Alberto Hernández |
LA BIBLIOTECA
En algún sueño habita la destreza de quien ha abierto un libro
Y ha fijado los ojos en todos los que abundan en la memoria
Y hacen del silencio una antigua casa abandonada.
Los libros solos
Empujados por las sombras
Se abren al dolor y dejan que el mundo los fecunde
Con las historias y los nombres de los olvidados.
LA PRIMERA METÁFORA ES EL RÍO
Un ojo secunda la constante del río. Quien lo mira
Alisa el agua y sumerge en su vigor toda la fuerza de la orilla.
El río piensa mientras corre
Y el hombre que intenta atajarlo se rebaja al baño
Al mismo que Heráclito intentó en dos ocasiones:
Decir río es desviar su curso, activar el milagro de saberlo vivo.
UN JARDÍN POLVORIENTO
Una ciudad sin cielo y sin pájaros aéreos
Una ciudad perversa y desteñida
Antigua o rugosa como un sapo
Una ciudad perversa bruja abandonada
Y un rosal reseco cubierto por el polvo
La mirada de una anciana sobre una taza humeante.
EL CADENCIOSO TIGRE
Sobre el lomo vibrante de la fiera, el horizonte.
Desde sus garras o en ellas se cifra el miedo
Que habrá de llegar con su mirada.
El mito
Y la arrogancia de su sonrisa
En el poema que habrá de devorarnos.
LA DEBIDA VENGANZA
Un hombre cruza el desierto y lo extravía.
Mira su rostro en un oasis y se desconoce.
El desierto lo embarga lo estremece
Y una daga de acero brilla en las vísceras
De quien intentó saberse el horizonte.
NI SIQUIERA SOY POLVO
Yo era quien no
Y arena de los Llanos
De los ríos
Dejo de ser
Frente al cielo encumbrado
Aquél que era
Ya es mucho
En la piel polvorienta
Del insomnio.
UN GRAN CABALLO BLANCO DE OJOS DORMIDOS
PARECE LLENAR LA MIRADA
El símil sobre el lomo de la bestia, como luna hambrienta sobre la noche corva. Los cascos disimulan el temblor del miedo, la pezuña que hurga en las entrañas. La imagen del poema se adentra en la pupila ciega y recrea una maldición, un libro abierto bajo la panza arterial del animal, que no es blanco.
Es bruma.
EL DELICIOSO TIEMPO DEL ESPEJO
¿Encubre sabores o aromas
El azogue que habla y nos reclama?
Ciego de algún ojo o de los huesos
El espejo secunda la agonía
Del que sabe de muertes y de ascensos
Del que ignora la razón de ser de los olores.
LAS VOCES DE LA LENGUA CASTELLANA
El legado. La herencia. La tarea de saberse en apellidos. La genealogía y las palabras. El diccionario enterrado en el yo de quien sublima la fábula y el mito.
Y no era él, así lo dice y concita una historia, el recuento a veces excesivo de sus genes y sangre.
Una biografía desde los versos y hasta en Silesius no saberse parte del consuelo por no haber sido sino de un eco, de un sonido vibrante, de un sueño interrumpido.
LA BRÚJULA INCESANTE
No sabe el viento de puntos cardinales.
Pero sí del horario de los árboles
Del giro recurrente de los frutos
Cuando las ramas hablan.
Y no descansa la aguja
Que intenta mencionar
Un lago
Un río o el universo
Extraviado en los ojos de algún gato.
UN HOMBRE MUERTO
Cuántas puñaladas para caer al suelo
La mano que asesina dice una palabra
Quien muere desangrado
Con los ojos puestos en un muro
Encuentra los símbolos del miedo
Y así
La historia un relato tan violento
Un puñal abandonado entre las rocas.
EL DIÁLOGO Y LA DUDA
Un sabio habla con una piedra
Las ruinas del Partenón
Encubren las respuestas
Las que el sabio no entiende
La piedra circunstancia del cielo
Inicia el diálogo y el fin.
UN INCESANTE ESPEJO QUE SE MIRA
Un espejo agobiado por los años
Emerge del rincón más oscuro de la casa
Se aproxima al río
Tiznada la corriente
Voraces habitantes en el fondo
El espejo se arriesga
A mirarse en el agua
Una vez más el río se detiene
Y dos rostros descubren el silencio
EN EL ALBA DUDOSA
Se cree que amanece:
Una palabra detiene el fluir de la luz
EL QUE ACARICIA A UN ANIMAL DORMIDO
Todos
Los que hemos sido perros
Gatos o alacranes
Ansiamos
La mano sobre el lomo
EN EL DESIERTO / ACONTECE LA AURORA
Ávido el ojo ciego
Inventa el día imposible
DREAMTIGERS
El terrible rugido de la bestia
En la delicada arcilla de los sueños.
EL CUERPO ESTRICTO
Bajo todos los astros advertidos
La mujer que miro
Arrima sus carnes al deseo
Sideral es su sencillez
Peligrosa su estirpe
EL TESTIGO
Ya estás muerto
Sobre la grama seca
La historia no tiene nada que decirte
En su lengua fría
En sus ojos apagados
No hay evidencia alguna
EVERYTHING AND NOTHING
Nunca he existido
Las veces que he sido imaginado
Ha sido para robustecer la idea
De que nunca he estado aquí
BORGES Y YO
El ciego viene hacia mí. De su tumba en Ginebra los huesos escaldados, la mirada opaca como el cielo invernal cegado por un lago
El poeta se aproxima y me mira con todos los ojos que trae de la muerte
Somos él, yo invisible,
Él porfiado como una nube
Sordos ambos
Ciegos ambos
Nos deshacemos de los últimos ratos de la realidad
Borges me conmina a detenerme
Entonces su cuerpo
Se devuelve en medio de la niebla
Y sin mucho esfuerzo,
Se hace humo
EL TRÁGICO UNIVERSO
El país
El arrugado mapa
Sus ríos y lagos agotados
El cielo sin avisos
Sin presencia
Sin cielo
El país que no ha sido
El pequeño país
Enceguecido
Y una tumba
Solitaria y muerta
Como el aire
EL AGUA CIRCULAR
Un río sin destino
Un lago mudable
Y el agua
Siempre renovándose
LA DUDOSA RUINA
Quienes la habitaron
Ya no tienen nombre ni recuerdos
Un patio central
Un reloj desgastado
Pero siempre hay un pájaro
Y a veces llueve
TWO ENGLISH POEMS
Se olvidan palabras las palabras
Amargas muy amargas las palabras
Se recuerdan heridas
“Words, any words, your laughter…”
Voces o gritos sonidos y susurros
Que nos nombran o nos borran
Una palabra es suficiente
Para alejar la luna
Es frecuente que la soledad
Se nombre y se desligue
De las tantas certezas olvidadas.
LAS CRUELES HOJAS
Ese íntimo cuchillo poeta Borges
Es íngrima y esdrújula masacre
Esas páginas duras peligrosas
Se anulan con la sangre
Cicatrices heridas puñaladas
Tinta y poema
Degradación y muerte
EL OTRO
Ese que pasea entre brumas
Soy yo
El que lo sigue para matarlo
También soy yo
A ambos miro
A ambos calumnio
(Selección de Los Poemas Ciegos: Borgeanas; prólogo José Pulido Ediciones Pavilo, España, 2020)
Alberto Hernández (Calabozo, estado Guárico, 1952) Poeta, narrador, ensayista y periodista. En poesía ha publicado, entre otros títulos: La mofa del musgo, Maracay, (1980); Amazonía (1981); Última instancia (1985); Párpado de insolación (1989); Ojos de afuera (1989); Nortes (1991); Intentos y el exilio (1996); Bestias de superficie (1998, traducido al árabe por Abdul Zagbour); Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (2001); Tierra de la que soy (2002, Latin American Writers Institute Eugenio María de Hostos Community College of CUNY,Universidad de Nueva York); Nortes/ Norths (2002, Latin American Writers Institute Eugenio María Hostos Community College of CUNY, Universidad de Nueva York); Poesía en tránsito (2008); Puertas de Galina (2010); 70 poemas burgueses ( 2014); Objetos poemados/ Poemas sin objeto ( 2019).
Miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo.