Cecilia Podestá |
preguntas negligentes
me
pregunto si podría caber en una palabra
al
igual que mi cintura lo hace entre tus manos
y
si es así,
nuevamente
pregunto si la nombrarías
cuando
tu cuello se alargue entre mis manos
y
recibas de mi boca,
tu
propia boca.
pregunto
también si podrías caber en mis palabras
como
lo haces en mi sexo
y
si podrías hallarte en mí
como
lo hacen los olores en el cuerpo.
tu
sexo cabe en el mío
como
tu lengua en mi boca
pero
no cabemos los dos en un sólo nombre
o
en imaginarios
tampoco
en las más simples palabras.
somos
dos animales sin madriguera
en
un invierno de cuerpos helados
en el que no caben más preguntas.
sirena.1947
¿cómo será perderse en un tiempo hecho de agua?
jugar a ser sirena vieja,
tan profunda como un abismo que se ahoga
y sólo el tiempo
entonces sólo agua
el paisaje más vacío
hecho de nada
l l e n o d e a g u a
andando como algún tiempo más lento
afectando algas imaginarias
que se conciben como cabellos humanos
ondeándose
al viento, al tiempo y
al blanco
rozando ya caído
ese pezón duro
y ennegrecido
formando en contraste los años suyos
/los de ella/
su gesto de adiós avanza con ese
tiempoagua
ella, con el cuerpo de viento inmenso
que sale de su boca
para soplar su cabello:
algas blancas y largas.
(De Fotografías escritas)
Déjame cambiar tu…
Déjame cambiar tu
destino virgen,
Niña esclava de José,
Déjame matarte esta
noche entre tanta desgracia
Aquí conmigo
Dentro de Ti
E iniciando una plegaria
Por tu hijo muerto.
No bajes la vista.
No llores, María.
Mírame
Te haré morir para
cambiarlo todo
Déjame mostrarte un
reino distinto
En el que seas Tú, María
la madre de mis hijos
Y te digan todos
Esposa de José el
carpintero.
Déjame,
Déjame arrebatar tu vida
ese extraño Señor.
(De La primera anunciación)
Dentro
de la casa que…
Dentro de la casa que no existe más
soy el padre
el hijo
el muro que los encierra a todos
y del que aun comen los recuerdos
en busca del olor a mañanas cansadas
o del silencio de una bata de algodón
paseando entre escaleras.
(De Muro de carne)
II
Jesús carga con la cruz
No es el madero sobre mi hombro,
sino el peso de la muerte de tu nombre entre sus dientes y sus gritos, oh
Padre. Mira cuántos hombres han de
seguirme y no lo saben. No creen que
yo pueda perdonar. Sus mujeres y sus hijos caerán en devoción a los pies de las
columnas queriendo sentir este peso que es sudor amargo junto a las gotas de
sangre que me recorren como insectos.
(De Vía Crucis en Chepén)
Cecilia
Podestá (Ayacucho, 1981) Escritora y editora.
Estudió literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha
publicado los poemarios Fotografías
escritas (Premio Dedo crítico 2002 y Lima, 2007); La primera anunciación (2006 y Paraguay, 2010), Muro de carne (2007), Desaparecida (2008) y Vía Crucis en Chepén (2010); las obras
dramáticas Las mujeres de la caja
(2003), La repisa de los juguetes vacíos
y los cuentos De cabeza sobre el pasto
amarillo (2011) y La orina Tibia de
tu cuerpo (2013). Dictó talleres de creación literaria (Anexo Cárcel de
Chorrillos). Ha participado en encuentros nacionales e internacionales de
escritores, ferias de libro y seminarios, también como ponente. Dirigió
Tranvías editores. Ahora dirige la editorial Máquina purísima. Artículos suyos
en prensa cultural pueden leerse en Dinosaurios
de latón y www.dinosauriosdelaton.lamula.pe
Sobre la poesía de Cecilia Podestá:
Poeta, narradora y dramaturga, Cecilia Podestá ha
sabido unir a su labor como escritora una activa función como editora. En un
inicio su poesía evidenciaba una necesidad de expresión de corte
existencialista, sustentada en imágenes formuladas con un tono profundamente
confesional. No obstante, con los años dicho corte temático varió en gran
medida para decantarse por un estilo que involucra una suerte de “revisionismo”
de la historia que la
Iglesia Católica ha planteado para su fe. La poesía última de
Podestá viene tomando el camino de la relectura de los mitos católicos, así
como el de una decidida increpación a su estricta doctrina, proponiendo
trasgredir los parámetros en todo orden y manejando un tono por momentos
narrativo.
Mario Pera: Mirando sobre el heno. Muestra de poesía peruana reciente
Pesa. Pesa bastante y suele abrumar a no pocos el
saber que, de algún modo, eres heredero de las palabras de algunas de las más
grandes figuras de la poesía en lengua hispana. Tener entre esos “ascendientes
poéticos” a escritores de la talla de Eguren, Westphalen, Adán, Moro, Churata,
Eielson, Varela, Hinostroza, Cisneros o Watanabe, quienes conforman un
concierto bien afinado de voces, es una piedra muy pesada en el bagaje de
cualquier poeta. Y no hablo aquí de Vallejo por un olvido involuntario, sino
porque, por el altísimo nivel de su poesía, considero que este ha pasado a
formar parte de la tradición poética mundial, y no sólo de la peruana. Todos
estos poetas mencionados, y varios más, han elevado una valla tan inexpugnable
como espléndida para quienes apuestan en estos días por escribir poesía en el
Perú y publicarla. Siempre con la intención de estar a la altura de una de las
tradiciones líricas más sólidas e importantes en el siglo XX, como lo es la
peruana.
Sin embargo, llegados al nuevo siglo
y luego de un par de décadas en las que hubo un ensimismamiento de la poesía
peruana contemporánea (creo producto del conflicto social interno y de la
política represiva que gobernó el país en esos años), han saltado a la arena
nuevos autores quienes se encuentran en la ardua tarea de redefinir y
configurar un norte para la poesía escrita en un país que, valgan verdades,
poco o nada valora y aprecia la trascendental función que para su cultura,
identidad y desarrollo ostenta la poesía. Estos noveles poetas, quienes
iniciaron su obra en los primeros años de la década del 2000, y otros a partir
de la década del 2010, continúan en un caso condensando su propuesta y, en
otro, en plena indagación y estructuración de un proyecto poético personal.
Es en este panorama, quizá no tan
alentador, que han surgido las voces de poetas los que no tienen nada en común
pero que, de tenerlo, ese único punto es, a mi juicio, la responsabilidad y
voluntad férrea con la que abordan su labor creativa para acercarse (o
alejarse) del hecho poético y transitar por el centro y los límites, nunca bien
definidos, de la poesía.
En Mirando sobre el heno. Muestra
de poesía peruana reciente, mi intención es el
ofrecer una mirada a la poesía de autores peruanos nuevos, cuyo trabajo me
parece atendible y serio. Poetas a los que de manera arbitraria califico como
“jóvenes”, pese a que para muchos, sea por edad o por los méritos logrados por
su obra, ya no lo son. Como bien sabemos el criterio de juventud siempre tendrá
sus reparos, más aún en la poesía que es un terreno en el que aquel es un
concepto aleatorio, siendo que esta vez me decidí por fijar el límite de
selección para poetas que a la fecha (diciembre de 2014) han cumplido, máximo,
los 35 años de edad.
Se trata de poetas que han iniciado
su camino con la venida del nuevo siglo y quienes han nacido en distintas zonas
geográficas del país, por lo que proceden de entornos sociales y culturales
disímiles entre sí. Doce poetas peruanos, ocho de la capital y cuatro de
provincia, repitiendo estos mismos números en cuanto a género. Lo que espero
proporcione una visión general, jamás total, de lo que los poetas recientes
vienen creando por este lado del mundo.
Por supuesto, la presente muestra en
ningún momento pretende ser restrictiva o excluyente, y menos aún del tipo
canónico, pues ello sería un completo absurdo y, más, una necedad. Mi propósito
se centra aquí en dar a conocer parte de la obra lírica de jóvenes poetas nacidos
en Perú que, en mi criterio, merecen ser leídos con atención.