Allen Ginsberg |
El
poeta es sacerdote
El
dinero ha calculado el alma de América
El
congreso rompe a través de todo hacia el precipicio de la Eternidad
el
presidente ha construído una máquinaria bélica que habrá de vomitar y arrancar
a Rusia fuera de Kansas
El
siglo norteamericano es traicionado por un loco Senado que
ya no comparte el lecho con su esposa
Franco
ha asesinado a Lorca el duende marica hijo de Whitman
mientras
que Mayakovsky se suicidó para evitar a Rusia
Hart
Crane distinguido platónico se suicidó para derrumbar
la América equivocada
al
tiempo que millones de toneladas de trigo humano eran quemadas en secretas
cavernas bajo la Casa Blanca
mientras
la India moría de hambre y aullaba y comía perros
rabiosos llenos
de
lluvia y montañas de huevos eran reducidos al blanco polvo en los salones
del congreso
ningún
hombre temeroso de Dios caminará allí de nuevo debido al olor
de los podridos huevos de América
y
los indígenas de Chiapas continúan
masticando sus tortillas
sin vitaminas
los
aborígenes de Australia quizás parloteen en los solitarios desiertos sin huevos
y
yo raramente como un huevo en el desayuno a pesar de que mi trabajo requiere
huevos infinitos para llegar al
nacimiento en la Eternidad
los
huevos deberían ser comidos o entregados a sus madres
y
el dolor de las innumerables gallinas de América es expresado
por el griterío de sus
comediantes en la radio
Detroit
ha fabricado un millón de automóviles de los árboles de caucho y
fantasmas
pero
yo camino, yo camino, y el Oriente camina conmigo, y toda el África
camina
y
tarde o temprano Norteamérica habrá de caminar
pues
como hemos echado al Ángel Chino de nuestra puerta él
habrá de echarnos dela Dorada
Puerta del futuro
no
hemos abrigado pena alguna por Tanganica
Einstein
en vida soportó la burla debido a sus políticas celestiales
A
Bertrand Russell lo echaron de Nueva York por encamarse
y
el inmortal Chaplin ha sido expulsado de nuestras costas con
la rosa entre sus dientes
una
secreta conspiración de la
Iglesia Católica en los lavatorios del
Congreso ha negado
anticonceptivos a las crecientes masas
de la India.
Nadie
publica una palabra que no sean los cobardes desvaríos de un robot
de una mentalidad depravada
el
día de la publicación de la verdadera literatura del cuerpo Norteamericano
será el día de la revolución
la
revolución del cordero erótico
la
única revolución sin sangre que regala maíz
el
desdichado Genet habrá de iluminar las cosechadoras de Ohio
La
marihuana es un narcótico benévolo pero J. Edgar Hoover prefiere
su whisky mortal
Y
la heroína de Lao-Tzé y el Sexto Patriarca
son castigados
en la silla eléctrica
pero
los pobres adictos enfermos no tienen ningún lugar donde apoyar sus cabezas
maliciosos
funcionarios de nuestro gobierno han creado una violenta cura de total
prohibición tan obsoleta
como el Sistema de Alarma Temprana de Radar.
Yo
soy el Sistema de Alarma Temprana de Radar
Yo
no veo otra cosa que no sean bombas
No
me interesa impedir que Asia sea Asia
y
los gobiernos de Rusia y Asia surgirán y caerán pero
Asia y Rusia no caerán
el
gobierno de Norteamérica también se desplomará pero como puede
Norteamérica caer
Yo
dudo si alguien habrá de caer alguna vez excepto
afortunadamente
todos los gobiernos se desplomarán
los
únicos que tendrán otra suerte son los buenos y justos
y
los buenos y justos todavía no existen
Pero
algún día habrán de existir ellos existen en mis poemas
existen
en la muerte de los gobiernos de Rusia y Norteamérica
existen
en la muerte de Hart Crane y Mayakovsky
Ahora
es el tiempo de la profecía sin la muerte como consecuencia
finalmente
el universo habra de desaparecer
Hollywood
se pudrirá en los molinos de viento de la Eternidad
Hollywood
cuyas películas se pegan en la garganta de Dios
Si
Hollywood recibirá lo que se merece
Tiempo
La
radio filtra gas nervioso
La
historia transformará este poema en profesía y su horrible simpleza será
una feísima música
espiritual
Yo
poseo el gemido de las palomas y las plumas del extásis
El
hombre no puede resistir por mucho tiempo el hambre del abstracto caníbal
La
guerra es abstracta
el
mundo será destruído
pero
yo sólo habré de morir por la poesía, eso habrá de salvar al mundo
Aún
no han reunido el dinero para erigirle un monumento a Sacco y Vanzetti que
ennoblecería a Boston
los
nativos de Kenia atormentados por los estafadores de Inglaterra
Sud
África en las manos del blanco tonto
Vachel
Lindsay Ministro del Interior
Poe
Ministro de la Imaginación
Pound
Ministro de Economía
Kra
pertenece a Kra y Pukti a Pukti
cruzada
fertilización entre Blok y Artaud
la
oreja de Van Gogh impresa en los billetes
basta
de hacerle propaganda a los monstruos
y
los poetas deberían mantenerse alejados de la política o transformarse en
monstruos
yo
me he transformado en un ser monstruoso debido a la política
el
poeta ruso indudablemente mostruoso en su secreta libreta
el
Tibet debería no debería ser molestado
Estas
son profecías obvias
Norteamérica
será destruída
Los
poetas Rusos batallarán con Rusia
Whitman
advirtió acerca de esta “ mítica condenada nación entre las naciones”
¿Dónde
estaba Theodore Roosevelt cuando él envió sus ultimatums desde su
castillo en Camden
Dónde
estaba la cámara de diputados cuando Crane leyó en voz alta
sus libros
proféticos
Qué
estaba planeando Wall Street cuando Lindsay anunció
la ruina del
dinero
Estaban
ellos escuchando mis desvaríos en el vestuario de las Oficinas de Empleo
del Bickfords?
¿Acaso
ellos acercaban sus orejas a los gemidos de mi alma cuando yo forcejeaba
con
estadísticas de
mercado en el Foro
en Roma?
No,
ellos estaban peleando en feroces oficinas, sobre alfombras de infarto,
gritando y
negociando con el Destino
luchando
contra esqueletos con sables, mosquetes, dientes de macho cabrío, indigestión,
bombas de
latrocinio, putañerío, cohetes, pederastía,
acorralados
luchando para multiplicar esposas, departamentos, jardines,
suburbios, el
reino de la fantasía,
portorriqueños
apiñados para la masacre en la calle 114 motivados por la imitación de
un
refrigerador chino moderno
Los
elefantes de la piedad asesinados por el placer de tener una jaula de aves
isabelina
millones
de agitados fanáticos en el manicomio por el propio bien de la aullante
soprano de la
industria
El
cantar del dinero de los jaboneros simios del dentifrico en la televisión
desodorantes
sobre hipnóticas sillas
insaciables
buscadores de petroleo en Tejas los rastros de los aviones jet entre
las nubes
escritores
del firmamento mentirosos frente al rostro de la Divinidad carniceros
asesinos de sombreros y zapatos
con grandes colmillos, todos
Propietarios!
Propietarios! Propietarios! Obsesionados por
la
propiedad y la desvaneciente
individualidad !
y
sus extensos editoriales sobre la cerca del negro aullante atacado por hormigas
que salen
arrastrándose de la primera página !
Maquinaria
de un masivo sueño electrónico! Una
creadora de guerras Puta de Babilonia
bramando sobre
Capitolios y Academias !
Dinero!
Dinero! Dinero! el loco celestial
chillón dinero de la ilusión ! Dinero construido
de nada,
hambre, suicidio ! Dinero del fracaso!
Dinero de la Muerte!
El
dinero enfrentando la
Eternidad! y los fuertes molinos de la eternidad muelen
–expulsan
el inmenso
papel de la ilusión !
París, 1958
(Versión
Esteban Moore)
Allen Ginsberg fue sin duda
una de las personalidades del siglo XX, uno de los poetas que establece el tono
definitivo de la poesía norteamericana, dejando su marca e influencia en la
literatura contemporánea. Reconocido además como uno de los padres espirituales
del Flower Power y del hippismo, movimientos sociales que se extendieron por el
mundo entero. Tuvo una participación activa en los grupos que se opusieron a la
guerra en Vietnam, se asoció al Movimiento por los Derechos Civiles y dio su
apoyo a todas las organizaciones defensoras de la libertad de expresión. Las
minorías étnicas, sexuales y religiosas hallaron en él una voz solidaria
dispuesta a hacer del compromiso una razón de vida.
Recibió premios, honores y becas, éstas no le impidieron convertirse en una de las fuentes de mayor energía creativa de esa comunidad de mentes lúcidas conformada por los beats y el administrador de lo que muchos en tono burlón bautizaron como la Empresa Allen Ginsberg (“Allen Ginsberg Industries”) que contaba con una oficina en Nueva York desde la cual emitía sus ‘mensajes’ al mundo. Su generosidad no conoció límites, en sus últimos días de vida, mientras agonizaba, dedicó muchas horas de su escaso tiempo para hablar con sus amigos por teléfono y la conversación incluyó siempre una pregunta directa: “¿Necesitás dinero?” 1
En la década de los 60 su interés por la música popular lo llevó a conocer a los Beatles y desarrollar una amistad con ellos, particularmente con John Lennon. Compartió el escenario con The Fugs y Jefferson Airplane. Bob Dylan, lo incluyó en una de sus extensas giras por todo el país (Rolling Thunder Review). Sus intervenciones en radio y televisión, siempre controvertidas y espectaculares, lo convirtieron en una figura pública, hecho que aprovechó para hacer conocer su poesía y la de otros autores admirados por él.
En los años setenta fundó junto a Anne Waldman una escuela de poesía alternativa fuera de los ámbitos tradicionales de enseñanza, un sitio donde los poetas pudieran transmitir su experiencia. La llamó “The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics”, un claro y sincero homenaje a uno de sus grandes amigos de la juventud. El objeto de esta escuela no era sólo difundir aquellas estéticas que no hallaban un lugar en la universidad, sino actuar como centro de oportunidades para muchos poetas y escritores marginados del circuito académico.
Nació el 3 de junio de 1926 en la ciudad de Newark, Nueva Jersey. Asistió a la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York de la que fue expulsado, allí conoció a Jack Kerouac, a Neil Cassady y a Herbert Huncke. En ese período tumultuoso de su vida para evitar una condena en la prisión estatal, luego de ser arrestado junto a otras personas a bordo de un auto robado, se declara mentalmente incapacitado y el juez lo obliga a permanecer ocho meses en un instituto psiquiátrico. Nuevamente en libertad decide reiniciar su vida, se declara heterosexual y comienza a trabajar como creativo en una agencia de publicidad. Insatisfecho con esta vida rutinaria hace pública su homosexualidad y cambia varias veces de empleo. Fue sucesivamente lavaplatos, sereno y soldador en una metalúrgica. Luego finalmente acepta los consejos de Jack Kerouac y se traslada a la Costa Oeste. En aquellos primeros años de la década de los cincuenta, cuando él arriba a la ciudad de San Francisco, “...el portal a Oriente de los Estados Unidos de América…” según Rudyard Kipling 2, caracterizada por Bret Harte como “…serena, indiferente al destino… guardiana de dos continentes…”, “…el último refugio de los bohemios…” en la opinión de Karl Shapiro, ésta era el centro de una intensísima actividad cultural que se desarrollaba en toda la región de la bahía. En el campo de la performance Kenneth Rexroth y Kenneth Patchen leían sus poemas en público acompañados por músicos de jazz. Lawrence Ferlinghetti, quien se había instalado allí en 1950 y que en ocasiones participaba de estas veladas en The Cellar (El sótano), escribía en esa época sus “mensajes orales espontáneos”, textos concebidos por su autor para ser escuchados, en los que registra definitivamente la dicción del habla coloquial que ya nunca se ausentaría de su discurso poético. En el centro de poesía de la Universidad local, dirigido por Ruth Witt-Diamant, y en cafés y galerías de arte, se organizaban lecturas de poesía en las cuales era posible enterarse de las últimas tendencias poéticas, o de lo que estaban produciendo el surrealista Philip Lamantia o el casi místico y católico William Everson. 3
Esta ciudad relajada y tranquila se convirtió en un involuntario punto de reunión para varios poetas: Ginsberg, Jack Kerouac, Philip Whalen, James Harmon, Michael McLure, Robert Creeley, Gary Snyder y Gregory Corso. En la casa de Kenneth Rexroth podían intercambiar opiniones con Lew Welch, Robert Duncan y Jack Spicer. Rexroth era un escritor que al igual que William Carlos Williams, discutía con los poetas más jóvenes acerca de sus teorías estéticas, les brindaba su apoyo, y escribía generosas cartas de recomendación. Su hogar se había convertido en uno de los centros culturales más importantes de la ciudad.
En octubre de 1955, siguiendo la recomendación de Rexroth, el poeta organiza una lectura de poemas en la Galería Six, una pequeña galería de arte cercana a Embarcadero, donde exponían su obra los artistas jóvenes de la ciudad y ocasionalmente se realizaban conciertos y lecturas de poemas. Leerían allí su trabajo la noche del 7, McClure, Snyder, Whalen, Lamantia y Ginsberg. Rexroth se habia ofrecido para oficiar de maestro de ceremonias. Entre el público estaban Ferlinghetti y Kerouac.4
Esa noche, que luego sería llamada por la prensa local la del “Renacimiento poético” de San Francisco, Ginsberg leyó un texto sobre el cual estaba trabajando hacía algunos años y que no tenía intención de publicar: Howl (Aullido). Cantó sus versos, los gimió, y en la parte final de su lectura estuvo al borde del llanto. Esta performance causó una emotiva reacción en el público. Él comprendió entonces que liberando su personalidad sobre el escenario podía conmover a otras personas. La idea de crear una nueva audiencia para la poesía ya no le pereció tan descabellada.
Con Aullido no sólo comienza un tiempo en la literatura norteamericana sino que también se inicia un nuevo estilo de composición. Ginsberg dice que él sigue el modelo de Kerouac y que su objetivo es calcar en la página los pensamientos de la mente y sus sonidos. Ésta debe ser comprendida como la “escritura de la mente”. Este procedimiento fue descrito por su maestro el venerable, Chögyam Trumpa, como el resultado natural de su consigna: “Primer pensamiento, el mejor pensamiento”. Esta definición, insistiría Ginsberg, siempre es paralela a la de Kerouac: “La mente es la belleza de la forma”. Este poema seminal plantea el regreso a una tradición que muchos poetas en su país habían desatendido: la de Whitmam, Apollinaire, Artaud, Lorca, William Carlos Williams y Mayacovsky. El suyo es un intento de expandir la propia tradición insertando voces diversas, combinando los largos versos de Whitman, el tono de ciertos poemas de Christopher Smart (Jubilate Agno), de Percy Bysshe Shelley (Adonais, Ode to the West Wind), las iluminaciones de Blake, con la renovada apreciación de la naturaleza de la forma del cubismo francés y español y la poesía onomatopéyica del entonces olvidado Kurt Schwitters.5
Aullido ,según su propio autor, fue construido como una letrina de ladrillos, parte por parte, dentro de una estructura rítmica que se desarrolla y crece continuamente en sí misma. Podemos agregar que el contrapunto de los sonidos en sus tres niveles: el de las palabras en una misma línea, el de las líneas en una misma parte y el de las partes del poema entre sí, es fundamental para la comprensión de los significados de este texto que podemos comparar con la figura de un triángulo equilátero, en el que el ritmo nace de su vértice superior y se expande hacia la base, modelándose en el propio aliento del autor.
Ginsberg leyó incansablemente la obra de Pound y en particular Los Cantos, que para él se sostienen a través del ritmo, del contrapunto logrado cuando cada frase enfrenta su propio eco. La reconstrucción sobre la página de lo que él denomina los sonidos de la mente, los compaces naturales de la lengua, señalan la importancia otorgada al ritmo en tanto elemento constitutivo del poema. Noción que proviene de Pound quien en su “Treatrise on Metric” lo compara con las formas, como pueden ser “la quilla de un barco o el motor de un automóvil”, antes de declarar enfáticamente: “El ritmo es una forma del tiempo”. Pero, quizás la influencia más grande que podemos percibir en el autor de La caída de América y Wichita Vortex Sutra, es la de su maestro William Carlos Williams cuya escritura rescata la vivacidad y espontaneidad del lenguaje coloquial.
La escritura de los Beats emergió en una época en que la literatura norteamericana, según Paul Hoover, estaba caracterizada por un exceso de decoro y formalismo. Ellos encarnaron una actitud poética antiintelectual y antijerárquica, en la que la búsqueda de visiones y revelaciones no está reservada sólo a aquellos que pueden darle expresión literaria o artística, sino que debe ser compartida por todos los que rechazan el pasado y el futuro por igual, por todos los que se rebelan contra toda forma de autoridad u organización social, por todos aquellos que desean aguzar sus sentidos para enriquecer su propio diálogo con la existencia. Ellos no deseaban controlar la naturaleza, los eventos o a las personas. Sabían que vivían en un mundo que se encaminaba a su propia destrucción y que eran necesarias respuestas renovadas. En este proceso que se sucede dentro de los extendidos y difusos límites de lo que se llamó Movimiento Beat, toda forma de conocimiento que permitiera ampliar las fronteras de la percepción fue aceptada. Los beats contemplaron al mundo de una manera diferente a partir de sus lecturas de textos pertenecientes a la tradición del Budismo-Zen, de su creencia en que la interacción de distintas concepciones religiosas conformaría una nueva conciencia espiritual, de su reconocimiento de las culturas indígenas y de sus experiencias con alucinógenos, entre otras cosas.
Todos aquellos que formaron parte de lo que en la actualidad se reconoce como el Movimiento beat o la Generación Beat (denominaciones que pertenecen al mundo de la periodización historiográfica, que podrán denotar, pero nunca connotar la profundidad de la transformación que se opera a partir de ellos en la mente contemporánea) cultivaron en sus discursos distintos grados de diversidad estética, desarrollaron poéticas reconocibles; para ellos las tendencias estéticas, como las lenguas, no se imponen unas a otras: traducen, se integran, colaboran, realizan prestámos, y en este contexto recrean la significación lingüística
Lawrence Ferlinghetti explica este fenómeno de la siguiente manera: Si has estado leyendo acerca de la interpretación de las poéticas de los Beats (especialmente la de Ginsberg) hallarás en ellas que los términos ‘poético’ y ‘poéticamente’ son en realidad ‘malas palabras’, deben ser evitados. Lo concreto es lo más poético. El detalle exacto, sin bordados adicionales. De esto trata precisamente la ética de los Beats.6 Una ética que asumiera la nueva sensibilidad ante la belleza que se estaba produciendo y que diera cuenta de ella en su percepción poética. Las palabras de Ferlinghetti son de algún modo la traducción actual de aquéllas de Ezra Pound: “El objeto en su naturalidad es siempre el símbolo adecuado.”
1- Lawrence Ferlinghetti, relato oral.
2- Rudyard Kipling, From Sea to Sea, Letters of travel, vol.1, p.471 Macmillan and Co.,London 1909.
3-Golden Gate, Five San Francisco Poets, ed. David Meltzer, Wingbow Press,
San Francisco, 1976.
4- The Birth of the Beat Generation, Steven watson, Pantheon Books, New York, 1998.
5-Allen Ginsberg, Howl, Final text, ed. Barry Miles, Harper & Row, New York, 1986.
6-Lawrence Ferlinghetti, Viajes por América desierta, p. 11, traducción Esteban Moore, Ediciones UNESCO/Graffiti, Montevideo, 1996,
Recibió premios, honores y becas, éstas no le impidieron convertirse en una de las fuentes de mayor energía creativa de esa comunidad de mentes lúcidas conformada por los beats y el administrador de lo que muchos en tono burlón bautizaron como la Empresa Allen Ginsberg (“Allen Ginsberg Industries”) que contaba con una oficina en Nueva York desde la cual emitía sus ‘mensajes’ al mundo. Su generosidad no conoció límites, en sus últimos días de vida, mientras agonizaba, dedicó muchas horas de su escaso tiempo para hablar con sus amigos por teléfono y la conversación incluyó siempre una pregunta directa: “¿Necesitás dinero?” 1
En la década de los 60 su interés por la música popular lo llevó a conocer a los Beatles y desarrollar una amistad con ellos, particularmente con John Lennon. Compartió el escenario con The Fugs y Jefferson Airplane. Bob Dylan, lo incluyó en una de sus extensas giras por todo el país (Rolling Thunder Review). Sus intervenciones en radio y televisión, siempre controvertidas y espectaculares, lo convirtieron en una figura pública, hecho que aprovechó para hacer conocer su poesía y la de otros autores admirados por él.
En los años setenta fundó junto a Anne Waldman una escuela de poesía alternativa fuera de los ámbitos tradicionales de enseñanza, un sitio donde los poetas pudieran transmitir su experiencia. La llamó “The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics”, un claro y sincero homenaje a uno de sus grandes amigos de la juventud. El objeto de esta escuela no era sólo difundir aquellas estéticas que no hallaban un lugar en la universidad, sino actuar como centro de oportunidades para muchos poetas y escritores marginados del circuito académico.
Nació el 3 de junio de 1926 en la ciudad de Newark, Nueva Jersey. Asistió a la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York de la que fue expulsado, allí conoció a Jack Kerouac, a Neil Cassady y a Herbert Huncke. En ese período tumultuoso de su vida para evitar una condena en la prisión estatal, luego de ser arrestado junto a otras personas a bordo de un auto robado, se declara mentalmente incapacitado y el juez lo obliga a permanecer ocho meses en un instituto psiquiátrico. Nuevamente en libertad decide reiniciar su vida, se declara heterosexual y comienza a trabajar como creativo en una agencia de publicidad. Insatisfecho con esta vida rutinaria hace pública su homosexualidad y cambia varias veces de empleo. Fue sucesivamente lavaplatos, sereno y soldador en una metalúrgica. Luego finalmente acepta los consejos de Jack Kerouac y se traslada a la Costa Oeste. En aquellos primeros años de la década de los cincuenta, cuando él arriba a la ciudad de San Francisco, “...el portal a Oriente de los Estados Unidos de América…” según Rudyard Kipling 2, caracterizada por Bret Harte como “…serena, indiferente al destino… guardiana de dos continentes…”, “…el último refugio de los bohemios…” en la opinión de Karl Shapiro, ésta era el centro de una intensísima actividad cultural que se desarrollaba en toda la región de la bahía. En el campo de la performance Kenneth Rexroth y Kenneth Patchen leían sus poemas en público acompañados por músicos de jazz. Lawrence Ferlinghetti, quien se había instalado allí en 1950 y que en ocasiones participaba de estas veladas en The Cellar (El sótano), escribía en esa época sus “mensajes orales espontáneos”, textos concebidos por su autor para ser escuchados, en los que registra definitivamente la dicción del habla coloquial que ya nunca se ausentaría de su discurso poético. En el centro de poesía de la Universidad local, dirigido por Ruth Witt-Diamant, y en cafés y galerías de arte, se organizaban lecturas de poesía en las cuales era posible enterarse de las últimas tendencias poéticas, o de lo que estaban produciendo el surrealista Philip Lamantia o el casi místico y católico William Everson. 3
Esta ciudad relajada y tranquila se convirtió en un involuntario punto de reunión para varios poetas: Ginsberg, Jack Kerouac, Philip Whalen, James Harmon, Michael McLure, Robert Creeley, Gary Snyder y Gregory Corso. En la casa de Kenneth Rexroth podían intercambiar opiniones con Lew Welch, Robert Duncan y Jack Spicer. Rexroth era un escritor que al igual que William Carlos Williams, discutía con los poetas más jóvenes acerca de sus teorías estéticas, les brindaba su apoyo, y escribía generosas cartas de recomendación. Su hogar se había convertido en uno de los centros culturales más importantes de la ciudad.
En octubre de 1955, siguiendo la recomendación de Rexroth, el poeta organiza una lectura de poemas en la Galería Six, una pequeña galería de arte cercana a Embarcadero, donde exponían su obra los artistas jóvenes de la ciudad y ocasionalmente se realizaban conciertos y lecturas de poemas. Leerían allí su trabajo la noche del 7, McClure, Snyder, Whalen, Lamantia y Ginsberg. Rexroth se habia ofrecido para oficiar de maestro de ceremonias. Entre el público estaban Ferlinghetti y Kerouac.4
Esa noche, que luego sería llamada por la prensa local la del “Renacimiento poético” de San Francisco, Ginsberg leyó un texto sobre el cual estaba trabajando hacía algunos años y que no tenía intención de publicar: Howl (Aullido). Cantó sus versos, los gimió, y en la parte final de su lectura estuvo al borde del llanto. Esta performance causó una emotiva reacción en el público. Él comprendió entonces que liberando su personalidad sobre el escenario podía conmover a otras personas. La idea de crear una nueva audiencia para la poesía ya no le pereció tan descabellada.
Con Aullido no sólo comienza un tiempo en la literatura norteamericana sino que también se inicia un nuevo estilo de composición. Ginsberg dice que él sigue el modelo de Kerouac y que su objetivo es calcar en la página los pensamientos de la mente y sus sonidos. Ésta debe ser comprendida como la “escritura de la mente”. Este procedimiento fue descrito por su maestro el venerable, Chögyam Trumpa, como el resultado natural de su consigna: “Primer pensamiento, el mejor pensamiento”. Esta definición, insistiría Ginsberg, siempre es paralela a la de Kerouac: “La mente es la belleza de la forma”. Este poema seminal plantea el regreso a una tradición que muchos poetas en su país habían desatendido: la de Whitmam, Apollinaire, Artaud, Lorca, William Carlos Williams y Mayacovsky. El suyo es un intento de expandir la propia tradición insertando voces diversas, combinando los largos versos de Whitman, el tono de ciertos poemas de Christopher Smart (Jubilate Agno), de Percy Bysshe Shelley (Adonais, Ode to the West Wind), las iluminaciones de Blake, con la renovada apreciación de la naturaleza de la forma del cubismo francés y español y la poesía onomatopéyica del entonces olvidado Kurt Schwitters.5
Aullido ,según su propio autor, fue construido como una letrina de ladrillos, parte por parte, dentro de una estructura rítmica que se desarrolla y crece continuamente en sí misma. Podemos agregar que el contrapunto de los sonidos en sus tres niveles: el de las palabras en una misma línea, el de las líneas en una misma parte y el de las partes del poema entre sí, es fundamental para la comprensión de los significados de este texto que podemos comparar con la figura de un triángulo equilátero, en el que el ritmo nace de su vértice superior y se expande hacia la base, modelándose en el propio aliento del autor.
Ginsberg leyó incansablemente la obra de Pound y en particular Los Cantos, que para él se sostienen a través del ritmo, del contrapunto logrado cuando cada frase enfrenta su propio eco. La reconstrucción sobre la página de lo que él denomina los sonidos de la mente, los compaces naturales de la lengua, señalan la importancia otorgada al ritmo en tanto elemento constitutivo del poema. Noción que proviene de Pound quien en su “Treatrise on Metric” lo compara con las formas, como pueden ser “la quilla de un barco o el motor de un automóvil”, antes de declarar enfáticamente: “El ritmo es una forma del tiempo”. Pero, quizás la influencia más grande que podemos percibir en el autor de La caída de América y Wichita Vortex Sutra, es la de su maestro William Carlos Williams cuya escritura rescata la vivacidad y espontaneidad del lenguaje coloquial.
La escritura de los Beats emergió en una época en que la literatura norteamericana, según Paul Hoover, estaba caracterizada por un exceso de decoro y formalismo. Ellos encarnaron una actitud poética antiintelectual y antijerárquica, en la que la búsqueda de visiones y revelaciones no está reservada sólo a aquellos que pueden darle expresión literaria o artística, sino que debe ser compartida por todos los que rechazan el pasado y el futuro por igual, por todos los que se rebelan contra toda forma de autoridad u organización social, por todos aquellos que desean aguzar sus sentidos para enriquecer su propio diálogo con la existencia. Ellos no deseaban controlar la naturaleza, los eventos o a las personas. Sabían que vivían en un mundo que se encaminaba a su propia destrucción y que eran necesarias respuestas renovadas. En este proceso que se sucede dentro de los extendidos y difusos límites de lo que se llamó Movimiento Beat, toda forma de conocimiento que permitiera ampliar las fronteras de la percepción fue aceptada. Los beats contemplaron al mundo de una manera diferente a partir de sus lecturas de textos pertenecientes a la tradición del Budismo-Zen, de su creencia en que la interacción de distintas concepciones religiosas conformaría una nueva conciencia espiritual, de su reconocimiento de las culturas indígenas y de sus experiencias con alucinógenos, entre otras cosas.
Todos aquellos que formaron parte de lo que en la actualidad se reconoce como el Movimiento beat o la Generación Beat (denominaciones que pertenecen al mundo de la periodización historiográfica, que podrán denotar, pero nunca connotar la profundidad de la transformación que se opera a partir de ellos en la mente contemporánea) cultivaron en sus discursos distintos grados de diversidad estética, desarrollaron poéticas reconocibles; para ellos las tendencias estéticas, como las lenguas, no se imponen unas a otras: traducen, se integran, colaboran, realizan prestámos, y en este contexto recrean la significación lingüística
Lawrence Ferlinghetti explica este fenómeno de la siguiente manera: Si has estado leyendo acerca de la interpretación de las poéticas de los Beats (especialmente la de Ginsberg) hallarás en ellas que los términos ‘poético’ y ‘poéticamente’ son en realidad ‘malas palabras’, deben ser evitados. Lo concreto es lo más poético. El detalle exacto, sin bordados adicionales. De esto trata precisamente la ética de los Beats.6 Una ética que asumiera la nueva sensibilidad ante la belleza que se estaba produciendo y que diera cuenta de ella en su percepción poética. Las palabras de Ferlinghetti son de algún modo la traducción actual de aquéllas de Ezra Pound: “El objeto en su naturalidad es siempre el símbolo adecuado.”
1- Lawrence Ferlinghetti, relato oral.
2- Rudyard Kipling, From Sea to Sea, Letters of travel, vol.1, p.471 Macmillan and Co.,London 1909.
3-Golden Gate, Five San Francisco Poets, ed. David Meltzer, Wingbow Press,
San Francisco, 1976.
4- The Birth of the Beat Generation, Steven watson, Pantheon Books, New York, 1998.
5-Allen Ginsberg, Howl, Final text, ed. Barry Miles, Harper & Row, New York, 1986.
6-Lawrence Ferlinghetti, Viajes por América desierta, p. 11, traducción Esteban Moore, Ediciones UNESCO/Graffiti, Montevideo, 1996,