y nada el velo es casi impalpable.
Nuestra mente corporiza hasta la nada.
Pero es entonces
cuando comienzan los grandes trastrocamientos,
la furiosa pasión por lo tangible,
no lo elefantiásico, monstruoso,
que ninguna mano puede encerrar en ella,
sino la menudencia, la pajita que ni siquiera
el más obstinado bricoleur descubriría.
El Leviatán mata, no puede crecer más
Y estalla.
(Versión Horacio Armani)
Eugenio Montale (Génova, 1896-Milán,1981) Poeta, ensayista, traductor y crítico de música. En 1966, fue nombrado senador vitalicio de la República Italiana por el presidente Giuseppe Saragat. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1975.