jueves, 10 de marzo de 2011

Gonzalo Aguilar - Emiliano Jelicié: Borges va al cine.

Borges va al cine. Libraria Ediciones, Buenos Aires, 2011.










            En 1996, Hanns Zischler –actor de culto que trabajó en filmes de Wim Wenders, Jean Luc Godard y Steven Spielberg– escribió un libro muy bello y curioso que, rápidamente, se tradujo a varios idiomas: Kafka va al cine. Con paciencia y amor por su objeto, Zischler recorrió las cinematecas de Praga, Berlín y París con el único fin de ver o reconstruir las películas (muchas de ellas perdidas) que Kafka menciona en sus Diarios. Sin grandes interpretaciones ni teorías, el autor nos cuenta cómo eran las salas de cine de aquella época, quiénes eran las estrellas, qué se buscaba en las películas.
           
            Inspirándonos en este libro pero también buscando un perfil propio, nos hemos propuesto realizar una serie de títulos que tienen como tema la relación de ciertos escritores o artistas argentinos con el cine. Es decir, ya no con las películas –como generalmente ha hecho la crítica– sino con el cine como espacio y como lugar social. Con este punto de partida, la colección Los escritores van al cine se detiene en la manera en que autores como Jorge Luis Borges, Manuel Puig, Roberto Arlt, Homero Manzi, Adolfo Bioy Casares y Victoria Ocampo se relacionan con el cine de su época.

            Borges va al cine reconstruye a partir de los textos de Borges sobre cine y de algunos episodios de su vida, diferentes aspectos de la historia del cine en la Argentina. Cómo se fundó el primer cineclub y cómo Borges escribió sobre las películas exhibidas allí con una mirada que lo distanciaba de sus fundadores (Horacio Coppola, Jorge Romero Brest y José Luis Romero). Cómo fue recibida Hallelujah de King Vidor y qué fue lo que Borges encontró en este film. Cuál era la recepción porteña del cine de Josef Von Sternberg y cómo Borges dialogaba o discutía con ella. Cómo vivió Borges la adaptación de “Emma Zunz” por Leopoldo Torre Nilsson y cuál fue la reacción de la crítica. Por qué Borges siendo ciego iba al cine a ver películas como Citizen Kane de Orson Welles. Los textos sobre cine de Borges son de una gran importancia, pero a menudo son leídos aisladamente y no en el contexto en el que circularon y fueron producidos. A diferencia de uno de los mejores libros escritos sobre el autor de “El aleph” –nos referimos a Borges y el cine de Edgardo Cozarinsky–, nuestro libro pretende reconstuir diferentes momentos de la historia de la recepción del cine en el siglo XX, considerando el cine como espacio y como lugar social, para recuperar un aspecto olvidado de nuestra historial cultural.

Edgardo Cozarinsky, escribe en la contratapa de Borges va al cine: De entrada, Gonzalo Aguilar y Emiliano Jelicié anuncian el blanco: restituir el contexto histórico, social, cultural en que Borges fue al cine a lo largo de su vida. Y lo que surge no es solo la silueta de ese hombre desdichado, malicioso irrefrenable y bricoleur genial; es la Argentina de los conservadores y la de Apold, con todas sus contradicciones. Lo leí de un tirón, divertido y sorprendido por muchas informaciones que no tenía.

Los autores proponen un Borges va al cine que me dicen haber escrito “bajo el influjo benéfico” de un librito del que he tomado distancia: hace muchos años, el que yo era entonces cometió un volumen que mereció reediciones con nombres variables: Borges y el cine. Hoy me halaga que Aguilar y Jelicié lo recuerden y solo deseo que este, el libro de ellos, excelente, borre la existencia de aquel otro.