Lucila Nogueira |
IDENTIDAD
Yo soy solamente el espasmo de tu cuerpo
traigo el vértigo que acelera el sueño
soy ímpetu solar y esa exageración
de carne en trance que te aplaca los nervios
soy la rudeza que te inmoviliza
y esa dulzura armada de improviso
soy fuego absoluto en las ojivas
terciopelo con el que acaricio tus iras
yo soy ese desdén luciferino
por todo lo que es banal y sin poesía
y soy fiebre incesante, obsesiva
en una ansiedad para más allá de la vida
soy la niña frágil que resiste
y la que conquista el mundo, pero es triste
y este pecho doliente, debilitado
a soportar el mundo en intervalos
OLVIDO
Traigo la flor de la mandrágora en el vientre
y los vapores del opio me circundan
en el mirar una saudade iridiscente
y una melancolía de otros mundos
mi caída fue mi recomienzo
nací durante un eclipse de luna
la música me salvó muchas veces
y me dio fuerzas para vivir en vía pública
yo crecí al sabor de las intemperies
entre las formas extrañas de la locura
furor embriaguez engaño o fiebre
la ilusión de los sentidos me confunde
qué importa para el círculo de las noches
si tu paso es real o si es espejismo
no hay error en el sueño más oscuro
y la locura es la razón con otro rostro
el trance la posesión la mirada perdida
entre el fondo del abismo y la luz de los astros
estaba escrito en todos los libros
el triunfo inmortal de los insensatos
olvido lasitud sonambulismo
catáfora de un filtro embriagador
y la paz mayor venció el dígito
vulgar de las existencias imperfectas
dolor o lucidez, pulso o magia
¿fui víctima o señora de la belleza?
me maté cuando todo era alegría
– mi corazón nadie mató la sed
FIEBRE
Lo que yo hablo siempre tiene sentido
poco de lo que charlo me define:
espontáneo es el verso, claro y limpio
al registrar las proporciones del abismo
las palabras sólo acrecientan mi silencio
entre el mundo y las personas dividido
pero a la noche sola yo resucito
y paseo febril en el laberinto
donde una voz me llama eternamente
hada de la memoria de una raza extinta
y entre las guerras y máquinas perdido
juzgas racionalmente que yo deliro
fiebre consolidada en mi destino
como el acto solemne de estar vivo
como la piel imantada y complaciente
que se cierra una vez que es poseída
volcán lanzando lava sobre piedra
hielo que de las pendientes se derrite
y después queda así, desactivado
fuego capturado por la nieve
REAL GRANDEZA
Yo no sé si nací de esta manera
o si así me talló el sufrimiento
la soledad, la falta de caricias
como también la falta de dinero
sombra desmesurada en el silencio
encerrada sigo por las calles
atónita arrastrando sobre el pecho
mi incapacidad para el mundo
viejo instinto de muerte, pesadilla
y la sensación de caída por el sueño
el doble desdoblado: la Real Grandeza
que se repite a los veinticinco años
yo no sé si nací de esta manera
o si me fue pintando el desengaño
esfinge arrinconada entre la tierra
construyendo el equilibrio de la pirámide
LA DAMA DE ALICANTE
A Ângelo Monteiro
Me sé vestir de tonta, si preciso
como esa antigua Dama de Alicante
aunque al final sólo quede lo que yo enseño
cuna de gato que aprendí en la infancia.
Me sé cubrir de frágil, de improviso
bajo el furor de un caballero andante
y las llaves de la ciudad conduciendo
pedir que permanezca por encanto.
Filtros del amor, dulce pasión del abismo
navegan mi mirar, como esa dama
alegre que, misteriosamente
un día se suicidó en Alicante.
DESENCANTO
Yo amo la perfección únicamente
nada tengo que hacer en la especie humana
cada decepción me pone doliente
y el mundo entero es llanto y desencanto
Ave dilacerada que resiste
ya no sé rehacerme a cada instante
lavar diariamente la cara triste
efigie derrotada en el abandono
Ya no tengo la esperanza que conquista
y remite al pasado los desengaños
ya no sé engañarme, contorsionistas
que a la muerte deslumbráis con tantos planes...
EL MUNDO ES MÁS ABAJO
Pero todo es siempre injusto y repetido
nada que sea libre, mar cerrado
barca desesperada sobre el enigma
de donde nadie salió aliviado.
Pobre Lucila, el mundo es más abajo
muy alejado de las soberbias utopías
de tu sueño de infancia destronado.
Nada escapa al humano laberinto:
uno por uno van llegando al precipicio
tus héroes para siempre hechizados.
Vive de este bien poco que te queda:
el verso de los astros te persigue
infinito inmortal iluminado.
* Todas las piezas pertenecen al volumen A dama de Alicante (Oficina do Livro, 1990).
** Versiones: Demian Paredes, Buenos Aires, 2022.
Lucila Nogueira (1950-2016), poeta, ensayista, narradora y traductora, de identidad luso-gallega, nació en Rio de Janeiro y creció, estudió y vivió en la ciudad de Recife (Pernambuco). Fue profesora universitaria, integró la Academia Pernambucana de Letras y recibió importantes premios en todo el Brasil.
En poesía, publicó Almenara (1978, Premio de Poesía Manuel Bandeira en Pernambuco), Peito aberto (1983), Quasar (1986), A dama de Alicante (1990), Zinganares (1998), A quarta forma do delirio (2002), Refletores (2002), Bastidores (2002), Estocolmo (2004) y Mas não demores tanto (2011), entre muchos otros títulos. En Francia, Estados Unidos, Colombia y Cuba sus libros fueron traducidos y publicados.