martes, 21 de septiembre de 2010

Jorge Aulicino: Fragmentos.





Jorge Aulicino
















21
Cada paso merecería meditación: matar la polilla,
por ejemplo. Locura del espacio frío, ronroneo
de madriguera en el pedregal. Vida en los infiernos.
Algo, que no sabrás qué es, se modifica, a veces
de manera radical, cuando das un paso u otro.

Pero en esta vida de desahuciados, ¿cuál es
el sentido de meditar? Dado todo por hecho,
cada gesto es repetición de un gesto.
Si estás gastado en el espejo, estás gastado.
O porque es el espejo la verdad, o porque
es reproducción de la verdad el espejo.

22
¿Qué trae el amanecer en el confort?
Un ánima contra la ventana, una figura abstracta.
Se han borrado el espíritu y la mirada.
Cuando todos tuvieran las necesidades satisfechas,
¿habría de ocurrir algo distinto a lo de hoy?
Con las necesidades satisfechas, el hombre vaga.
Con las necesidades incompletas, el hombre mata.
Hay necesidades satisfechas, y hay espíritu en la  ventana.
Hay necesidades incompletas, y hay pura y simple materia.
La angustia atraviesa el paisaje como una sirena de ambulancia.
Con necesidades satisfechas o con necesidades incompletas.

23
Todos y cada uno de estos detalles. Las fotos del médico
en la pared; su vestíbulo; el anotador; el sillón; la madera labrada.
Reproducción de la madera labrada: el sillón industrial.
Reproducción del mundo que era inmutable. Reproducción
de lo perenne. Reproducción material de lo inmaterial.
La poesía y su eterna contemporaneidad: lo que reproducimos.
La materia y su eterna poesía: lo que escribimos.
El dictamen, la receta, el muérdago artificial. El gesto doctoral.
Y aún, y todavía, lo que se refugia en el tornillo. Una fuerza abisal.
Todos y cada uno de nuestros gestos, los hacemos allá.
Arde el fuego aquí y allá. Las ceremonias arden aquí y allá.
Las guerras se libran aquí y allá. El cristal enfocado en las arenas. El Alamein.
Los tanques como orugas en las Ardenas. La línea del frente hinchándose.
El retroceso de la línea del frente. Las explosiones y la niebla. Las explosiones
y la arena. Batallas en el bosque y en las arenas. El Alamein, las Ardenas.

(Libro del engaño y del desengaño, inédito)

Jorge Aulicino (Buenos Aires, 1949). Poeta, ensayista, traductor y periodista. En poesía ha publicado Vuelo bajo (1974); Poeta antiguo (1980); La caída de los cuerpos (1983); Paisaje con autor (1988);  Hombres en un restaurante  (1994); Almas en movimiento (1995) La línea del coyote (1999); La poesía era un bello país. Antología 1974-1999 (2000); Las Vegas (2000); La luz checoslovaca,(2003);  La nada (2003); Hostias (2004); Máquina de faro (2006)  y Cierta dureza en la sintaxis  (2008).





W. B. Yeats: Poemas

William Butler Yeats (1865-1939)Traducción Delia Pasini

















                                                                                                                                                                                                                                                                                                 Bizancio

Las impuras imágenes del día se retiran;
la ebria soldadesca del emperador ya duerme;
cae la resonancia de la noche; canto de caminantes nocturnos
acompasa el gong de la gran catedral.
Una cúpula de estrellas o de luna iluminada
desdeña lo que es el hombre,
todo simple complejidad,
la furia y el lodo de las venas humanas.

Ante mí flota una imagen, hombre o sombra,
más sombra que hombre, más imagen que sombra;
pues el ovillo del Hades envuelto en lienzo de momia
puede desenredar el camino sinuoso;
una boca privada de humedad y aliento
bocas sin aliento puede convocar;
saludo a lo sobrehumano;
“muerte en vida” y “vida en muerte”, así lo llamo.

Un milagro, pájaro o dorada artesanía,
más milagro que pájaro o labor manual,
plantado en la rama dorada que estrellas iluminan,
puede, como los gallos del Hades, cantar,
o, por la luna amargado, en voz alta burlarse
con la gloria de un metal inalterable
pájaro vulgar o pétalo
y toda la complejidad del lodo y la sangre.

A medianoche por las veredas del emperador vuelan
llamas que ningún haz alimenta, ningún acero ha encendido,
ninguna tormenta agita, llamas nacidas de llamas,
donde acuden espíritus creados por la sangre
y donde la complejidad de la furia se aleja,
muriendo en una danza,
agonía de un trance,
agonía de llamas que no pueden chamuscar una manga.

¡Montado sobre el lodo y la sangre del delfín,
espíritu tras espíritu! ¡Las herraduras rompen la creciente,
las doradas herraduras del emperador!
Mármoles de la pista de baile
rompen furias amargas de complejidad,
esas imágenes que aún
frescas imágenes engendran,
ese mar desgarrado de delfines, ese mar atormentado de gongs.

1930
 De: La escalera de caracol y otros poemas


Lapislázuli
(Para Harry Clifton)

He oído que unas mujeres histéricas confiesan
estar hartas de la paleta y del arco del violín,
de esos poetas con su alegría eterna,
pues todo el mundo sabe, o saber debería,
que si nada drástico se hace
Aeroplano y Zeppelín saldrán
y como el rey Guillermito bolas-bombas lanzarán
hasta que arrasada quede la ciudad.

Todos su trágica obra representan,
por allí se pavonea Hamlet; allá está Lear,
aquella es Ofelia, ésa Cordelia.
Pero ellos, aun si ésta fuera la última escena,
el gran telón del escenario a punto de caer
y en la obra valioso su papel prominente,
no interrumpen sus versos para llorar:
saben que Hamlet y Lear son alegres
y su alegría transfigura tanto espanto.
Todos los hombres aspiraron, hallaron y perdieron.
Apagón total. Dentro de la cabeza arde el cielo.
La tragedia elaborada hasta su extremo;
y aunque Hamlet divague, Lear se enfurezca,
y sobre cien mil escenarios
las últimas escenas terminen a la vez
ni una pulgada ni un ápice ya no podrá crecer.

A pie llegaron, o embarcados,
a lomo de camellos, caballos, mulas y asnos,
viejas civilizaciones a la espada sometidas.
Más tarde, ellas y su saber fueron al tormento.
No ha perdurado ninguna labor de Calímaco,
que manipulaba el mármol como si fuera bronce
y hacía cortinados que parecían elevarse
cuando el viento marino barría los rincones.
Su larga lámpara formada como el tallo
de una esbelta palmera sólo duró un día;
todas las cosas caen y otra vez se construyen,
y quienes las rehacen conocen la alegría.
Dos chinos, seguidos por un tercero,
en lapislázuli están tallados.
Sobre ellos un ave zancuda vuela,
símbolo de longevidad;
el tercero, un sirviente, sin duda,
lleva un instrumento musical.

Cada decoloración de la piedra,
cada grieta o melladura accidental
parece un torrente o un alud,
o elevada ladera donde aún nieva,
aunque sin duda una rama de ciruelo o cerezo
endulzan la casita a medio camino
hacia donde suben esos chinos,
y me complace imaginarlos allí sentados,
sobre la montaña y ese cielo,
sobre la trágica escena que contemplan.
Uno pide melodías lastimeras;
hábiles dedos comienzan la melodía.
Sus ojos entre muchas arrugas, sus ojos,
esos ojos vetustos brillan de alegría.

1933


La deserción de los animales del circo

I
 
Buscaba un tema y lo buscaba en vano.
Lo busqué a diario, unas seis semanas o algo así.
Quizás al final, al no ser sino un hombre quebrado,
debo conformarme con mi corazón, si bien
invierno y verano, hasta que la vejez comenzó,
todos los animales de mi circo estaban en la función;
aquellos muchachos en zancos, esa carroza bruñida,
león y mujer y qué más sabe Dios.

II
 
¿Qué puedo sino enumerar viejos temas?
Primero aquel jinete del mar, Osin, de la nariz llevado
a través de tres islas encantadas, alegóricos sueños,
vana alegría, vana batalla, reposo vano.
Temas de un amargado corazón, o así parece,
que podrían adornar viejos cantos o cortesanas funciones;
mas, ¿qué importó si a cabalgar yo lo enviaba,
hambriento del pecho de su novia hada?

Y luego una contra-verdad llenó su drama.
La condesa Cathleen fue el nombre que le di;
ella, de piedad enloquecida, su alma había entregado,
pero el perentorio cielo intervino para salvarla.
Pensé que mi querida debía destruir su propia alma,
tanto el fanatismo y el odio la habían esclavizado.
Y esto engendró un sueño y muy pronto
dicho sueño tuvo todos mis pensamientos y mi amor.

Y cuando el hombre necio y ciego robó el pan
Cuchulain luchó contra el mar ingobernable;
misterios del corazón ahí; pero, cuando todo se ha dicho
ese mismo sueño me encantó:
personaje aislado en una proeza
para absorber el presente y dominar la memoria.
Los actores y la escena pintada mi amor se llevaron
y no esas cosas que ellos simbolizaban.

III
 
Esas poderosas imágenes por ser completas
crecieron en la mente pura, pero ¿dónde comenzaron?
Un montón de basura o desperdicios de una calle,
viejas teteras, botellas viejas y una lata rota,
hierro viejo, huesos viejos, trapos viejos y esa bruja loca
que maneja la caja. Ahora que mi escalera se ha ido,
debo acostarme donde todas las escaleras empiezan,
en la sucia compraventa de trapos y huesos del corazón.

De: Últimos poemas. 1936-1939

Adelanto de la antología bilingüe seleccionada y traducida por Delia Pasini para la Editorial Losada, Buenos Aires, 2010.



Raúl Henao: La reinvención del amor.

Raúl Henao, Medellín,2010.
















LA REINVENCIÓN  DEL  AMOR

                                  “L´amour est a reinventer”
                                                          A. Rimbaud.
 
Sin faltas de ortografía no se reinventa el amor.
Ese castillo de naipes de arabescos de luz,
se reconstruye al paso de la visitante matinal
que el sueño desviste a picotazos
en su vitrina de corazonadas,
bajo la arcada desierta de los deseos,
mientras al interior del pensamiento,
el hábito monacal
reclama para ella la canonjía de la ley.

Se desvive el defenestrado en un carnaval de signos luminosos,
como escondido para la raposa académica y el topo erudito.
Pasa el cometa de su cabellera a rastras del tiempo nublado.


SIEMPRE EL AMOR LA LIBERTAD

Me paseo en compañía de una nube
¡qué encanto de peluquero es el amor!

En cada parada de buses me arrojas
la incendiaria granada de tus ojos.
La orquesta aparecida en mitad
de una fuente de agua
guarda un ligero parecido con tu voz
anidando en el arco iris de tus pechos.

La tempestad resulta menos ardiente
que el carbón de tus labios
conjugados en la baraja de tu sonrisa.
Mil perdigueros no bastan para elogiar
la antorcha luminosa de tu rostro

Que enciende el brazo armado de la libertad.


LA REALIDAD Y EL DESEO
  
La tarde arrastra una banda de música
tras los faldones del viento.

Súbitamente, delante de mi vista,
una  alada pareja de baile
persigue las notas otoñales
del acordeonista solitario
al fondo de la alameda.

Un ciego tratabillante bajo la lluvia,
aparece en el parque dominical,
al paso que la estatua de mármol
de mi pensamiento
pierde su última hoja de parra.
al avecinarse el anochecer.


LA LETRA Y EL DESEO


“Por ella estoy de noche en luz de día”
                                             Ibn Arabi


Entre letra y letra de su nombre corre desnuda.
Al pasar la página más blanca que un lirio
consigue atraparla el pisapapel
la rosa gravada a sangre en su piel

Entre letra y letra confiesa
lo que le dicta la oscuridad.
El amor ciego y niño
asoma a sus ojos
que por momentos distrae
la llama lacerante,
a falta de otro dardo mortal,
a falta de ahondar la herida en la vida.

Donde calla la letra le habla el corazón
con todas sus ventanas batientes a muerte.


LOS AMANTES MALAVENIDOS

¡Es ciego el amor en los puertos
de mar!
En los restoranes para náufragos
Tras las hilachas del espejo
Hay siempre un astillero
Un lecho de rosas
Rompiendo en los acantilados.

La costumbre es títere sin cabeza
Al amor de las mareas
Al claro de luna
Duermen los amantes malavenidos
Entre axilas y narices frías.

LOS AMANTES DORMIDOS

Extensa y brumosa llanura de granizo
Donde se hiela el corazón de los amantes.
Sin savia ni renuevo palidecen
Frente al espejo nocturno
Poblado de mundos legionarios
Codiciosos lansquenetes
Y feroces arcabuceros
Al asalto de la madrugada.
Mientras se despereza el cencerro de la fiesta
En la torre de las ánimas
Allende el embrujo indiscernible
De la tierra de nadie
Vuelven los amantes sus pasos en el polvo
Al conjuro de la santa belleza del mundo.

LA COLEGIALA

Al celoso lo enmarca la tarde de enero
En la bruma y desvelo más atroces
Pero bajo el marco opresivo y familiar
Ella corre de nuevo tras el ujier
                                     de la brisa.
Perdida en la grava blanca del jardín
Sus pasos se demoran en el parterre
De flor de cenízaro
Donde un surtidor libidinoso
Salta en el tazón de la fuente.

El celoso, sin embargo, insiste en definirla
Por la misma tarjeta ajada de visita
Que día a día le deja el sueño
    al despertar.
Le parecen verdes las uvas o las alcaparras.
El suéter húmedo  o los calcetines
Colgados de la ventana de la colegiala
Que se trasnocha hablando sola al claro de luna.

AMORES MALHUMORADOS

Todo lo que restaba al día era una carta lacrada
la burbuja de tus labios siempre a flor del deseo.

Se oía el ronroneo de una abeja pero la  miel
se hacía de  rogar más que la escarcha
que cubría con antelación el comercio
donde solías ir de compras en las mañanas.
Tan disímiles eran el paisaje y su marco,
la almohada y el sueño,
que a diario te ponía mala cara el paso del tiempo.

Yo escuchaba a mi vecino cantar las letras
de un tango a tus espaldas,
pasar al sereno en bicicleta,
pero no conseguía conciliar la realidad.
Me resignaba a esperar a solas tu ausencia
a contarle por teléfono mi malhumor a la noche.

EL HOTEL DEL AMOR ROSA

 Al fondo del paisaje cabecea de sueño la luna de marzo.
Una mujer del pasado preguntaba por mi
 En la recepción del hotel suburbano.
Altercaban en ella las arrugas tempranas
Con el mohín infantil de unos labios dulzones
Donde el rouge de París se deslíe en copos de nieve.
Todo indicaba al instante que podía arrastrarla
                                          a mi habitación
O desnudarla en la fría oscuridad de la sala de visita.
Mil sentimientos encontrados tomaban carta en el asunto.
Danzaba un ciego cupido
En la entretela de las circunstancias,
Reuniendo a destajo la juventud y la vejez,
La maldad y la felicidad, la suciedad y el placer,
Lo ilusorio y lo permanente.
Todo mezclado al encanto pasajero de las horas nocturnas
O sacado a mi paso de una madeja de hilo, parco destino.




RAUL HENAO. Poeta y ensayista (Cali, Colombia,1944). Ha vivido en Venezuela, México y los EE.UU y representado a Colombia en numerosos Congresos y Festivales Internacionales. Actualmente reside en Medellín.Entre sus libros publicados se cuentan: : Combate del Carnaval y la Cuaresma (Medellín, 1973); La Parte del León  (Venezuela, 1978);  El Bebedor Nocturno (Cúcuta, Colombia, 1978);  El Dado Virgen  (Venezuela, 1980); Sol Negro  ( Medellín, 1985);  El Partido del Diablo / Poesía y Crítica  (Medellín, 1989);  El Virrey de los Espejos (Medellín, 1996); La Vida a la Carta / Life a la Carte  (Medellín, 1998). La Belleza del Diablo (Madrid, España, 1999) Sol Negro (Bogotá. 2006.) La Doble estrella: El Surrealismo en Iberoamerérica / Notas y Entrevistas Poéticas (Medellín  2008).
Su obra poética esta traducida parcialmente  al inglés, alemán, portugués, francés, italiano y rumano.Colabora en diarios y revistas del país y del exterior.


Kerry Shawn Keys: Poems.



Kerry Shawn Keys

 

 

 

 

 

 

 


At Kant’s Grave

A history lesson first and last.
 The Brits blitzed the cathedral
at Königsberg, preparing the Soviets to take a wrecking ball to it,
harsh censer swinging Mayakovski-style against the fascist farts
embodied in a resurrected dinosaur of Lutheran bricks.
The town, currently boasts, according to the guidebooks, bulldozers,
contraband and prostitutes, AIDS and dilapidated streets.
Neighboring one holy, reconstructed wall, Kant’s sepulcher lies
chipped and gray, an apt example of moral perfection and God’s.
No matter, this philosophical devil never took the tour except
by books, and his aesthetics were confined to Newton and Leibniz.
Tangential to the gravesite, the filthy Pregolya River gurgles and lisps
with a subdued, Wagnerian breath of ancient, Prussian Gods.
Their hardship is to resurface into the light that falls from without.
Kant’s, no doubt, to yield to the heavy rains that prime this sacred ground.


Scrolls

Instead of a blanket, the paragraph fits snug over my legs. It’s cold.
The first sentence touches my pelvis, and when the dorm-matron
          arrives for inspection, my feet won’t stick out with the tab
          of morphine scotch-taped to the ankle.
Everyone is robbed at birth. Paco might say robed in the roles
          of choice and chance.
I wanted to attach my first spoken word to the big toe on the left foot,
          but tonight the connotations go nowhere and I’m falling asleep.
          Which fork shall I follow.
Anyway, an angel substituted her wing for that wish, and the paragraph
          is warm enough. It’s cold outside.
Rilke never disclosed if angels have sex---this one sticks her pudendum
          next to my participle, and she tells me that one of her favorite mortals
          spanks her with his prick. I invent another tense.
It’s her misleading hair in the deep orange light that conjures up the river,
          and the hammock by the river, and the moonlight floating in the canal
          by the towpath. My father’s brother drowned there.
Do souls really leave the body at times and then lose their way
          trying to return. Nameless, the soul is a shadow.
Some friends want to be burnt so their souls will wander the earth forever.
Narcissus drowned. Is reincarnation a form of recycling.
Snow falls all over the sheets. The paragraph is soaked. They stole the roof
          for planking for the boat. Lepers and insects are issued special tickets.
          Harpies don’t need visas. Bicycles are forbidden. Centaurs
          are declared indivisible. All other conjugations are given waivers.
It’s cold. So cold the thunder inside the diamond on top of the mountain
          is difficult to see. To carry the lightning with me at all times,
          I spent hours memorizing the sutra.
The performance should go like this: you awaken and lean over and kiss
          my cheeks ever so lightly. Immediately, I imagine you are a deer
          and I am lichen and sweetfern. Those on the hillside with standing
          room only want to sit secured to my lap with your breath grazing the back
          of their necks. Just before the last act if I tell you I love you, don’t shove
          my words back into my mouth or fan me with your other wing.
The scene is already starting to resemble a nightmare.
Let’s switch the design:
The sea is here in the room. It grows. Grows larger and spreads itself like a blanket
over the snow. The world is tepid. I am starting to eat my own words. The sun
sinks into your pores and then into my eyes. A dragon is dancing a mazurka.
Orpheus gives birth to a flounder. An orphan is peeling a papaya. Peter Pan
arrives and takes my hand. I watch it disappear in the floodlights. The current
is shapeless, iridescent, almost mother-of-pearl, a coracle of silence interwoven
with filaments of rushlight. You open the window. There is no window. We vanish
like snowflakes into the equatorial heat....

Orders

           for J.L.B.

          from an uncertain, classified manual

Organisms Are Divided Into:

a)  belonging to the General
b)  amputated
c)  between airplanes and the ocean
d)  tamed
e)  toad-suckers
f)  what from very far away cannot be seen
g)  beached
h)  didactic
i)   red wharf-rats with fleas
j)   not included in future classifications
k)  cowardly
l)   one-winged birds tangled in webs
m) extinct
n)  painted with a very sharp knife
o)  et alibi
p)  having just broken its bones
q)  what from very close looks like a mutilated egg.


Kerry Shawn Keys (Harrisburg,PA. 1946) Has dozens of books to his credit, including translations from Portuguese and Lithuanian, and his own poems informed by rural America and Europe, and Brazil and India (Peace Corps) where he lived for considerable time. His work ranges from theatre-dance pieces to flamenco songs to meditations on the Tao Te Ching, and is often lyrical with intense ontological concerns. Of late, he has been writing prose wonderscripts, and monologues for the stage. A children’s book, The Land of People, received a Lithuanian laureate in 2008 for artwork he co-authored. He performs with the free jazz percussionist and sound-constellation artist, Vladimir Tarasov – Prior Records released their CD in 2006. His most recent book is Transporting, a cloak of rhapsodies (2010). Keys received the Robert H. Winner Memorial Award from the Poetry Society of America in 1992, and in 2005 a National Endowment For The Arts Literature Fellowship. He received a Translation Laureate Award from the Lithuanian Writers Union in 2003. He was a Senior Fulbright Research grantee for African-Brazilian studies, and is a member of the Lithuanian Writers Union and PEN. Selected poems have appeared in Czech and Lithuanian.
                                    

Javier Adúriz: Poemas.

Javier Adúriz


 ¿Oís el río?


¿Oís el río, Okusai? No está lejos.
Tiene el sonido ambiguo de la vida.
Son como cascotitos limpiándose
con la corriente, algo múltiple.


Prestá atención. Detrás del ruido
se ve el nacimiento rudo de las cosas,
eso íntimo, desesperado, casi, casi
enorme en su notoria nimiedad.


¿Oís, Okusai? ¿Ves? No necesito
que me pongas esa cara de tintorero
feliz. Dejate ir nomás, un poco.
¿O vinimos nada más que para esto?



Piercing

1.


Hijo, qué sorpresa me das
con ese sólido arito colgándote del iris.
Pasear un cuerpo atado a las pulsiones
es inquietante sí, por lo que sabe
a revuelta generacional...
Lo nuestro fue más ensoñado siempre.


¡De verdad!, no creo que hayamos sido
unos ilusos mejores o peores. Que yo sepa
el sol salía igual que para ustedes
mientras el mar batía los acantilados.
Fuimos masacrados nada más.
Quiero ser directo, disculpame.


La diferencia radica tal vez en los matices.
Como ayer, la historia hierve como ácido.
No te rías. Por qué buscar solución
en la materia, si la cuestión del espíritu urge.
Pero es cierto, no tenemos casi derecho a importunar:
la ley del fracaso no levanta la voz.


Aun así, guarda un vago consuelo
sostener pensamiento sobre casi todo.
Opinar fue la forma de ser libres. Sí,
más mentira para más verdad...
No me pegues. Nadie te quita la palabra
aun cuando sea tan gestual lo tuyo.


Y no sabés, querido, cuánto reconforta
que hayas resuelto confiarme el sueño.
..........Aplicarte un ancla en el escroto
no suena nada mal, habida cuenta
que parece otro gesto sobre el aquí y ahora,
esta turra injusticia que nos ahoga a todos,


eso tanto más viejo que nosotros,
que vos y yo.


2.


Viejo, siempre en estado de pancarta.
No entendés nada. (Tampoco hay tanto
que entender, poner el cuerpo nada más.)
Me hablás de espíritu. De qué espíritu
hablás. ¿No ves que eso de ser libre
brilla sólo en tu baldosa? ¿No ves
la radiación por todas partes?
Vivís entre abstracciones. No quiero ir
a tus libros ni al pasado. Entre otras cosas
porque ahí estás vos y tu ficción
de perdedores. No quiero terminar
llorando y ¿sabés?,
me voy a perforar el cuerpo y pintar
la carne hasta que se me dé la gana.
                       Digo,
¿por qué no fumamos uno de los buenos
y la seguimos disueltos en el humo?




El nadador


Las últimas piletas son agrias. Llueve
tanto o más de lo pensado, aun
cuando los jazmines revienten
y las enredaderas se aúpen a los árboles.
Creeme..., no se puede creer. Los huesos
hablan y el animal afina por debajo
una canción indescriptible. Igual,
no se quiere dejar de sonreír.
Hay algo en los recuerdos, vale decir,
en el seco ahora, en el puro y desaforado
ahora, que no importa demasiado
si el resto se vuelve confuso y breve,
fragmentario. Lo interesante está aquí,
en este aquí del tiempo, aunque la casa
finalmente esté sola... o vieja... o devastada.


                        para Jorge Olivero


El circo de las masas

La tele es una fiesta, circo y arena de las masas.
No es casual, hay que abombar, cerrar los ojos
y por la raja del párpado absorber el estímulo,
mandatos de compra y venta de equilibrio social.
Con artes combinadas, exhiben lo que sea
para  mantener un orden delicado: que te dividas
y así reinar en el iris de la nada nula. Es fuerte
considerar que vivimos de acuerdo a estamentos
de consumo. Primer nivel, los usuarios compradores,
franja de la felicidad estúpida y compacta. Después,
como en Metrópolis, el escenario en sombra del abajo,
lo no visto y vivido por las multitudes, hombres
en racimo procurando su día sin poder entender.
Pero más abajo aún, los desechados. Los feos,
los enfermos, la discapacidad lacerante, lo inútil.


Una fiesta. El noticiero colorido de un programa pasó
el otro día, con narrador transido y música blandita,
lo asombroso: hubo que llevar una grúa a cierta casa
para rescatar a una obesa de su cama. Con claridad
se veía el bulto de algo que era sufriente. El error
de la naturaleza y aun así, con reflexión y ansia.
Adónde va esta cosa malograda de carne, adónde.
A quién le importa, si estamos fijos, subyugados
de tornasol local y siniestra exhibición publicitaria
dándole máquina a un afán, cuya norma es no saciar.
Qué hábiles y oscuros procesos se ponen al tablero
cuando vemos lo que vemos, distraídos de todo.
Un fascismo social, con otros gorros y entorchados,
es lo que vemos ahí. El abandono de nosotros mismos.
Sí, tal vez con apagar la tele, se venga al trote y pronto


      la revolución…



Javier Adúriz (Bs.As. 1948) es poeta y ensayista. Ha publicado ocho libros de poemas, entre otros títulos: Canción del samurai (2004), La verdad se mueve (2008) y Esto es así (2009).  
En otro orden, se considera un posclásico, perspectiva estética que ha defendido en sus últimos ensayos. Actualmente codirige la colección "Epoca" de Ensayos del Dock.