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viernes, 25 de diciembre de 2015
domingo, 20 de diciembre de 2015
Carlos Drummond de Andrade: Poemas
Carlos Drummond de Andrade |
Manos Tomadas
No
seré el poeta de un mundo caduco.
Tampoco
cantaré el mundo futuro.
Soy
prisionero de la vida y miro a mis compañeros.
Parecen
taciturnos pero nutren grandes esperanzas.
Entre
ellos, considero la enorme realidad.
El presente es tan grande, no nos distanciemos.
No
nos distanciemos, vayamos de la mano.
No
seré el cantor de una mujer, de una historia,
no
hablaré de suspiros al anochecer, del paisaje desde la ventana,
no
distribuiré estupefacientes ni cartas de suicida,
no
escaparé a las islas ni seré raptado por serafines.
El
tiempo es mi materia, el tiempo
presente,
los
hombres presentes, la vida presente.
Mundo Grande
No,
mi corazón no es mayor que el mundo.
Es
mucho menor.
En
él no caben ni mis dolores.
Por
eso me gusta tanto contar de mí.
Por
eso me dispongo,
por
eso me grito,
por
eso frecuento los diarios, me expongo crudamente
/en las librerías:
preciso
de todos.
Sí,
mi corazón es muy pequeño.
solo
ahora veo que en él caben los hombres.
Los
hombres están aquí afuera, están en la calle.
La
calle es enorme. Más grande, mucho más grande
/delo que yo esperaba.
Pero
tampoco en la calle caben todos los hombres.
La
calle es más pequeña que el mundo.
El
mundo es grande.
Tú
sabes cómo es de grande el mundo.
Conoces
los navíos que llevan petróleo y libros,
/carne y algodón.
Viste
los diferentes colores de los hombres,
los
diferentes dolores de los hombres,
sabes
cuán difícil es sufrir todo eso, amontonar todo eso
en
un solo pecho de hombre… sin que estalle.
Cierra
los ojos y olvida.
Escucha
el agua en los vidrios,
tan
calma. No anuncia nada.
Mientras
se escurre en las manos,
tan
calma! va inundando todo…
Renacerán
las ciudades sumergidas?
Los
hombres sumergidos —volverán?
Mi
corazón no sabe.
Estúpido,
ridículo y frágil es mi corazón.
Solo
ahora descubro
cuán
triste es ignorar ciertas cosas.
(En
la soledad del individuo
desaprendí
el lenguaje
con
que los hombres se comunican).
Otrora
escuché a los ángeles,
las
sonatas, los poemas, las confesiones patéticas.
Nunca
escuché voz de gente.
En
verdad soy muy pobre.
Otrora
viajé
por
países imaginarios, fáciles de habitar,
islas
sin problemas, no obstante exhaustivas
/y convocando al
suicidio.
Mis
amigos se fueron a las islas.
Las
islas pierden al hombre.
Sin
embargo algunos se salvaron y trajeron la noticia
de
que el mundo, el gran mundo
está
creciendo todos los días,
entre
fuego y amor.
Entonces,
mi corazón también puede crecer.
Entre
el amor y el fuego,
entre
la vida y el fuego,
mi corazón crecer diez metros y explota.
—Oh
vida futura. Nosotros te crearemos.
(versión
Gustavo Pereira-Susana da Silva)
Carlos Drummond de Andrade (Itabira, Minas
Gerais, 1902-Rio de Janeiro, 1987, Brasil)
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Carlos Drummond de Andrade,
Poesía
miércoles, 16 de diciembre de 2015
Jorge Castro Vega: Poemas
Jorge Castro Vega |
EL
PAYASO MÁS TRISTE DEL MUNDO
Aclaración, por si hubiere
sensibles en esta carpa.
Les recordamos
que el número del cachetazo dura varias vidas
y el imbécil éste
siempre se olvida de agacharse.
EL
SILENCIO COMO KARMA
“Cuando no sepas qué hacer vente conmigo
pero
luego no digas que no sabes lo que haces”
Ángel
González
Hay poemas y poemas.
Cuando está escrito con las crines
de la espina dorsal
el poema te mira fijo
suda sangre
escupe
mariposas
y cuando cierras el libro
porque no le pudiste aguantar la mirada
se queda allí
con su caligrafía enana y temblante
esperando que vuelvas para el segundo round
mientras danza la poesía
tan excitada con la vida de la muerte
como el más sutil de los suicidios.
Hay poemas y poemas, ya lo dijiste.
Ahora te espera, dando saltitos en su rincón
tirando golpes
de los que se apropiará
tu rostro magullado.
te lee.
Todo esto
siempre y cuando no hubieras tirado la toalla.
Es un púgil muy ladino la poesía.
NERVADURA DE HOJA SECA
La juventud es una porrista de las más
sensuales.
Y también la más perversa.
Te presta atención
por un verano
– pero es tu automóvil
lo que en verdad le importa-
porque su novio (el capitán del equipo
de alguna cosa) se ha ido un mes
a un sitio cuyo nombre son puras
consonantes
a un certamen de Mrs. Mundo o a uno de
esos
talleres donde te enseñan a controlar la ira.
Músculos regresará
–regresa; en el otoño
me dicen los amigos.
Y ella
se desvanecerá
con sus colores de virgen medieval
y con tu convertible rojo de cartón
del cual todavía no pagaste ni una cuota.
Pero ella no desaparece
súbitamente. Camina
de espaldas y el viento no se anima
a mover sus faldas.
Paso a pasito
como si el camino
no tuviera apuro.
No nos deja
No nos deja
por el levantapesas, ni por nadie.
Nos deja por ella
y por nosotros: ella
la menos discreta de las acompañantes
que ahora oculta su rostro
y prefiere
no decir adiós.
SABIDURÍA
DE BAQUEANO
Se sabe: todos
los gatos, de noche
son hombres. Pero hoy parecen
virgencitas que nunca han ensayado. Dicen
que la noche salió rara
con una luna oscura que no miraba a nadie
como
prepoteando a los insomnes
por mirones.
Para mí que la noche
tiene
los días contados.
SECRETO
A VOCES
Quede claro: yo mismo vi
cuando la luna cabeceó como un equilibrista
que miró hacia abajo. Y es cierto
que casi se cae. Y se hubiera caído
si la
noche no hubiera hecho
lo que hizo.
Y me callo.
Le di mi palabra de poeta
LA PENA MÁXIMA
Por más que la muerte sea
Luis Suárez, le llevo ventaja.
Y cuando
pasa a mi lado
para poner la pelota en el punto penal
le digo bajito, casi adentro del oído: el que
lo ataja
se convierte en héroe y el que lo erra
es el hazmerreir
de Todo El Universo.
Le hago un guiño.
Le muevo el balón.
El juez
amenaza con echarme
por mi inconducta deportiva.
Me voy
despacio
con las medias bajas
bailoteando así
hasta línea del arco.
Ella
toma carrera. Eso es un toro.
Cierro fuerte los ojos
me arremango los pantaloncitos
y me
ajusto
los guantes
verdes de lana
que tejió la abuela.
Suárez –o lo que sea- también sufre un poco
creyendo que yo creo que no tengo
nada que perder. En eso, la muerte
se equivoca.
Pero no es cosa tampoco
de andarla avivando
justamente ahora.
Quedan unos segundos
antes del pistoletazo
de esa bola de hielo:
debo
convencerme
de apuro que soy
Lev Yashin.
“La Araña Negra”.
De apuro. Ya mismo.
Y si no
por lo menos, va a agarrarme
con las manos
calentitas.
LO QUE
CONTÓ MÁS TARDE LA SERPIENTE
(II)
Desde luego, grita,
golpea, destruye. Incluso
ha llegado a dormirse de puro enojado.
Dormirse durante siglos, sin soñar
nada
nada en absoluto
y de repente despertar
entre aullidos, empapado en vinagre
con un par de clavos en las manos.
En cuatro
palabras:
vive furioso consigo mismo.
Y ya no queda nadie en el Edén
(salvo la música de Bach)
a quien pueda
achacársele la culpa,
Desde que los echó, no juega
no canta, no baila.
Y ha dejado de rezar.
MIEDO DE
GATO
Le teme a
fantasmas y girasoles
de Van Gogh.
Al mediodía
se encierra en el ropero
y maúlla hasta que
parece cantar
bellamente
pero esa belleza
lo hace llorar;
llora un rato, rasguña
corbatas; rugiría, si pudiera.
Después afina un canto
que viene de lejos,
un disparo de ballesta
–tan lejano- que ni
siquiera se oyó.
Nos conocemos.
Hoy salió decidido
a mirarnos
a los ojos,
al sol y a mí.
LA PUERTA DEL CIELO
(al maestro Lenny)
El rico mira al camello
y al ojo de la aguja.
El
camello observa el ojo de la aguja
y de reojo
al hombre rico.
-Maldita bestia- grita el hombre.
Y le hace chasquear la cara de un latigazo.
-Si él fuera un poco menos obeso –piensa
el camello, lamiéndose la sangre.
Obedece. Todo camello
Encuentra su forma
de traicionar la revolución
MISERERE
(para
Gustavo castro Vega)
Era tal y tan precoz
mi conciencia sobre el punto
que podría decirse que aprendí a leer
a los solos efectos de escribir
mi biografía.
Lo supe desde siempre, desde
antes
incluso de saberlo. Una vida
llena
de palabras perennes y redondas, una vida
entera
me esperaba con sus 33 velitas, para ser
contada con crueldad barroca.
Y poner un
punto
o dos
o esos suspensivos.
Iba a ser
extraordinariamente interesante.
Como la de todos.
Pues bien
ahora que todo ha sido consumado
permíteme olvidar, Señor. Déjame ser
ese amputado
que siente el dolor del pie que ya no tiene.
Quiero morir con las sandalias puestas
VIDAS PASADAS
Traspasé, limpiamente, la médula de un hombre con
mi espada druida. Registré con minucia los
movimientos que iba haciendo su cuerpo hasta morir.
Eran tus profecías sus espasmos.
Emborrachado de ti, lapidé adúlteras y vírgenes.
Carpintero desde infante, fui famoso por mi
esmero en la construcción de cruces.
Me dejé clavar en el madero para complacerte. Cuando
todo había sido
consumado, arranqué con mis manos agujereadas
corazones infantiles y grabé tu nombre en ellos con
cuchillos de obsidiana, para que no te apagaras
como bombilla vieja. Estallaré. Para que brilles
como
nunca. Seré tu fiesta de fuegos de artificio. En
medio del estruendo de tu infinito amor en el que
todos
seremos arrastrados. Por fin, comprenderás que no
existes sin nosotros. Apiádate de
este humilde guerrero que te encomienda su alma,
Señor.
FOGATA
Mientras arde
el leño recuerda
todas las cruces que
fue
cuando era niño.
El fuego lo escucha.
Lo escucha y baila
lamiéndose a sí mismo
como un madero más
JORGE
CASTRO VEGA (Montevideo,
1963), abogado, crítico literario y teatral, escribió y publicó sostenidamente
en las últimas dos décadas del siglo XX, acumulando propuestas que le
valieron diversos premios, traducciones
y su inclusión en las más exigentes antologías de la poesía uruguaya: Primera línea (1982), Poesía de sitio (1985), Poesía involuntaria (1987), Poesía certificada (1989), Poesía arbitraria- Antología personal
(1989), Con motivo de Ana (1991), Un poco de sol (1993) y Cosas
que pasan (1997). En 1998 abandonó
su intensa actividad periodística en medios locales e internacionales e ingresó al Poder Judicial como magistrado;
nada ha publicado desde entonces. Actualmente se desempeña como juez en Montevideo, con competencia en
asuntos civiles, comerciales y contencioso-administrativos.
Los
poemas que aquí se publican pertenecen a un libro inédito que pone fin a un
paréntesis de más de quince años de silencio literario: COMO SI TAL COSA (2015)
(Nota bibliográfica confeccionada por el autor)
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Jorge Castro Vega,
Poesía,
Uruguay
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Pablo Queralt: Poemas
Pablo Queralt |
1
el azar es una arquitectura
sin color
un knock a la quijada
que arroja su luna con sus
casitas lúteas sus cuerpos
sus cielos escarbados oís
hervir sus aguas
partir el pan
ahí quedaste colgado
atrapado en su crujido
en su luz pétrea en el
arrullo
de los rayos de su mundo
que abren universos
o no llevan a ninguna parte
cierro los ojos leo su
escritura
vamos arrimando el bochin
estoy acá en su huella
pintado en su pared
colocando el agua para
beber
el primer lenguaje del día.
2
Se derrite la ciudad como un chupetín
continuo como siempre
hasta donde mis sentidos llegan
tan oscuro este mundo de lo bueno y lo malo a
través de su
sangre
esta entrando en mí
donde ellos ven el pique de la pelota
nosotros vemos belleza
la suela que avanza sobre su cielo bufandas
al viento
me gusta caminar en medio de la noche de cama
en cama
siguiendo
ese ruidito suave sigiloso que la muerte
busca
dar un paso más en su profundidad
cerrar una ventana mear sacarme el sueño
y despertar en un eco de lo que el miedo
destruye
la vergüenza es mi camino
murmuro mi deseo
esas son mis alas.
3
Emulsionados embriagados en ese exceso de
amor bombeados
por su sangre pisando nubes en el día
amarillo latiendo nuestra
propia vida
que encuentra su luz de estrógenos y
testosterona
formas que se me escapan de las fotos que
guardé y ya no son
nada como olas que salpican las nubes en esa
baranda me
siento a mirar donde comencé a ser un
extraño.
4
En ese aire de ir hasta el puente para sentir
pasar los autos
bajos los pies
su murmullo que golpea para que la muerte sea
lejana como
un viento borrando el tiempo el amarillo que
dibuja su retirada
y alza la alegría
de olvido solo para mirar lo que veo
5
Como la piedra que baja al fondo del río sigo
desenrollando ese
susurro este tiempo que alguien me dio
volviendo a la vida en
el borde trémulo
de la nube a estas puertas en su horizonte
infinito con mis
ruinas vivas borrando huellas antes de pasar
mi otra persona
su viejo reloj su cuerpo lleno de silencio y
agua jugando con su
corazón sin pensamiento.
6
Juntamos moneditas para ir a ver a los artistas
con sus cuerpos
que al terminar de usarse se dejan en su otra luz en otra
resurrección estoque
de donde todo surge y el cielo y el infierno
desaparecen y es un
momento deslizándose en este planeta con sus
viejas fotos que
adoramos en blanco y negro y las palabras que
no se pueden
olvidar dejadas en los oídos como sueños abandonados en el
fondo del placard cambiando de ropas encontrando su lugar al
salir somos otros distintos
a los que éramos.
Pablo Queralt. Poeta. Es curador de poesía de la
biblioteca de san Isidro, colaborador del suplemento cultural del diario El
pregón de Jujuy y diario Punto Uno de salta.
Publico varios
libros de poesía entre ellos el padre, late, perfume animal, coca, crack,
jazz. cocineros ser y ser visto.
Sus poemas
figuran en algunas antologías como 7 poetas salta bs as y poesia de bs as ed
hombre nuevo.
(Nota
bibliográfica enviada por el autor)
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Pablo Queralt,
Poesía
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