jueves, 25 de septiembre de 2014

Alejo Carbonell: 2 poemas


Alejo Carbonell











Lo notable es cómo llega la savia hasta las ramas más altas

Buscando un espiral subí a un banquito
para mirar arriba de la heladera
y encontré un porro bastante entero
entre las hebras de pelusa engordadas por la grasa de la cocina.

Ni mis padres ni mis hijos
saben que en esta casa se fuma marihuana
son muchas las cosas que dejamos sin decir
las cosas que no sabemos.

Papá tiene ochenta y un años
sesenta de servicio al partido
sale a caminar de esquina a esquina  con un bastón
la gente grita y él levanta el brazo
con el reflejo de un caudillo,
ni escucha las palabras ventosas que llegan
desde una motito cincuenta, una bicicleta
saluda sin voltear la cabeza
para no perder el equilibrio
y los días que anda bien me cuenta puteríos
de los escritores que admiro y con los que compartió
una reunión clandestina o una pensión.

Papá y yo somos una célula.
Ahora adhiere al gobierno nacional,
tenemos una hipótesis de conflicto en el seno familiar.
Claramente su posición está alineada
con el partido, alineado
pero hay un manto de piedad sobre la cuestión.
No es un tema de fondo
estamos de acuerdo en que este gobierno
apuesta por desclasar los sujetos y los objetos.

Sus amigos del pueblo quieren declararlo ciudadano ilustre
y un poco prendió la idea.
El otro día me pidió una opinión:
le dije que sus amigos querían inaugurar
una larga lista de ciudadanos ilustres que los incluya.
Mamá salió de la pieza como un rayo
para agregar que él no luchó tanto
para que le entreguen un certificado.
Ella es el brazo obrero del asunto
la que impide que esteticemos la pobreza
la que exige que hagamos literatura
sin apología del entorno.

Soy un adulto en su meseta expansiva
y la espalda de papá es una curva libre y veloz.
Ya hace años que me delegó
las tareas de un secretario político
así que fue al bar
que no es un bar sino la cantina de un club
y en pleno aperitivo del sábado
dijo en la mesa numerosa
que se pierdan la ciudadanía ilustre por el culo.
Así están las cosas
le dije que no acepte un premio
de las instituciones burguesas
y me guardé que no podré llorar su ausencia
ni remotamente como la de Spinetta.


A cada Gramsci su Vaticano

Discutamos esto:
ante los conatos revolucionarios
el vaticano doméstico fue el progresismo.
Cuando la derecha avanza
el que otorga créditos a la orgánica manzanera
es el progresismo.
Hace rato  que los peronistas
no tienen un gesto que los nombre
                                        –meter las patas en la fuente hoy
                                        sería una intervención artística–      
dos bombas de estruendo y todos a militar por internet.
El auxiliar contable de la historia
el que le pone nombres pretenciosos a sus herramientas
el que baja las persianas del boliche cuando se corta la luz
es el progresismo.
Ya lo dijo el gaucho con hemorroides:
quien tiene culo, tiene miedo.


Alejo Carbonell (Concepción del Uruguay, Entre Ríos, 1972) Poeta, narrador, guionista de historietas y editor. En poesía ha  publicado: No nada nunca (1995); Pescados (2007); Rocamora (2008); Sendero luminoso (2013). Participa en la editorial Caballo negro y es miembro del staff organizador del Festival Internacional de Poesía y del Festival Internacional de Literatura de la ciudad de Córdoba.