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GÖRAN SONNEVI |
Aquí es Ormöga
Pasan las nubes grises por encima
del plano paisaje
del páramo El horizonte gris marino
con una banda
luminosa justo sobre la tierra
Llama el cuclillo
Vuelan las becadas junto a la cantera de cal
Brillan las
antorchas lilas de las orquídeas encarnadas La hierba es
gris verde ocre,
cambiante Alrededor está el abismo
Está junto a la
cama en la que duermo Noche
cayendo a pico
Flotamos sobre la oscuridad, como sobre
el universo, en su
abstracción Por la mañana estamos jun-
tos Escuchamos la
música También oigo el sonido de la
Nada
A lo lejos se ven
las cabañas de pescadores, la capilla en ruinas
Entre ellos está la
cruz celta, de piedra ca-
liza, como si fuese
el propio crucificado con
los brazos
extendidos Las manos La cabeza Pie
Crecido en lavas
grises y amarillas Ahora cubre
la lluvia el
paisaje Voló el halcón azul
frente al soto
hacia el mar No tendré defensa alguna
Estoy en la
vertiente oscuridá también en la noche clara
Dispuse como un
signo
la pluma que recogí
junto al mar del Oeste
Mi padre y mi madre
están en el mar del Oeste, que también
toqué, con la mano
Aquí hay otros muertos, otros
vivos Tocamos los
rostros deformados el uno al otro
Conozco su
geometría Veo los arcos del vuelo de las alondras
también aquí,
cambiando el vuelo rápido, una adaptación constante
El halcón azul
tiene su geometría, en su huída Es lo que
creemos que es,
allá lejos, en lo remoto
El plumaje es en el
interior gris, luego ocre, en el exterior casi blanco
También en el
interior, junto en la raíz es blanco, velloso
Las alondras
construyen aún su nido, en el exterior la arcilla es húmeda
¡Ay! ¡Ay! El rostro
oscuro descansa bajo todo esto
El paisaje aquí se
mueve en una aparente
economía antigua
Las mismas granjas con cercos de piedra, los mismos campos
como de otro tiempo
Los pájaros Las orquídeas Ayer
fuimos al mar;
dentro del bosquecillo de pinos ha crecido
un ejemplar muy
grande de Orquídea Soldado,
Orchis
militaris, lila claro Fuerte espiga, tallo grueso
Bajando al mar fui
hasta el puesto de la
Orquídea Colorada,
hojas manchadas,
pétalos de diseño enérgico, junto
a los Lirios del
Valle, de lila más oscuro La aguja colinegra ascendió
Las vacas, terneras
jóvenes, se formaron en línea a lo lejos
La agricultura se
mantiene El olor del guano en la lluvia, bajo
las nieblas Por el
mar van barcos con su carga En el tallo de la
armeria brilló la
larva de la Oruga
de Librea al sol nocturno, ocre rojiza
peluda, en las
estrías celestes y ocres a lo largo del cuerpo
Estamos en la red
de dependencias ¿Quién es asesinado?
¿A quién asesinó?
Todo depende del modo en que nos tocamos
En Ormöga vive el
ciego, solo, después de la muerte de su madre
hace un par de años
Cuando recojo la correspondencia en su casa
él vuelve la vista
de su oído hacia mí cuando hablamos
En su cara hay una
especie de paz La granja está ahora en decadencia
Alquilamos a una de
sus hermanas, en una de las casas de los
aledaños hacia el
mar Casi todo está ahora arrendado Le conté a ella
sobre Gunnar y
Verner en Färgaryd, de cómo se quedaron con un ternero
El idioma toca mi
infancia Me pongo más y más infantil
Hoy es el último
día del año después de la muerte de mi madre Encenderemos velas
Todos duermen Todos
están como despiertos
en el alba ulterior
El paisaje totalmente en calma
Mi madre está
muerta hace un año Ahora estoy completamente solo
Mi niño duerme Tú duermes,
querida Todos dormirán
Por la mañana
encendemos velas en las ventanas y el sol
entre nosotros y el
mar Aquí es Ormöga, donde deberíamos haber estado
hace un año Estamos
aquí por la segunda vez
Qué veo con mirada
de serpiente hacia el mar En mi
autosuficiencia, en
mi falta de interés por la vida
ajena La geometría
de lo indiferente Aquí está mi torre
enfrentada al mar,
después que la anfitriona cerró las otras habitaciones
No invadiré
habitaciones ajenas Solamente las mías
Nada puede
repetirse La geometría de las alondras es continuamente nueva
Tal vez vayamos a
mutuas habitaciones ¿Como en una cámara del Hades?
Estaremos en la
indefensión mutua Allí nos encuentra el amor
Mi madre ha entrado
en mi silencio, ahora es parte
de él Allí ya no
puede molestarme Tampoco es
necesario ahora
Ella me toca a través de todas las hojas
En la tarde gris
camino hasta el mar
Las agujas
colinegras ascienden, vuelan en círculos en torno a mí, llaman
También el zarapito
real asciende Hasta el bosquecillo de pinos hacia
el mar una vaca
ocre y roja se ha saltado la cerca de piedra Ella
me sigue con la
mirada Yo la sigo Frente al mar toco el agua, sigo la costa Busco
manchas de
alquitrán en el cabo hacia Kapelludden, mas no encuentro ninguna
El silencio de mi
madre respira Estoy en mi aliento La voz
profunda se oye,
dentro de mí, en silencio ¿De quién es el turno ahora?
¡Ay! ¡Ay! Los
pichones de vencejo vuelan, ya soberbios Respiro
Sexos, animales,
seres, sociedades, gentes Así respiran
también dentro de
mí No aniquilo a nadie Las voces están en sus
reparticiones,
infinitamente sutil No es para aplastar a nadie
Espero el oscuro
dolor Que llegará
y penetrará como mi
madre Ella llega también como
mujer, y yo
descanso en su transparencia
Ella está furiosa
de celos, no tolera que yo esté
con ningún otro No
hay sueño Estoy con mi amada
Descansamos dentro
de las alas desplegadas del sofá de madera
Sobre el prado y el
bosque está la luna, algo mayor que una hoz,
creciente Ilumina
con luz oro y plata en la noche clara
Todavía junio Más
tarde en la noche oigo el canto de la aguja colinegra
Julio A través de
la ventana abierta llega el aire del mar
Oigo las alondras,
sus pequeños sonidos chillantes Lejos
se oye el zarapito
real El duelo por mi madre llegó, sin tiempo, no le importa
al tiempo Vi el
tamaño de su sonrisa, cuando no estaba ya
triste La enormidad
sin reservas, sólo en existencia
Aquí es Ormöga El
dolor no tiene tiempo Tampoco la alegría
El mar brilla a lo
lejos En la línea costera se ve la abertura del arroyo
Espero aún la
entrada del dolor en lo inmediato, en sus
formas oscuras Veo
al ángel de la anunciación en la pila bautismal de Egby
piedra arenosa de
Gotlandia, siglo XII Vuela como los pájaros de la muerte
en las imágenes de
piedra algunos siglos antes Pero con aureola en torno
a la cabeza, sobre
los animales salvajes que protegen a María
Ella descansa en
otra escena vendada, a medias sentada
en una cama. José
le da algo de beber Nos dirigimos hacia
la pequeña planicie
rocosa más allá de Bockberget al Oeste Allí vemos ascender
las grullas
Florece el
pampajarillo, blanco, a medias marchito Un pequeño
brote de tomillo
lila brilla Sobre una laja de cal oscura una piedra blanca,
una especie de
piedra arenosa, cubierta de musgo, hendida Un cráneo
Te estiras en la
caliente laja, descansas allí A la distancia
te veo como un
animal, verde-y-con-manchas-negras, que no existe
Por la noche
volaron los vencejos frente a la luna, casi media llena Una
sola estrella
apareció, apenas divisable, en la noche clara
El sonido de lluvia
contra el techo También aquí en la torre de la Nada
Gösta Skyle Desde
aquí nos iremos directamente a su entierro
Él es el último de
los seres de mi infancia Hay en él la misma luminosidad, la misma amabilidad
que en mi padre No su dolor
Así no lo había
visto nunca antes, en el contraste, en la muerte
Entiendo que mi
padre no deseaba ser el que era En Gösta vi
otra sociedad
dibujarse En la que nada se vendía Nada se compraba
Veo que mi padre
huía del dolor de su madre, su dureza, tiranía
Helgue contó cómo
tenía que correr por las noches con la escupidera llena de sangre
Ella prohibió a
Gunnar que se casase, luego de su fracaso en Norteamérica
cuando quebró el
banco con su dinero ahorrado, y tuvo que volver
a sufrir como peón
en su tierra El abuelo le escribió, cuando lo llamaron a servicio
en el verano de
1941, para la cosecha, y él esperaba poder eludir
la guerra Veo
frente a mí a los padres de Gösta, August y Selma, Gösta se
parecía a ella,
recuerdo el alboroto que armé cuando dije siendo niño:
el tío Svensson es
un nazi ¿Quién ha dicho eso? ¿Dónde has oído eso?
Los adultos
rodeándome, inquietos Yo no entendía nada de esto
No sé, pero no
tengo ninguna razón para creer que era cierto
Era comerciante en
especias en Vattugatan, Halmstad, una pequeña tienda
en el sótano de la
gran casa de apartamentos, techo de lata curvo sobre la escalera
Sus hijos, Gösta y Helfrid,
querían ser artistas; el uno fue profesor
de dibujo,
ella telefonista El
otro hijo, Sture, se hizo químico; cuando tenía
nueve o diez años,
tal vez once, lo visité en Chemicum en Lund
Todo esto vi ¡Ay!
¡Ay! Nada de todo Todo de nada
La torre de la Nada se vacía Allí está el
halcón blanco
sacudiendo las alas
sobre el arenal Salgo al sol
miro los
heliantemos en la hierba, el tulostoma niveum y la
listera
ovata Escucho las alondras, y lejos la aguja
colinegra
Anoche, de visita
en casa de amigos, escuché al chotacabras
Anduvimos sobre la Caliza bajo la luna Luego
hacia el norte, bajo
nubes oscuras, en
la lluvia Aquí duermen todos los pájaros
Los vencejos
duermen bajo los aleros, con sus largos,
delgados cuerpos
Nosotros dormimos el uno junto al otro He bebido vino
Tú no, porque
conducías Se vacía esta torre Otras vendrán
Más finas, con sus
raíces penetrando profundamente la tierra
El agua penetra las
lajas de cal Allí encuentro la lluvia
Oí al chotacabras
hace 16 años en el mismo lugar Somos más viejos
Veo un sexo de
mujer, luminoso, erguido, un delgado mandala
Yo paso por él
Penetro su oscuridad En violento vaciado
Veo el rostro de la Historia Los lobos se
metían en París, por
la brecha en el
muro ¡Ay! ¡Ay! Allí estaremos juntos
El mar me ve, con
su mirada horizontal A la altura de los ojos
Ayer fui al mar
maternal, también aquí Allí están ahora todos los seres
Todos los que se
miran El zorro, el gato Las vacas a lo lejos
Al amanecer fluye
la mosca como una gota de sudor sobre la frente No
duerme Los vencejos
han pasado destellando Todos duermen
Aquí es Ormöga Aquí
todo es extraño Aquí casi
no estamos Aquí
está el horizonte marino verde oscuro Todas las plantas
Todos los pájaros
Ayer vi el pichón de alondra en el nido justo encima
de la ventana del
comedor En el prado costero está el pichón de zarapito real,
mientras el padre
volaba en círculos
sobre él; más pequeño, pico más tierno, el mismo chillido, aunque
más tenue,
Caminé por última
vez hasta el mar, solo Agua por todos lados, luego
de la lluvia El mar
estaba en calma; oí su voz, calma
También esto es
ahora el mar de mi madre Aunque ella no pudo nunca llegar hasta
aquí
Lo escuché Este es
un regreso Aquí todo es extraño
Aquí está el halcón
azul La agachona despierta
Por la noche veo la
luna bajar, naranja entre las nubes Total
soledad; total
silencio Mientras todos duermen Al alba nos despierta la mosca
¡Ay! ¡Ay! El dolor
ausente por todos lados, en su más extrema presencia
Se oyó el cuclillo,
lejano Los vencejos están en su geometría, dinámica
Nos despedimos de
los amigos, hablamos en la penumbra, luego de una visita al
cabo Los primeros
pájaros migratorios se reúnen, playeros dorso rojo, dice el
ornitólogo recién
instalado en la casa de al lado
Mañana entierran a
Gösta Skyle en Söndrum en las afueras de Halmstad Allí estaremos
(Tomado
de DISPARATES, selección de OCEANEN (EL OCÉANO), poemas de Göran Sonnevi en
versión española de Roberto Mascaró, Editorial del Gabo, El Salvador, 2014).
El océano de los DISPARATES según Göran
Sonnevi
DISPARATES -con una clara referencia a la obra de
Goya- es el subtítulo, en español y en mayúsculas en el original, de este
voluminoso libro de poemas de más de 400 páginas, OCEANEN, editado en Estocolmo
en lengua sueca. De él hemos extraído
la siguiente selección.
Göran
Sonnevi (Lund, Suecia, 1939) vuelve en este libro a sus viejos temas y presenta
otros nuevos, a manera de un noticiero global actualizado en el S XXI, pero que
también incluye poemas de la década de los 70.
El
destino humano en la sociedad sueca postindustrial, la Revolución socialista
tantas veces frustrada y postergada, la búsqueda de la convivencia pacífica
entre humanos, animales, minerales y plantas, todo ello frente all poder
avasallador de un imperio ultracapitalista que ya resulta ubicuo e imprevisible
y del que ha pasado a formar parte también Suecia, país que una vez fuera
“neutral” y “pacífico” y que hoy ya es colaborador silencioso y voluntario de la OTAN y otros cuerpos
policiales del mundo globalizado, cooperando activamente con el espionaje
mundial que el ubicuo imperio ejerce sobre las personas y las cosas y enviando
tropas mercenarias a ocupar distintos países.
He
aquí
el OCÉANO (el título del original sueco es OCEANEN), el mismo que cantasen
Rimbaud, Lautréamont, Mallarmé,Vicente Huidobro, St John-Perse, Michelet,
Tranströmer e infinidad de poetas de nuestros Archipiélagos.
Todo esto pasa por la cabeza y se expresa en la
pluma de Sonnevi, y en el trasfondo se suceden las visitas al archipiélago de
Gotemburgo, donde el escritor plasma su diario veraniego. Él mismo, siempre
escribiendo en primera persona, es uno de los personajes del drama. Allí brota
el texto, poemas breves y poemas largos, poesía amorosa y poesía política,
acompañada de un exquisito catálogo de la flora y la fauna de esa región. Allí
Göran se presenta de cuerpo entero y cara a cara con la Aldea Global. Con lo
fragmentario, con las esquirlas de los siglos, el poeta renueva su discurso.
Y el amor, siempre vivo en el texto de Sonnevi, que
homenajea la presencia de sus amigos vivos y muertos. Ese amor que Karl Marx
señalara como el protagonista del comunismo (primitivo) es para Sonnevi la
misma clave de la solidaridad humana.
Esta selección, que reúne algunos poemas OCEANEN/
DISPARATES, pretende acercar al lector español y latinoamericano a esta
poesía hasta hoy desconocida por nuestras latitudes.
Si algo del espíritu poético de Sonnevi se refleja
en estas versiones, la misión del traductor/intérprete, que no es otra que la
de recuperar y transmitir en nuestra lengua lo que ha sido escrito en otra, esa
misión estará cumplida. (R.M.)
Roberto Mascaró (Montevideo, Uruguay,
1948) Poeta y traductor. Reside en Suecia.