jueves, 12 de junio de 2014

JORGE RAGAL: La creación y otros poemas.








Jorge Ragal







 


 

 







LA CREACIÓN


El primer día dios creó el sol como el centro del universo.
Y los planetas que orbitan a su alrededor.
Al día siguiente creó a las mujeres y a las sirenas.
Ambas serían atractivas, enigmáticas y fecundas.                                     
Por extraña razón las sirenas no sobrevivieron.
Al tercer día creó a los hombres y a los perros.
Intuyó que el perro sería el mejor amigo del hombre.
Al cuarto día creó las manzanas y las serpientes.
Luego en un momento de éxtasis creó a la Virgen María.
Al quinto día creó la poesía, la música y la alquimia.
La idea era no dedicarse exclusivamente a los negocios.
Después creó los aviones y los volantines para admirar el cielo.
Al sexto día creó la radio, la televisión y las redes sociales.
Tuvo claridad que la humanidad iba a evolucionar virtualmente.
No hizo ninguna mención contra el aborto y el suicidio.
El último día creó a los pobres, los negros y los enfermos.
Se comenta que fue una recomendación de su hijo.

ME GUSTARÍA SER DE RAZA NEGRA


Sería un famoso trompetista de jazz.
Hubiese ganado los cien metros planos en Beijing.
Madonna me contrataría como su guardaespaldas.
Habría obtenido una medalla al mérito en Irak.
Bailaría con la maestría de Michael Jackson.
En fin, sería un orgulloso de esta raza.
Habría brillado en los Chicago Bulls.
Me envidiarían como actor porno.           
Sería el mejor boxeador del mundo.
Y seguiría cantando como los dioses.


ALQUIMISTAS

Cuando creíamos que la tierra era el centro
del universo, viene este señor Copérnico
y nos dice que nuestro planeta gira en torno al sol.
Cuando nos estimábamos los legítimos herederos
de los dioses, Darwin agrega que nuestra raza
desciende directamente de los animales.
Cuando ya solo podíamos aferrarnos
a nuestra cabeza, Freud por último nos advierte
que no todo es luz en la conciencia.

UN BELLO MAPA


Descubrí en una antigua librería de mi barrio
un bello mapa escrito en un idioma ya extinguido.
El mapa considera un territorio con altas montañas
donde se distinguen unos árboles que abrazan las estrellas.
Los puntos cardinales están claramente definidos
con cuatro cruces invertidas.
Las montañas y los bosques están rodeados
por un mar con dragones y sirenas.
Da la impresión por un gigantesco cráter que un meteoro
hubiese impactado en el centro del continente.
La imagen de un rey aparece atravesada por una espada
y la de una reina haciendo el amor con dos esclavos.
Se observa a unos preciosos niños jugando a la ronda
en torno a la figura de un ángel caído.
El cielo está decorado por tres soles, una gran luna llena
y diversos aeroplanos y hombres en paracaídas.
Se divisa también un águila negra que lleva una serpiente
y una manzana entre sus garras.
En el tronco de un árbol está inscrita una fórmula
muy parecida a la solución de la teoría de la relatividad.
En cada esquina del mapa están clavadas unas banderas
de unos países desconocidos.
Comencé a estudiar otras cartografías para poder entender
a qué territorio correspondía.
Después de mucho tiempo entendí que el mapa hacía referencia
al lugar de mi última morada.

EL PRÍNCIPE DE BABILONIA


El príncipe de Babilonia aprendió a escribir a los tres años.
Era un experto en el uso de la espada.
Una vez le cortó el cuello a un águila en pleno vuelo.
Corría más rápido que un tigre tras su presa.
Fue padre a los trece, a los quince, a los diecisiete.
El príncipe de Babilonia cantaba como los dioses.
Escribió el más bello poema de su tiempo.
Fue el creador de la mítica biblioteca de la ciudad.
El rey lo nombró embajador plenipotenciario.
El príncipe de Babilonia evitó una guerra contra los bárbaros.
Se le otorgaron unas fértiles tierras entre dos ríos.
Sus hazañas fueron motivo de orgullo.
Se escribieron novelas y se entonaron canciones.
Se levantó una estatua en su honor en medio de la plaza.
Una noche de luna llena divisó a un anciano caminando.
Le ofreció hospedaje pero aquel le respondió que descansaba en el cielo.
A la madrugada el príncipe abandonó Babilonia.


DECLARACIÓN DE DERECHOS HUMANOS

Toda persona tiene derecho a jugar a la pieza oscura.
A tatuarse una flecha en el corazón.
A tirarse en paracaídas.
Toda persona tiene derecho a descubrir un tesoro.
A conocer el desierto florido.
A correr una marathón.
Toda persona tiene derecho a escribir un poema.
A reírse de los peces de colores.
A disfrutar un dibujo de Matta.
Toda persona tiene derecho a convertirse en un travesti.
A subirse al carro de la victoria.
A entenderse en mapudungún.
Toda persona tiene derecho a besar a su mejor amiga.
A bailar en el carnaval de Río.
A ver debajo del agua.
Toda persona tiene derecho a donar su lengua.
A beber un vaso de cianuro.
A descubrir su punto G.

DONACIÓN DE ÓRGANOS

Voy a donar mis piernas para que un niño
pueda correr detrás de una pelota.
También mis manos para que otro joven
acaricie dulcemente a su mejor amiga.
Mi esqueleto lo voy a donar a una escuela de medicina
para que sea conocido como el esqueleto del poeta.
Voy a donar mis pulmones a un fumador empedernido.
Voy a donar mis riñones a un par de ancianos.
No creo que pueda donar mi hígado.
Pero voy a donar mis ojos a una famosa cantante ciega.
Quiero donar mi lengua a un amante compulsivo.
Quiero donar mi corazón a una monja descalza.
Y por último voy a donar mi órgano viril a un enfermo de sida.

HEAD HUNTER

Busco a un joven culto, piadoso y de buena familia
para trabajar como monje en un monasterio franciscano.
Los postulantes deben profesar una fe mayúscula.
Y tendrán que abandonar sus riquezas mundanas.
Se requiere una gran experiencia en retiros y misiones.
El vestuario se limita a una túnica, capucho y sandalias.
No es obligatorio el manejo de una segunda lengua.
Pero si un cabal conocimiento de la figura de San Francisco.
También deben poseer una voz afinada para integrar el coro.
Los postulantes tienen que llevar una vida ejemplar.
No deben consumir alcohol de alta graduación o drogas duras.
Tampoco deben abusar del autoerotismo.
Tienen que demostrar un amor especial por los animales.
Ahora bien, ya no se perdonan los actos deshonestos.
El monasterio dispone de todas las comodidades.
No se paga un salario estrictamente.
Pero la congregación se preocupa de su pensión vitalicia.

 

Jorge Ragal Galdames (Santiago de Chile, 1954) Poeta. Estudió Literatura, Comunicaciones y Estética en la Universidad Católica de Chile. Es secretario el directorio del Pen Club Chile y socio de la Sociedad de Escritores de Chile. Es autor de los libros de poesía: “Chicles Calientes”  y “El hombre se escribe”. Fue seleccionado en el libro “Santiago en 100 palabras” que organiza la revista Plagio y el Metro de Santiago y seleccionado en el libro “Basta: 100 hombres contra la violencia de género”.

Poemas suyos fueron publicados en el “Álbum de la Poesía Chilena en Bolivia”. Obtuvo el 2013 la beca del Fondo del Libro para publicar la obra poética: “Dios te Amará”.