miércoles, 30 de junio de 2010

Esteban Moore, Antología











Colección Poetas Argentinos Contemporáneos
Volumen 32
Fondo Nacional de las Artes
Buenos Aires, 2004.







El tiempo labra las ruinas de la memoria

“No love deserves the death it has”
Jack Spicer




De aquella noche -------sólo quedan -recuerdos
los sonidos del lugar ------el atareado ronroneo
en la noche caliente -del equipo ---------de aire
acondicionado -el chirrido de una cortina -que
se cierra -------al resplandor de la ciudad


y aquellos gemidos en movimiento -----que caían
al oscuro vacío del pulmón de manzana -----------
desde no sabemos dónde-------invadiendo nuestra
silenciosa intimidad -------rítmicas onomatopeyas
que luego traducirías -entre risas -como: el festejo
de los vecinos del 7º “C”

de aquella noche unos ruidos -el amor ajeno -luces difusas
y las promesas ---------que los cuerpos no pueden sostener
(30-6-01--11.26)





En el vacío de la noche

“All day I hear the noise of waters”
J. Joyce



Polváme
sí polváme el centro que me hace
sí -en cuclillas polváme de dientes las ancas
/perladas de su transpiración
sí de lenguas la carne inflamada en ardores
polváme de cara al cielo para que entendiera
/de ese cuerpo desnudo
emergiendo de la ducha cotidiana
el brillo de sus pálidas estrellas
de esos labios fulgentes
que derraman aguas en el agua
el tintineo acuático
de su esparcido perfume



Recordar


Estás parado en la esquina esperando el colectivo
y sin embargo --------es como si no estuvieras ahí
has regresado -------al lado oscuro de tu memoria
a esa pesadilla de la noche anterior

un torbellino de confusas imágenes -en las que se
destaca una lápida -sin inscripciones o fechas----y
un pájaro negro ----con un pico de oro que intenta
decirte algo -pero habla una lengua desconocida

cerrás los ojos -pasa el colectivo y ahora -----estás
al borde de tu cama -mirando la luz azulada----que
se filtra por las ranuras de la persiana -irradiándose
en las infinitas partículas -que sostiene el aire

……..abrís los ojos y --- no sabés que pensar


8-10-01 (20.07)


W.C.W. en homenaje

“nature’s face will alter”
Joseph Brodsky



En el campo de batalla de las estaciones
amparado
en el sol
la luna
el Tiempo
su Voz
impasibles al infortunio
y sus labores
no miden en vano
el propio paso

el helado de chocolate y
cremas vainilladas
se derrite pegajoso en mi mano

dócil a la ley de gravedad
estampa
la esencia de su amarillo
en mi zapato marrón

La blanca del áfrica


“The diamond-like splendor of the Sphinx’s face/
blinds the eye’s vision.”
E. P. Kirk



… ella
la blanca del áfrica tiene amarillos ojos
de león adormecido
la lenta fosforescencia de las serpientes en verano
sus mandíbulas
Dios lo sabe
conocen la consistencia de la carne masculina
si lo desea para adornar sus pálidos pechos
puede hacer de un hombre
pequeñas mariposas rojas mágicos colgantes
la blanca del áfrica oculta un corazón que bombea
profunda sangre negra
sus dientes de afilado hielo antártico a la luz de la
luna
dejan oscuras huellas en el cuerpo elegido
hecho que provoca
en ocasiones su dulce sonrisa
la blanca del áfrica también puede a criterio de sus deseos
alzar su mano
estirar el marfil de sus dedos
detener el mundo frente a tus ojos
dejarte vacío de toda memoria


Don cherry, el gato, paquito…


En escenarios iluminados -ellos ofrecen
el eco aislado de una nota musical
/lo descomponen
hablándole al vibrante metal de sus instrumentos
en soplos
el susurrado aullido de sus preguntas
preguntas que no requieren respuestas inmediatas
quizás tan sólo -nuevas preguntas/ así ellos
frasean su respuesta -en el armónico plisado
de unos sonidos


Instantáneas de fin de siglo


“Questi son gli occhi della nostra lingua.”
Francesco Petrarca



De los ojos –todos- el que perdura
en su brillo de agüitas
percibe de los sonidos el ofrecimiento
esta lengua que nos habla –lo propio
de los contrarios
alzados espectros flameándose en la aridez
del horizonte patagónico
paisajes
elementos en descomposición
excrementos –pedazos-restos-automóviles-
heladeras-
viejas máquinas inútiles
abandonadas en la frontera imprecisa
de las grandes ciudades
monóxidos carbonos-
relaciones de incertidumbre
Umnbestimmheit
fórmulas e.g. (D p. D q ³ h /4 p) 1
en la que los símbolos
auguran visiones /músicas/ suma de cosas en la sombra
–nombrándose
del eléctrico rolar de sus partículas
minima naturae –guijarros- corpusculum
corpúscula
la piedra
extendiendo de su golpe
suaves ondas en el agua quieta
círculos crecientes
presagios que vendrán-
el turbio ojo del temor
asomado a la mirada de Dédalo
mientras observamos a Ícaro
desplegarse en alturas-
cacareos
-ojos-
ésta nuestra ciudad
feble
esplendoroso espejismo
flotando el todavía opaco vapor
de las sombras
el gas de su veneno/
círculos violáceos
máculas –brote multiforme
estrellitas rosadas-
sarpullidos de ese otro cuerpo
apropiado en la profundidad de lo dado/
la mirada de vidrios de aquella mujer
blando pezón erguido
contemplando de su cielo la gradación del vacío
-ojos-
boquitas de pintura-
del peróxido el intenso rielo
en la cuidada cabellera de la rubia atlética

que solitaria macera
en el trabajado mármol de sus pechos
la leche agria del consuelo –la obsesión del tamaño
uñitas del esmalte-
-ojos-
las manos -el tacto de tus dedos
la tierna substancia de las esponjas
partes mínimas
sí…
y las palabras nunca y siempre
taladrando los muros del olvido
la voz extraviada de los cuerpos
lamentándose
en la madrugada que orea su escarcha
yuyos secos -ojos- aguas orinadas
las bocas unas con otras
el rumor de su búsqueda
unas a otras
voces que tantean en vano
las medidas de un cuerpo
que les quede
los cuerpos persiguiendo
de su nombre el lejano eco
la simple inscripción
en una lápida inexistente-
el deseo
radiante de él
aguardando a los verdugos
en el cadalso de la historia
bhutas
mutaciones
/la mierda de las palabras
/la máscara de tus labios/
los aromas del fuego
¿ anunciaciones ?
-ojos-
Heisemberg y Popper calzando guantes
en el círculo central
de un cuadrilátero sin demarcar
el grave trino de quién
anuncia a los contendientes:
“los Se…Ores Hissssember y Púper”
Pound, Eliot, ¿Valery? [Multiple choice
your choice based upon facts ????]
quién recuerda las reglas
del Marqués de Queensbury
su fecha de nacimiento
la luminosidad de la energía latente
en los cables que abrazan el foco encendido
quién predice la verificación de hechos
que jamás
serán registrados por la memoria de la especie
y… sí los ojos =siempre=
y de ellos ése que ante el iridiscente claroscuro
de fugaces estallidos
donde fluyen
en su representación tanta y multiplicada
todas las cosas
harto ‘de ver
por un espejo y obscuramente’
es seducido
de aquella abundancia



1- (Δ p.Δ q ≥ h/4π La más conocida de las fórmulas de
‘Incertidumbre’. Werner Heisemberg (1901-1976). Donde p y q se leen
‘momento’ (a veces ‘velocidad’) y posición respectivamente –o más
exactamente ‘coordenada instántanea del momento’ y ‘coordenada
instántanea de la posición respectivamente’.



in vitro


qué hacer
frente a ese hombre que en vida todo lo quiere
la gracia de dios incluida
a esa mujer cuyo deseo ya no es una piedra dura
dilatándose
en cada uno de los pechos
a las hojas que vuelan se retuercen son arrastradas
en la voluntad de los vientos
a ese otro que una mañana de cara al espejo
descubre
en su torso
manchas oscuras
a la olvidada que en berazategui o puente pueyrredón
o bajo las circulares cúpulas de la noche
explora con un bisturí en las venas
el origen de tanto desvelo
a simón el mago proponiéndole a pedro también a pablo
ventajosas transacciones
la venta de los dones
a las sombras húmedas de venecia que todavía ocultan
el miedo arrogante
de un tal pietro aretino
a los neutrones catones átomos mamones
en el propio cielo
de palestina
a un pincel que traza los volúmenes
de tu cuerpo desnudo
al apacible indefenso ciudadano que en el basural observa
a los cerdos de la piara obesa
comer deshechos hospitalarios
masticar sangrientas toallas higiénicas –tampones
a los que en estas tierras del vino espeso –de las carnes tiernas
alzan la vista al cielo
augurando
la buena siembra el crecimiento de los rodeos
dueños del presagio de sus entrañas
a los jóvenes y viejos en los que perdura
la insolencia del que no pudo
la soberbia de aquél que no se abstrae de la usura
a los montículos de tierra recién removida en el camposanto
en los que la gramilla crecerá
de gramilla anterior
a esa mujer serena
que nos espera en el portal de cada domingo
la mesa plena
de manjares hogareños
a las fulgurantes propiedades de la mano en la piel
estimulando en el tráfico de los dedos
imantadas vocales alzadas
a ése que en el silencio de la dolorosa espera
pretende del médico palabras de aliento
promesas
a la desatada furia de los elementos
que distantes
ajenos
tensan
músicas sombrías
a ramakrishna en la rojiza penumbra de un camarín
de mujer vestido
intentando de krishna las bondades
a los niños las madres los desconocidos
que acurrucados
en la intemperie de las grandes ciudades
lloran sin consuelo
a la hebra de resistente algodón
mecánicamente hilada
que henchida de brillos
atraviesa el ojo de la aguja
a borges un domingo con sol de agua
que en una confitería
en la esquina de charcas y esmeralda
alaba el carácter mágico
de las inscripciones rúnicas
imagina los colores de la luz
a la incansable brisa que talla uno a uno los rostros
descama los cuerpos
los cuerpos
que con lucidez el tiempo degrada
qué hacer
qué hacer
frente al filamento de la bombilla eléctrica
que al apagarse nos deja toda la noche
el temor de no despertar



“en lo profundo de la noche”

el agua contenida en la pava
hierve sobre el fuego
en la noche todo es silencio
cada uno de nuestros dioses goza
la otorgada quietud de la noche
el agua en la pava se evapora
sus silbos punzan el silencio
este silencio de la noche
en el que una multitud
de cuerpos sin rostro
se desplaza en las sombras
el ardiente metal de la pava
separa
las llamas del fuego
de los borbotones del agua
los cuerpos no hacen ruido
sus pisadas nunca retumbarán en tus oídos
en el silencio
nadie
nadie responde
a los nombres que lento repito
la multitud de cuerpos desnudos
se desliza en las tinieblas
en la negra noche eterna
siempre abismal


crónica


en chile sarmiento arde de cuerpo entero
mientras decide las bondades de unos y otros

en santa ana do livramento con su guitarra josé hernández
entretiene en un despacho de bebidas al gauchaje triste
le nacen allí unos versos que no termina de comprender

quiroga bajo el sol de misiones redacta una carta
ruega a martínez estrada lo asista en su soledad

lugones en un recreo del tigre
observando las mansas aguas del delta
decide escribir su último verso

y…en buenos aires borges inaugura su ceguera
recorriendo los devastados anaqueles de una biblioteca pública

a h.s.


homenaje del recuerdo



fuimos…
un jinete feliz en la niñez provinciana
un soldado aguardando en silencio el asalto final
un piloto de caza que defiende el cielo de inglaterra
un espía oculto en las sombras del cinematógrafo
un explorador solitario a quien derrota el desierto
un navegante audaz en la inmensidad del cabo de hornos
todo lo que fuimos…
y además el ciego poeta sonriendo ante la pequeñez del escriba
que somos…


con bogey en casablanca


bogey bebe en silencio
el agrio bourbon del olvido
su mirada perdida en la noche africana
oculta las profundas cicatrices del amor

desde la mesa observa al pianista
que sin emoción acaricia en el aire
con manos de brillante caoba
las teclas de un piano destartalado

en el fondo del salón a media luz
acompañada por una vieja guitarra
la francesita delgada y triste
sostiene el tibio mate de la espera

bogey la mira a través del humo del cigarrillo
para comentar lentamente como sólo él puede hacerlo
con la entonación propia de un reo del abasto
“muchachos… ella algún día lo comprenderá…
…carlitos se nos ha ido para siempre”

Esteban Moore, Partes Mínimas.



















Alción Editora Córdoba. 102 pgs.



Sobre Partes mínimas / Minima naturae, de Esteban Moore
Daniel Fara

En varias películas norteamericanas se da la situación del subordinado cuyos intentos de discutir el modus operandi de algún Humpty Dumpty quedan cortados por una conminación: "My way or the highway".
Partes mínimas tiene mucho que ver con esa situación y no porque la reproduzca, sino porque si se vincula con ella a es a través de la crítica y la ruptura.
Si empezamos por las referencias, hay una autopista (autopista de road movie, sin carriles ni peaje; por tramos sólo un mejorado o un camino de tierra). Por ella, Moore -es decir, Moore entre comillas, el actuante, no el autor- recorre territorios pampeanos y patagónicos. Y no con un plano, atento a señales y carteles; los recorre "my way", deteniéndose cada tanto para incorporar (a sí y al poema) elementos del entorno o, al revés, para proyectar sobre los escenarios ideas, sentimientos, intuiciones, analogías. En otros términos, el registro discursivo nunca es ideográfico: se fragmenta la unidad canónica del paisaje, se da una apropiación idiosincrásica de los fragmentos y el resultado es siempre el extrañamiento.
Considerando, ahora, los aspectos paragramático y paratextual del libro, vuelven a aparecer dos caminos: una vía paratextual superpuesta espacialmente a otra, textual, por la que van los poemas. De una primera lectura, superficial, puede surgir la impresión de que por "my way" circulan solamente las palabras de "Moore" mientras "the highway" es transitada exclusivamente por los títulos / epígrafes. Al respecto, se agregaría que lo propiciado en el poemario es cierta relación de coexistencia pacífica entre niveles y no la opción por uno de ellos. Así, el "or" podría bien ser reemplazado por un "and". Pero si la sustitución nos lleva a dar por cierta la existencia de dos niveles jerárquicos bien diferenciados (tal como lo están en la admonición de Humpty Dumpty), entonces no se puede hablar de "or" por "and".
Para empezar a explicar esto por alguna parte, digamos que en los textos, "highway" tiene un sentido literario pero usual: "autopista", y otro literal pero ajeno al uso: "vía alta, elevada" o, más precisamente, "camino que va por encima". Y este camino, por obra de la diagramación y por las convenciones del paratexto, va, literalmente, por encima de "my way". Por otra parte, también hay dos acepciones para "my way": "mi camino" y "mi manera". ¿Y por qué no "mi estilo"? Bien mirado, "high way" podría llegar a entenderse aquí como "estilo alto, elevado" respecto del que se emplea en "my way". Es que, después de todo, ¿no entra voluntariamente en situación de subordinación todo poema que elija ser introducido por una cita prestigiosa?, ¿no se pone, en todo sentido, por debajo de esa cita?
Todas estas conjeturas podrían ser viables si éstos fueran poemas canónicos, si aceptaran, según el canon, el criterio de autoridad del discurso referido. Pero lo cierto es que ni son canónicos los poemas ni, en otro orden de cosas, llega a establecerse, entre niveles, una relación subordinante / subordinado. Estas cuestiones se verifican en cada uno de los niveles.
Arriba: cada título / epígrafe se muestra, mirado de cerca, como el resultado de notorias operaciones de fragmentación (de selección y recorte). Por otra parte, no hay mención in situ de los autores; sus nombres han sido reemplazados por números y enviados a una lista a fin del libro, que lleva por título un lacónico "Data". Sólo allí nos enteraremos de quién dijo qué. Es importante notar que si bien Moore (sin comillas) ha elegido a estos poetas por caros a sus gustos y respetados por él, cada adición a la lista final significa una resta de autoridad para cada integrante. Por último ¿no surge de estos trabajos, a modo de bonus track, un largo poema hecho de fragmentos, que se titula "Data" y que, definitivamente, es de la autoría de "Moore"? Según se ve, por "the highway" transitan, con el mismo nivel de importancia, la voz de los consagrados y la de "Moore".
A todo esto, en el camino de abajo parece ocurrir un proceso inverso. No hablemos ya de la presencia ficcional de "Moore" porque tal cosa no se da nunca, vayamos directamente a las huellas más difíciles de ocultar: los deícticos. Al respecto, son tan escasas las marcas, es todo tan impersonal, tan exocéntrico, que si arriba nos referíamos a una apropiación de la palabra ajena, aquí hay que hablar de una cesión de la propia. En "my way", "Moore" resigna la exclusividad en el uso de la palabra, pero no sólo por su resistencia a todo protagonismo. Si un título es, por regla, una macroestructura que sintetiza el sentido del texto al que encabeza, puede decirse que cada poema es, aquí, una expansión no vinculante de su respectivo epígrafe. A partir de eso y teniendo en cuenta los procesos de fragmentación, apropiación y anonimización que comentáramos, se concluiría en que la voz de los poetas convocados se oye más en los poemas "de abajo" que en las frases "atribuibles", circulantes por “the highway”.
En síntesis, los niveles existen, pero muy problematizados. Ya no podemos hablar de un camino para el discurso de los ilustres y de otro para circulación de la voz del locutor. En los dos aparecen, interactuando, los dos discursos, aunque la forma de interacción en un nivel no sea la misma que en el otro.
(Sólo una cosa funciona del mismo modo y con la misma productividad en los dos niveles: el cuestionamiento a la palabra autoritaria -autoritaria por venir de un consagrado o por ser la de un Yo que la usa en forma exclusiva / excluyente-. Con relación a esto, pensamos que además de la fusión de voces, la polifonía, que algunos críticos señalan como un acierto en este poemario -y que lo es, sin duda-, importa destacar en él la forma peculiar en que se presentan los mecanismos de diferenciación; esto es: cómo se los propone para luego desactivarlos o para ilustrar críticamente el poder que ejercen sobre la “poesía culta”).
Hemos diferenciado, desde el principio, dos planos: el referencial y el paragramático / paratextual. Esa división no ha obedecido solamente a necesidades analíticas; creemos que el poemario la ofrece, paradójicamente, para marcar una analogía y, desde ella, expandir la productividad lírica a espacios no habituales de significación.
En concreto, estaríamos ante la comparación de dos viajes: el que “Moore” realiza por la Patagonia, eligiendo detalles atípicos, proyectando su interior sobre el entorno; y el que emprende a través de un paisaje lírico, apelando también a la apropiación y la proyección. Ese paralelo de itinerarios no es ajeno al trabajo de diferenciación, ya comentado, que se hace en cuanto a la división de niveles. La constante, si puede haberla en un entramado tan complejo, es siempre romper con el itinerario tradicional, ya sea respecto de las referencias como de las estructuras, ya se trate de eludir el verticalismo de las poéticas escalafonaria como las convenciones del minimalismo psicologista.
En un mundo utópico, no ya Humpty Dumpty sino, a lo mejor, el Sombrerero Loco, podría satisfacer la inconformidad de la Alicia de turno con una tercera variante: “My way as the highway”. Tal vez este poemario aproxime una respuesta análoga al lector consecuente.