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sábado, 30 de diciembre de 2023
viernes, 29 de diciembre de 2023
Mariano Rolando Andrade: La Caída de Kabul
Mariano Rolando Andrade |
Al Gordo
Jugaron a ser Burton, Connolly y tantos otros enterrados
detrás de esa pared color tierra y las puertas de madera
del cementerio británico que cuidaba Rahimullah,
el viejo que venció a los talibanes recostado en una lápida.
Travestidos, con barba y un trabajado andar cansino
vagaban por el bazar enclavado en edificios en ruinas
mordiendo la kufiya para que no los ahogase el polvo
de las carretillas, los mutilados, las cabezas de cordero.
En cada esquina casi cruzaban soldados sin ánimo
sentados horas en unas sillas de plástico con la Kalashnikov,
o impotentes en los blindados, mientras en las mezquitas
la gente votaba y dejaba su indefenso dedo lleno de tinta.
Terminaban el día en L’Atmosphère o uno de esos lugares
que los afganos desconocían y donde los extranjeros
volvían a sus vicios, las armas bajo llave en la entrada,
como si Kabul tuviera algún resplandor de Texas.
Al despertar, nuevamente sastres, tintoreros y carniceros
en sus artes al aire libre; las mujeres celestes o invisibles.
Y el cielo azul que se podía tocar, como las mañanas
en los jardines de otoño tardíamente florecidos.
Así había sido, contaban bebiendo sus vinos infames. Así.
Pero ahora la gente corría desesperada hacia el aeropuerto
y ellos miraban la televisión, traidores quizás, quizás
hombres que tuvieron una juventud épica… traidores, sí.
Ahora, en la noche desfasada de París y Buenos Aires
recordaban a tipos como Mustafá, Khalil y Rabani,
porque era posible verlos en la pista desquiciada
o encerrados en sus casas sin mañana a la vista.
Sobre todo a Hazis, el actor barrido por la guerra,
soldado en Kandahar, prófugo, exiliado en Peshawar,
que volvió a Kabul cuando cayeron los talibanes
y montó un teatro itinerante para hablar de democracia.
A Fuyadin, que los llevó una tarde justo antes de ramadán
a la mansión de su primo el comandante de Shakarbara
en la ruta a Mazar, y los muyahidines armados fumaban
en la llanura sembrada de carcazas de tanques soviéticos.
Kassem y otros habían salvado los archivos de Afghan Films
quemando bobinas y cintas sin valor en un pastizal
ante la mirada aprobatoria de talibanes que ignoraban
el muro falso donde escondían los tesoros del cine afgano.
Pero eso fue antes. Ahora la gente luchaba para treparse
a un ala, una rueda, zambullirse en la bodega de un avión.
Kabul había caído sin balas y aquellos mismos hombres
de fajina y chancletas volvían a ser los señores del lugar.
La gente corría. Gente tal vez de los caseríos paupérrimos
que colgaban de las colinas en los suburbios y que vieron
un día de sol encamino al impenetrable valle de Panshir,
cuando conocieron el mausoleo del comandante Masud.
Gente quizás del barrio pudiente de Qalla-e-Fatullah
que había trabajado con ellos y creído que el pasado
no podía repetirse y esas tierras olvidadas y deseadas
tenían derecho al ímpetu civilizador de los invasores.
Gente como Estefan, el periodista que los cuidó en la Herat
de las mil tumbas de santos, profetas y poetas.
Como Abdulá, el hazara que los llevó a la ciudad roja
en lo alto de la ruta prohibida que conduce a Bamiyán.
Porque jugaron a ser Burton, Connolly y tantos otros
por los lagos vírgenes de la remota Band-e-Amir.
En noches en puestos de comida en la ruta a Bagram.
En Ka Taroshi, la calle más vieja y esquiva del bazar.
Jugaron o quizás no tanto. Tal vez en verdad creyeron,
y ahora en la noche desfasada de Paris y Buenos Aires
la caída de Kabul, esperada e inevitable, los obligó
a callar para drenar la confusa tristeza del traidor.
Porque no eran afganos y estaban a salvo lejos.
Porque esos rostros eran los mismos que sin pedir nada
los habían arrancado alguna vez de la suerte
de cavar su tumba ante una multitud en un país extraño.
Mariano Rolando Andrade (Buenos Aires, 1973). Escritor, poeta, traductor y periodista. Actualmente reside en París.
Ha publicado la novela Los viajes de Rimbaud (Editorial Vinciguerra, Buenos Aires,1996), la antología bilingüe Poesía Beat (Editorial Buenos Aires Poetry, 2017) y el poemario Canciones de los Mares del Sur (Editorial Buenos Aires Poetry, 2018). Acaba de editar y prologar Luisa Futoransky: Los años argentinos (Editorial Leviatán, Buenos Aires, 2019).
Fue seleccionado en la antología de poesía Buenos Aires no duerme (Eudeba, Buenos Aires, 1998) y ganó el Premio Juan Rulfo de Radio Francia Internacional (RFI) a mejor cuento en lengua francesa (2001). Su obra ha sido incluida en la antología Atlas de la Poesía Argentina (Editorial de la Universidad de La Plata, Argentina, 2018) y Poetas en el Cosmovitral (Ayuntamiento de Toluca, México, 2018).
Ha sido invitado a festivales de poesía y lecturas en Argentina, México, Perú y Marruecos. Colabora en revistas literarias de América Latina y sus poemas han sido publicados en Argentina, México, Colombia, Chile, Venezuela, España, Francia y Marruecos, y traducidos al francés, el italiano y el árabe.
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lunes, 18 de diciembre de 2023
Ricardo Ruiz: Poemas
Ricardo Ruiz |
“No” es la palabra más salvaje que consignamos al lenguaje.
Emily Dickinson
i
no
es el inicio
al borde
de lo real
su lente
orienta
la mano
en su pensar
en su hacer luz
de la sombra
cuerpo
de la palabra
ardiente
pan
de la duda
resplandece
de incertidumbre
pulso
del cambio
no
es la libertad
de sostenerlo
piedra
en el aire
grito
no
de nos
canta
y así
sucesivamente
al infinito
de su enunciación
el ángel
abre sus alas
ii
no
es el medio
en tanto río
en su deriva
cauce
del universo
que en su materia
oscura
sostiene
su infinito
hacerse
lengua
de ser
nos
camino: abra
del silencio
luz
rota
sobre sí
estalla
el tiempo
ruina
sobre ruina
construye
lo que no es
ii
no
es el fin
su nuestra
memoria
anticipada
no es no
hasta que
la verdad
sea dicha
***
¿Cómo es posible afirmar la propia identidad,
sin resolverla en lo otro de sí?
Massimo Cacciari
i
es sabido
descendemos
de los barcos
repletos de sangre
de negros
esclavos
de europeos
de criollos
de indios
de inmigrantes
descendemos
de criollos de sangre de europeos
de negros de sangre de esclavos
de inmigrantes de sangre de indios
no
es sabido
de los barcos
de sangre repletos
descendemos
ii
de los cerros
de la selva de los ríos
destos otros continentes
de sus villas ciudades
es sabido
descendemos
de sus libros
sus oscuras
lenguas
nuestras
iii
de la tierra
del mar de huesos
de fantasmas
sus canciones
sus semillas
indias inmigrantes
esclavas criollas
negras europeas
de sus cuerpos
descendemos
de tristezas
de lo que se repite
de alegrías
de lo que podamos
hacer venir
de lo que fuimos
somos
es sabido
Ricardo Ruiz (Buenos Aires,1953) Poeta. Ha publicado: “Racimo”, Ediciones Kairós, 1980; “peces del aire”, inédito, 1980; “Poemas”, edición del autor 1982; “otros cantos gallan”, Libros de Navegación, 1989; “tristes rüidos furias”, Libros de Tierra Firme, 1990 y “huesos de otros vientos”, Ediciones en Danza, 2015. Formó parte del grupo literario Kairós y coordinó talleres de poesía. Participó en la antología “65 poetas por la vida y la libertad”, Abuelas de Plaza de Mayo, 1983; colaboró en las revistas “Xul” y “Casa de las Américas”. Administra la página de poesía en Facebook “Presente Griego”. Su último libro “husos del no” fue editado en 2022 por la editorial Barnacle.
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sábado, 2 de diciembre de 2023
Mariano Rolando Andrade: Presentación
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presentación
Edmond Jabès: Preguntas a la luz
Edmond Jabés |
Exterior es el límite. Interior, lo ilimitado.
Para preparar mejor al hombre a morir del hombre, ¿creó Dios el tiempo?
Para dejar a Dios el tiempo de morir de Dios, ¿concibió la eternidad el hombre?
El instante muerde en la duración, nunca sobre la eternidad, que es duración incontrolable.
¿Y si el ayer –oh noche clavada, todo mi pasado- se rehusara a abdicar?
No hay palabra que no esté, desde ya, envuelta de porvenir.
El dolor, la desgracia, acceden, ellos también, a la mañana.
Uno se pregunta en la noche; pero movida por una comprensible necesidad de mirar y,
para nosotros, de mirarnos en ella, la pregunta está siempre vuelta hacia la luz.
La luz de la pregunta nunca es sino la pregunta a la luz.
Hay que haber llorado mucho para apreciar una sonrisa: arco-labios. Arco-iris.
-No puedo conocer a otro sino a través de mí. ¿Pero quién soy?
-¿El fuego conoce el fuego?
-¿El bosque conoce el bosque?
Es a la madera que consume que el fuego le debe el ser fuego; como el bosque,
al fuego que lo reduce a las cenizas, le debe el haber dejado de ser un bosque.
Edmond Jabés: (El Cairo, Egipto, 1912- Paris, Francia, 1991). Poeta de formación y lengua francesa.
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Demian Paredes: México en el corazón de dos literaturas: Tununa Mercado y Noé Jitrik
Demian Paredes durante su exposición |
Recordar y homenajear a Noé Jitrik y a Tununa Mercado, dos vidas dedicadas a la literatura, implica, obligatoriamente, asomarse –así sea someramente– a un período de tiempo que el primero denominó, en su libro de relatos autobiográficos La nopalera (y que aquí será citado varias veces), como un “trozo de vida mexicana”.
Porque, en efecto, Noé y Tununa son parte de lo que se conoció como “argenmex”, una denominación surgida durante la década de 1970, ante la cantidad de argentinos exiliados por la violencia política y la dictadura que se instaura en el país, y que escapan como pueden –ante amenazas o ataques–, y se refugian en un país de hospitalaria tradición: México.
En su libro Ráfagas de un exilio, Pablo Yankelevich así lo cuenta: “Los primeros exiliados argentinos comenzaron a llegar a México a mediados de 1974. Una parte de ese contingente estuvo conformado por los asilados diplomáticos y a ellos se unió un grupo de políticos, intelectuales, profesionales y artistas que por haber sido amenazados o haber sufrido atentados fueron arribando a la capital mexicana”. Y da una pequeña lista: “Ricardo Obregón Cano, exgobernador de la provincia de Córdoba; la pedagoga Adriana Puiggrós, exdirectora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires; el científico Enrico Stefani y su esposa la psicóloga Mara La Madrid; la cantante Nacha Guevara; el escritor Pedro Orgambide; el psicólogo Ignacio Maldonado y su familia, junto a la reconocida psicoanalista Marie Mimi Langer; la historiadora Ana Lía Payró; el literato Noé Jitrik y su esposa la periodista y escritora Tununa Mercado; los actores Luis Brandoni y Marta Bianchi; el periodista Carlos Ulanovsky; el músico Alberto Favero, y los diputados Héctor Bruno y Héctor Sandler.”
Además, en ese libro se da cuenta del rol destacadísimo de Noé impulsando, desde el mismo año 1976, una institución con el objetivo de organizar y actuar ante la llegada constante, e inminente y seguramente creciente, de exiliados desde Argentina, tras el golpe militar. Surge entonces la Comisión Argentina de Solidaridad (la CAS), que tiene múltiples roles y se ocupa de distintas tareas y asuntos: legales y jurídicos, laborales e intelectuales, políticos y culturales, y hasta de la vida cotidiana y familiar. Junto a esto, Yankelevich destaca la publicación en julio de 1976, a tan solo unos meses de instaurada la dictadura, de un Informe sobre la situación argentina, elaboración de la CAS, que aún no tenía sede, realizada en base a datos de la prensa argentina y muchas otras fuentes, como informes de abogados de presos políticos, cartas de los detenidos, etc.
Y, como suele o puede ocurrir, de esta primera organización surgiría otra, comandada en este caso por Rodolfo Puiggrós, otra destacada figura del exilio. La Cospa: Comisión de Solidaridad con el Pueblo Argentino, de orientación política mayoritariamente montonera. Esto dice Yankelevich: “A comienzos de los ochenta, para la colectividad argentina cada organismo era fácilmente reconocible: una era ‘la casa de Puiggrós’ y otra ‘la casa de Jitrik’.”
Sin embargo, haciendo a un lado el camino particular y las características de cada organización, lo que me interesa destacar es lo que este autor, un estudioso del exilio en nuestra región, llama “la apuesta cultural de la CAS”, lo que incluyó su propio centro de estudios. Así lo explica y describe: “Noé Jitrik, Osvaldo Pedroso y Gregorio Kaminsky, entre otros, fueron sus promotores iniciales. La idea que los animó era la de crear un espacio donde reflexionar sobre problemas más generales, alejados de la inmediatez de la coyuntura argentina. En realidad, el Centro de Estudios Argentino-Mexicano fue pensado como un mirador desde el cual acercarse a temas derivados de intercambios y entrecruzamientos culturales, bregando, como lo señaló Jitrik, por ‘vivir la experiencia mexicana’.
Se detallan luego las conferencias que se hicieron (de feminismo, literatura contemporánea, psicoanálisis y “crisis del marxismo”), y los intelectuales latinoamericanos, europeos y norteamericanos que participaron de distintas instancias de reflexión y debate.
Quiero quedarme con la expresión de Noé recién mencionada, “vivir la experiencia mexicana”, y entenderla como un bregar, aun en la adversidad y ante la catástrofe, por lo que podría ser virtuoso, por un abrirse para conocer la riqueza de una nueva cultura, en un nuevo terreno. Una apertura que, seguramente, ya venía motivada, como el propio Noé lo ilustra en La nopalera, por viajes previos a otros países: Francia, Cuba e incluso ya México poco antes, en 1972. Un “cosmopolitismo literario”, podríamos decir, en aquella época de “boom” y “posboom” literarios, y proliferación –ya que no sé si decir “auges”– de críticas y teorías.
A modo de muestra de esos lazos culturales, que sobrepasan y superan cualquier frontera, sean geográficas o dictatoriales, podemos leer en La nopalera que Noé recuerda varios libros suyos que, por entonces, se publican en Argentina y en otros países de América Latina, incluso ya estando él y su familia en México: el poemario Comer y comer, los ensayos Producción literaria y producción social. También, un cuento ilustrado, “Del otro lado de la puerta”, y un volumen de cuentos titulado Llamar antes de entrar. Y en México se publican muy pronto Las contradicciones del modernismo, de ensayos, y Viajes. Objetos Reconstruidos, bello volumen de prosas y breves poemas, surgido de notas de una experiencia de viaje a Europa, de Noé junto a su hijo Oliverio.
Noé se desarrolla, crece cultural y teóricamente, en los ámbitos literarios y académicos, manteniendo la actividad mencionada anteriormente, de dirección y funcionamiento de la CAS, que insumía muchísimas horas. Cuenta en La nopalera: “Terminábamos agotados, a altas horas de la noche y luego, por la mañana, los trabajos personales y nuestra propia y personal vida con sus exigencias cotidianas, más el deseo de seguir comprendiendo quiénes podíamos ser nosotros en el complejo mundo mexicano, todo eso era vivido como fascinante, de una intensidad que el hecho del exilio no menoscababa, acaso era una oportunidad que se nos brindaba para convertir una situación no deseada en una luminosa experiencia”.
Así era la dimensión del “día a día” de la familia Jitrik, contada sumariamente en La nopalera:
“En los primeros años habíamos organizado nuestra vida de la siguiente manera: en casa quedaba Vicenta Martínez, que nos esperaba con la comida hecha y siempre mexicanamente diversa aunque con matices argentinos que había aprendido con absoluta facilidad. En El Colegio Madrid los niños desde la mañana, Tununa, en el Taller Nacional del Tapiz y luego, cuando empezó a trabajar, recomendada por su antiguo compañero de La Opinión, en la redacción de la consolidada revista Tiempo, fundada por Martín Luis Guzmán [...], y yo en El Colegio de México, todavía en la calle Guanajuato. [...] daba mis clases, conversaba con Raúl Ávila o con Margit Frenk e iniciaba relaciones, sobre todo con los estudiantes del doctorado, iba conociendo a las tropas y al volver a casa recogía a los niños, en esas horas afiebradas de la salida de la escuela en México, en el pandemonio de la calle Revolución y en medio de su tumulto y el siempre tentador mercado de Mixcoac. Tununa volvía por su cuenta contando lo que había visto, leído y escrito en una sección de la revista subtitulada ‘Otros continentes’, o sea el mundo salvo las Américas. Increíble lo que llegaba a saber sobre los rincones más ignotos del universo incluido el espacio estelar.”
Habrá entonces conciencia de la imposibilidad de regresar pronto al país, lo que multiplica viajes y relaciones por México, y a otros destinos, como los dos años seguidos que Noé y Tununa se dirigen a Caracas, en una oportunidad nada menos que para lanzar la “Biblioteca Ayacucho”, con una decena de escritores e intelectuales de América Latina (como Juan Gustavo Cobo Borda, Tulio Halperin Donghi y Augusto Roa Bastos), convocados por Ángel Rama.
Por su parte, Margit Frenk le abrirá las puertas a las universidades estadounidenses. Noé hará algunos viajes cortos –en La nopalera habla de uno junto a su hija Magdalena–, pero no más.
Y hay más libros en ese período: Fin del ritual, de cuentos, premiado con el “Xavier Villaurrutia”, Los dos ejes de la cruz, ensayos que proponen una mirada sobre la mirada de Colón, a partir de una lectura e interpretación de sus diarios, y El callejón, compilación de artículos periodísticos y poemas publicados en un suplemento literario.
Tan larga sería la lista de libros como mencionar las amistades literarias de ese período, desde Tomás Segovia a Fabio Morábito, pasando por José Emilio Pacheco y Carlos Fuentes.
Al respecto, un párrafo más de La nopalera:
“Margo Glantz [...] nos acogió casi de inmediato y lo que se estableció tuvo un carácter muy especial. [...] empezamos a frecuentar su casa en el corazón de Coyoacán, llena de bellos objetos y cuadros de su padre, el mítico Jacobo Glantz, y sobre todo refugio de escritores a cuya amistad entramos muy naturalmente.” Allí estaban Luis Cardoza y Aragón, Augusto Monterroso, Carlos Monsiváis, Sergio Pitol, Elena Poniatowska y muchas y muchos más.
Las listas de amistades y relaciones, revistas y proyectos, actividades y experiencias serían interminables. Sólo a modo de ejemplo, durante y después del exilio no dejaron de aparecer libros de Noé en México: El melódico perplejo, Díscola cruz del sur ¡guíame! (un poemario con arte de tapa de Magdalena), Lectura y cultura, Limbo (novela pesadillesca sobre la dictadura argentina, recuperada y publicada en Argentina en 2017), una Antología poética, parte de la serie “Material de lectura” de la UNAM, La lectura como actividad, El ojo de jade, Evaluador, Delicados trazos (ensayos, publicados por la Universidad de Veracruz), y Lámpara diurna, un volumen publicado como parte del Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña, otorgado por la Academia Mexicana de la Lengua, en 2018.
***
Hay una serie de TV titulada “Los Argenmex”, coproducción entre Canal 22 de México y el Canal Encuentro de Argentina. La primera (y creo que única) temporada comienza con el primer episodio dedicado a Néstor García Canclini (otro argentino exiliado, quien comienza diciendo “Ser argenmex... ¡es complicado!”). El tercer capítulo está dedicado a Juan Gelman, y el segundo, por supuesto, es sobre nuestra dupla infaltable: “Tununa Mercado y Noé Jitrik”. Allí, junto con el recuerdo ya comentado de sus relaciones con las colonias y grupos de exiliados de Argentina y América Latina, Noé reafirma su actitud de apertura y búsqueda de productividad (crítica) en esa situación tan adversa. Dice: “no podía atarme a la exaltación de lo perdido, en materia cultural”. Y brinda su visión: “Creo que el argenmex se define por una memoria. No es un desagradecido ni un olvidadizo. Es alguien que recogió una experiencia, que la incorporó, y que la quiso validar o que la valida, ya sea por la pasiva, ya sea por la activa.”
Por su parte, Tununa Mercado, en ese mismo programa, cuenta sus primeros acercamientos, las primeras apariciones en su vida del país que, en un futuro –no tan lejano–, le daría asilo. Cuenta ella que, en una estadía en Francia, trabajando, tuvo que dar en clases, además de Juan Rulfo, a la novela de la revolución mexicana Los de abajo, y que ahí descubrió por primera vez, “desde el lenguaje”, a México. Y da una intensa definición: “México me entró por los ojos, por el oído, por el olfato… como un enamoramiento, como una excitación, un eros que se despertó, viniendo de un territorio de muerte…”. (Y son esos los momentos en que se gesta Canon de alcoba: textos de diversas e intensas temperaturas.)
También en “Los Argenmex”, cuenta Tununa otro aspecto de la tradición histórica y política, y del vivir de los exiliados: “Creo que hay cosas medulares de México que pude captar. Como la medular relación de los exiliados argentinos con León Trotsky. Cuando nosotros llegamos, fuimos pioneros entre los exiliados en empezar a ir a la Casa de León Trotsky. [La expresión] ‘Empezamos a ir’ habla de un continuo. En mi caso, cada vez que llegaba un argentino íbamos de visita a la Casa de Trotsky y, por añadidura, a la Casa de Frida, que quedaba en la Casa Azul –a la que todo el mundo visita–.”
Los trabajos de traducción del francés de Tununa, ligados a las ciencias sociales, la historia y la política, incluyeron también un volumen de memorias del secretario de Trotsky, Jean van Heijenoort, llamado Con Trotsky, de Prinkipo a Coyoacán, y otro volumen de cartas personales entre Trotsky y su esposa, Natalia Sedova. Todo un mundo ideológico proveniente de la primera mitad del siglo XX, hasta los comienzos de la Guerra Fría; acontecimientos y personalidades de la historia que también tienen su aparición, como trasfondo, en el volumen de corte autobiográfico que escribiría Tununa años después: La madriguera.
Otro trabajo emprendido en México por Tununa, para destacar, muy valioso y renovador, fue el de la revista fem, publicación donde se combinó con alta calidad periodismo y literatura, ciencias sociales y arte, crónicas, libros y la agenda de denuncias y reclamos de los feminismos de la década de 1970. Son textos que, en gran parte, se pueden leer en una antología reciente cuyo título es El vuelo de la pluma.
En su libro En estado de memoria, Tununa detalla y habla de dos exilios. Un “primer exilio”, cuando contaba con 27 años, en 1966, con el golpe de Estado de Onganía, que duró hasta el año 1970, cuando ella tenía 31 años. Y otro, el “segundo exilio”, que va de 1974 a 1986. Tununa se fue cuando tenía 34 años, y volvió con 47. En ese libro se encuentra el relato “Visita guiada”, donde Tununa da por primera vez noticia de la historia de su maestro de telar, Pedro Preux, hijo de milicianos combatientes antifascistas durante la Segunda Guerra Mundial. De ese relato –que transcurre en una encrucijada histórica, entre Europa y América– emergerá su gran novela, que le llevó años de investigación, viajes y traducciones: Yo nunca te prometí la eternidad. Novela que, a la postre, recibiría –en México nuevamente: en la FIL de Guadalajara– el Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
¡Y cuánto más habría para recordar de México en Tununa! Como su bello escrito “El arte de lo mínimo en México”, publicado en la antología La letra de lo mínimo (1994). O el recuerdo acerca de su primer libro, publicado en Buenos Aires en 1967, Celebrar a la mujer como a una pascua, en el prólogo que hizo para la reedición, 40 años después, sobre su premonitorio “color mexicano”.
Y entre las amistades literarias, la ya mencionada Margo Glantz tiene su correspondiente lugar en otra antología de Tununa, Narrar después (2003). En “Leer el rastro con Nora”, cuenta: “He leído varios libros de Margo Glantz a lo largo de estos últimos veinticinco años: Las mil y una calorías, novela dietética en el 78; y después, sucesivamente, entre otros, Doscientas ballenas azules; No pronunciarás; [Las] Genealogías; El día de tu boda; Síndrome de naufragios; De la amorosa inclinación a enredarse [en] los cabellos, La lengua en la mano, Erosiones, Apariciones en el 96, Zona de derrumbe, en el 2001, y algunos ensayos críticos que sería excesivo citar.” Agrega: es “una obra profusa que va de lo académico a lo literario, e incluso mentes disciplinadas y especulativas [...] a partir de la escritura misma de Glantz, habrán logrado ver el registro complejo y abigarrado de saber y sentir, de inteligir e imaginar que sustenta sus trabajos críticos, filológicos o históricos, y su narrativa, y advertir cómo se rompen las divisorias, cómo estallan esos presuntos antagonismos formales y de género.” Son “textos aparentemente indisciplinados e insumisos, dotados de un poder de condensar los estados de esa anomalía del espíritu que consiste en escribir.” Recuerda Tununa: “en el momento en que empecé a leer a Margo Glantz, a finales de los setenta, [sus libros] pasaron a ser primeros en la lista de mis preferencias cada vez que me interrogaban sobre la literatura mexicana de esos años.”
Al mismo tiempo, Margo Glantz, en De la amorosa inclinación a enredarse en cabellos (libro reeditado varias veces con un nuevo título: La cabellera andante), en la sección final titulada “A cada quien su pelo”, agradece a sus fuentes literarias y amistades lectoras, colaboradoras para su trabajo. Y por supuesto, los nombres de Noé y de Tununa aparecen allí.
En otro libro, Tierra que anda. Los escritores en el exilio (1999), de Jorge Boccanera ¡también argenmex!, tenemos este testimonio y reflexión de Tununa, sobre su propia literatura, mencionando una serie de obras de colegas, constituidas sobre el mismo horizonte histórico y experiencial: “El exilio no fue viaje, ni aventura extravagante, y la perspectiva de distancia que tal vez se ofreció para una mirada literaria se constituyó sobre una pérdida. Sin intención de generalizar, podría decirse que los textos que se escribieron en el exilio, aún los más separados de las referencias estrictamente nacionales, tuvieron un horizonte de escritura en el que la muerte acechaba o francamente reinaba. Desde novelas de experiencia política como Recuerdo de la muerte de Miguel Bonasso; Cuerpo a cuerpo de David Viñas, o Qué solos están los muertos de Mempo Giardinelli, hasta textos como Limbo de Noé Jitrik, o Lugar común la muerte, de Tomás Eloy Martínez, libros que me fueron cercanos en México, o, entre otros, Nada, nadie, nunca, de Juan José Saer; No velas a tus muertos, de Martín Caparrós, o La rompiente, de Reina Roffé [...], lo que se escribió durante o inmediatamente después de la dictadura militar tuvo esa marca de sustracción y violencia que anida en cualquier nostalgia. El país segregaba muerte cotidiana, aislaba en un no lugar [...], escribir pudo ser un gesto de supervivencia”.
***
Tenemos un país, entonces, que dio asilo y cobijo, que ofreció su historia, cultura y política, su exuberancia natural y mural, su excelsa gastronomía, su inabarcable literatura, y su rico, delicado y variado minimalismo de lo artesanal. Un país que, así como dio, también recibió, por parte de Noé y Tununa, admiración, trabajo y dedicación: una experiencia de crecimiento literario, con cruces y enriquecimientos culturales mutuos, con la sombra ominosa de la larga noche dictatorial en la Argentina. (Una dictadura que, aún desde la distancia, nunca dejaron de denunciar y de combatir.)
Hablamos de México, de un país que se encuentra en el corazón de estas dos –intensas, vitales, vibrantes e incesantes– escrituras.
* Texto leído por Demian Paredes, escritor, traductor y periodista, en el marco de las “Jornadas Tununa Mercado-Noé Jitrik”, organizadas por el Instituto de Literatura Hispanoamericana y el MALBA, realizadas los días 8 y 9 de noviembre de 2023.
martes, 14 de noviembre de 2023
José María Fonollosa: Plaça Reial 1
José María Fonollosa |
El jazz se está muriendo. Agonizante
aún de lecciones, mientras los siniestros
grupos de blancos buitres le rodean
y hunden su pico en una carne aún viva.
Los negros le abandonan. Tienen prisa
en llegar al despacho, profesiones,
cargos ejecutivos o al senado.
Se sienten importantes en su empleo
Pues pisan un terreno antes prohibido.
Y el jazz está muriendo sin su ayuda.
Y los blancos aguardan el relevo.
Os quitarán el Jazz. Y sin “swing”, preso
en el papel pautado, asomará
su esquelético cuerpo entre las rejas.
Le integrarán, como a vosotros, negros,
en su sólida cárcel de sonidos.
Habría que hacer algo. Debería
alguien romper el vidrio de la alarma
y alertar a la gente. La elección
entre el dolor de un pueblo y la obra de arte
excepcional, no ofrece duda alguna.
Se nos está muriendo el jazz, la música
despreciada y amada. Humana. Mágica.
El oscuro milagro de este siglo.
La gran creación del negro en Norteamérica
José María Fonollosa (Barcelona 1922-1991) Poeta de la generación de posguerra. Publicó: La sombra de tu luz (1945); Umbral de silencio (1948); Blues y Cantos espirituales negros (1951); Romancero de Martí (1951-1961; poema de 4000 octosílabos publicado por entregas en el diario El país de la Habana, Cuba); Ciudad del Hombre (1997)Albert Pla y Joan Manuel Serrat musicalizaron algunos de sus poemas.
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Jose María Fonollosa,
Poesía
Stela Fonseca: poemas
LEVE POESÍA
Existe un poema
preso en la palabra
que no tiene miedo
de hacerse cursi.
Disculpá Fernando:
ridículas son las palabras
de no amor.
Y el verso inquieto
no se sosiega...
“yo sé que te voy a amar”
“There’s a place for us...
There’s a time for us...”
Voy a oír a Renato Russo
y a Leonard Bernstein.
APELACIÓN
Que se derrame sobre mí
el brillo de esta mañana
de esperanza azul.
La noche sólo fue
ausencia de luz lunar.
COMO EN UN BOLERO
Manos tomadas
pies descalzos
arena de mar.
Mirarnos directo a los ojos
decir yo te amo
verte escalofriar.
En voz alta,
entre besos y mimos
nuevos poemas crear.
Ver la puesta de sol
besar en la boca
rodar en la arena, en el mar.
Danzar blues,
beber champán
y entre besos, brindar.
Noche: abrazos, luz de luna,
brisa marina
nosotros dos, a amar.
¿Por qué necesitamos
de las tragedias de Shakespeare?
CAMPESTRE
Visito tu boca
dulzura,
y me la unto
de felicidad.
Me dejo llevar
por el ritmo de
tu cuerpo
y soy hierba
acariciada
por el viento leve
en la mañana de
sol y primavera.
POESÍA III
Poesía
en los
versos
de
todos los
días
y
en el
silencio
contemplativo
que
gesta
la
poesía.
* Todas las piezas fueron tomadas del sitio web “Jornal de Poesia” (http://www.jornaldepoesia.jor.br).
** Versiones: Demian Paredes, Buenos Aires, 2023.
Stela Fonseca es artista y poeta. Autora del volumen De poeta e de louco (1999, reeditado en e-book en 2019).
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jueves, 9 de noviembre de 2023
Novedad Editorial, Esteban Moore; selección y prólogo Demian Paredes
martes, 24 de octubre de 2023
Juan Calzadilla: Poemas
Juan Calzadilla |
El AUTORRETRATO
El que fui y lo que
hice no son el
mismo. En lo que fui está mi sufrimiento.
En lo que hice, mi
placer.
Lo que el autorretrato dice de
mí no crean que me reconforta.
Cuando me miro en él me veo
perdido como si, más que
plasmar mi figura, lo que hice
fue cavar mi propia fosa. Ya
quisiera yo verme de cuerpo
entero en mi retrato, libre de
edad y de los estragos del
tiempo sin recibir amenazas de
una superficie extraña y lisa
que tomándose atribuciones
sobre mi persona y hablando en
mi nombre se empeña en
demostrar que ese al que yo
miraba fijamente en el espejo
mientras el azar guiaba
locamente mis trazos, no era yo
sino mi doble. Por más empeño
que puse en construirme paso a
paso, obediente a las líneas del
gesto automático agarrado al
pincel y abusando de las tintas
sobre la virgen tela, sólo
alcancé a arrojar brochazos que
no paraban de decirme:
“_Ese que sale de tus trazos locos
no eres tú, es tu otro
INJUSTO CON SUS EMOCIONES
Yo no creo que el poeta sea injusto con
las emociones porque las explote. Más
bien procede con miedo y pudor frente
a éstas, receloso, aunque confiado en
que las palabras harán el resto.
Sabiendo que más allá del limitado
poder del lenguaje querer expresar
lo insondable es entrega y derrota. Pues
fuera de las palabras no hay más
mundo que el que ellas mismas
convocan.
Y así pasa con la experiencia que, al
afirmarse, solicita más y más
contención para corregir en el poema
todo defecto producido por abundancia
o repetición. o por la inmodestia de
quien, por haberlo escrito, se siente
poseído por la vanidad de considerarse
su autor.
ESTRATEGIAS
Al fin y al cabo, todo plan que uno en vida
se trace, se reduce a una estrategia para sobrevivir.
En cuyo caso la estrategia montada tiene
como fin ponerse en buenos términos con un
deseable y efímero porvenir.
Hay también los que trazan estrategias
con su pasado dando como un hecho que éste
no volverá a ocurrir y que no se está dispuesto
a pactar con la muerte a menos que sea
por una causa ejemplar o por un accidente
que no entraba en los cálculos del azar.
Aparte de que, en todos los casos citados,
se comience o no a partir de cero,
lo difícil es que se cumpla el plan.
EL DESENLACE
Se hubiera podido evitar el desenlace
de no haber estado presente la víctima.
O si ésta hubiese muerto mucho antes,
con más seguridad, si no hubiera nacido.
¡Impidamos que nuevos crímenes se cometan!
Borremos inmediatamente el mapa para que
no haya sitio donde perpetrarlos.
El remedio debe comenzar por la geografía.
Es así como razona el gendarme. O también:
si el hecho no ha sido registrado, no es historia.
O sea que no ocurrió.
JUAN CALZADILLA (Altagracia de Orituco, Venezuela, 1930 Poeta, artista plástico, editor, crítico de arte. Estudió literatura en el Instituto Pedagógico Nacional, Caracas. Fue cofundador e integrante del grupo de vanguardia «El techo de la ballena» y director de la Galería de Arte Nacional. Fundador y coordinador de talleres de expresión literaria en diferentes instituciones del país. En 1996 se le otorgó el Premio Nacional de Artes Plásticas, por mérito de toda su obra, la cual incluye la realización de exposiciones individuales en Venezuela y el exterior. En 2016 recibió el Premio León de Greiff al mérito literario, en Colombia, y en 2017 el Premio Nacional de Literatura de Venezuela. En 2017 asistió por Venezuela a la Bienal Internacional de Venecia. La Escuela de poesía para la edad escolar en Venezuela lleva su nombre . En Argentina ha sido publicado en tres oportunidades por Elosía Cartonera en 1995 y 2021, y por Diario de poesía.
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martes, 17 de octubre de 2023
Cida Sepulveda: poemas
Cida Sepulveda |
MISERIAS
Ella se partió
En tantos
No dejó evidencias
De existencia
Una fisura en el viento
Revirtió la tempestad inminente
Los campos minados del alma
Reflejaron miserias temporales
De los labios hambrientos
El beso arrancado de raíz
Quebró el sentido del mundo
RITUAL
sol sol sol
en el silencio en lo vago del movimiento
bocas se cierran se abren se comen
rostros se hartan se escupen se atraen
rosas rosas rosas
en el otoño en la luz del sufrimiento
colores florecen se dan desvanecen
manos se amarran se tuercen se pierden
sangre sangre sangre
bebida ofertada a los hombres
de las fuentes imberbes del alma
SENTIMIENTO
Todo lo que me alegra me entristece
En esta telaraña de conversaciones y dispersiones
El rostro del amigo es inconstante
La herida del tiempo me consume
Sume el mirar por donde pasa
No deja marca ni abrazo
Rastro de saudade
Cualquier lazo
Hiere el sueño tal retrato
Cae la lluvia el pétalo la tez
Son hipos del otoño
Carmines nativos violados
SINUOSIDADES
Se mueven los barcos
En direcciones variadas
Mis ojos los siguen
Ora unos ora otros
Pero no los veo de veras
Sino sus sinuosidades
Se mueven los barcos
Intentos suaves
Y mi mirar
Presiente caminos
Tan seguros y listos
Que me colman las horas
DEFINICIÓN
No le doy una mano a la palmeta
Para obtener trozos de perdón
Mi amor
Es un impulso incontrolable
De libertad
Libertino
Alocado
Quien sabe un poco
Loco
* Todos los poemas fueron tomados del sitio web Jornal de poesía (http://www.jornaldepoesia.jor.br/csepulveda.html).
** Versiones: Demian Paredes, Buenos Aires, 2023.
Cida Sepulveda es poeta y cuentista. Vive actualmente en Campinas. Su primer libro fue elogiado, y ella apadrinada, por Manoel de Barros. Sangue de Romã (2004) es uno de sus libros de poemas. Además, publicó cuentos en distintos suplementos culturales, y más de cincuenta en el volumen Coração Marginal (2007), y otros tantos en Todo Amor Tem Seu Dia de Punhal (2011). Fue editora de la revista de arte y literatura Vagalume.
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lunes, 9 de octubre de 2023
Alfredo Veiravé: Poemas
Alfredo Veiravé |
POEMA CON COLOR LOCAL
“Pinta tu aldea y serás universal”
Tolstoi (citado de oído)
Vivo en el Chaco en la ciudad de Resistencia y conozco
el quebracho, el algodonal y el viento norte
en las siestas del verano
sus templos sacramentales y las lluvias interminables
no obstante eso ojeo la enciclopedia que en fascículos
llega a los kioscos
y leo sobre “La infancia de la humanidad”
“La estructura de las máquinas”
Soy de la primera generación de Tarzán y el
Tit-Bits fui sobrino del Capitán y ahijado de Fantomas
Y no veré seguramente
la colonización del planeta Marte
no obstante eso miro los lapachos florecidos
con cierta nostalgia becqueriana
ESPECIES VEGETALES
La palmera pindó es una envidiable introvertida
como un ejecutante de jazz que improvisa sus temas bajo el vuelo
de los loros,
el jacarandá en cambio es un árbol femenino
sin inhibiciones y más bien con un orgullo legitimo por su belleza;
el palo borracho aún pálido y anémico por el problema de sus
glándulas
jamás puede disimular ese complejo de su apariencia que lo hace
desconfiar de todas las conversaciones en las cuales cree
oír alusiones a sus formas.
Solamente el gomero, suave y refinado, silencioso y y seguro de sí
Mismo
Cultiva el arte de la percepción frente a los más severos críticos
Y con buenos modales en las fiestas mundanas
Sonríe para adentro sabiéndose dueño de unmsecreto poderoso.
LOS RELOJES INTERNOS
En Munich han descubierto que las aves en sus largas
migraciones a través de los continentes,
tienen clara c conciencia del día y las distancias, y que ese ritmo
(llamado “circadiano”)
es habilitado por relojes internos que funcionan según la luz.
Me detendría un poco en otras explicaciones científicas:
en la glándula pineal —lo dicen ellos— hay un reloj central
conectado con el ojo que funciona como un fotómetro, y que
las glándulas de las hormonas producen melatonina que
a su vez sirve para sincronizar los diversos relojes internos de las aves.
No aclaran todavía cómo estos mecanismos fracasan totalmente
cuando las aves emigran por la fuerza hacia el destierro.
Alfredo Veiravé (Gualeguay, Entre Ríos, 1928- Resistencia, Chaco, 1991) Poeta, ensayista y docente universitario. Publicó: El alba, el río y tu presencia ( 1951); Después del alba el ángel (1955); El ángel y las redes (1960); Destrucciones y un jardín de la memoria (1965); Puntos luminosos (1970); El imperio milenario (1973); La máquina del tiempo (1976); Historia natural (1980); Radar en la tormenta (1985); Laboratorio central (1990).En 1968 asistió al Iowa International Writing Program, Universidad de Iowa, Iowa EEUU). Esta experiencia, según el propio Veiravé, fue fundamental para su propia escritura, pues en aquel ámbito tomó contacto con otros poetas y poéticas; con una nueva sensibilidad y concepción de la belleza que se estaba expandiendo en el mundo. Desde entonces dedicó sus esfuerzos, sin renegar de la emoción, a combatir el espíritu provinciano de la poesía argentina y a diluir la retórica de origen español. Actitud que lo transformó en uno de los grandes renovadores de la poesía argentina.
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viernes, 29 de septiembre de 2023
Elder Silva: Poemas
Elder Silva |
FOTOCOPIA
No hay más ruidos
que el de lanchita con motor fuera de borda
que agita el lago,
con olas que se repiten en la orilla como una fotocopia.
La hilera de bandurrias vuelve al bosque
soñando con la luz indecisa del sol.
Mi corazón es algo parecido al paraíso
acá en Palmar.
UNA MARIPOSA BLANCA
La mariposa vino a morir en la vereda.
En las baldosas rotas de la calle Cabrera
la mariposa blanca “plegó sus alas”
(para homenajear a los poetas del barrio)
y vino aquí a abandonar su vuelo.
En un mundo tremendo:
hoy cayó la bolsa en Irlanda
y toda Europa corre a socorrerla,
Haití se muere en cólera
y aquí en mi barrio muere una mariposa blanca.
Con alas extendidas
(justo aquí)
en la vereda por la que van los niños a la escuela,
donde pasan los linyeras solos,
donde repasa el viento el polvo solitario
y los evangelistas tratan de abrir sus biblias
para mostrar el cielo.
OPCIÓN GORRIONES
Como advertía mi amigo Juan Carlos
en un país sin grullas
no tiene sentido salir a defender su supervivencia
entre las especies del planeta.
Ni cantar a ruiseñores, ni cornejas
ni a aquellos famosos estorninos
que han poblado otras poéticas.
Tampoco vienen cigüeñas a nuestros campanarios.
Suerte estos gorriones picoteando
migas de mi mesa en el verano.
Se toman el trabajo
de bajar de los aleros de las casa del barrio
y venir a recordarnos, una vez más,
que el amor y la poesía
también tienen patitas frágiles como escarbadientes.
Elder Silva (Colonia Lavalleja,1955-Montevideo, 2019). Poeta, periodista, docente y gestor cultural.
Desde 1997 hasta 2015 se desempeñó como coordinador del Centro Cultural "Florencio Sánchez" de la Villa del Cerro. Desde 2005, también trabajó como responsable del Programa Esquinas de la Cultura de la Intendencia de Montevideo. Se desempeñó como docente de la asignatura Gestión Cultural Comunitaria en la Licenciatura y Tecnicatura en Gestión Cultural del Centro Latinoamericano de Economía Humana. Su obra poética: Líneas de fuego (1982), Cuadernos agrarios (1985), Un viejo asunto con el sol (1987), Fotonovela - Canción de perdedores (1996), La cajera del Oxford y otros poemas de amor (1999), Mal de ausencias (2002), La frontera será como un tenue campo de manzanillas (España, 2005), Sachet (2009), Bar Bukowski (2012), Agua enjabonada (2013), El reloj mide las horas donde tu boca falta (2014), Pájaro que tiembla (2022).
(Póstumo, Civiles Iletrados, Montevideo, 2022) |
Desde 1997 hasta 2015 se desempeñó como coordinador del Centro Cultural "Florencio Sánchez" de la Villa del Cerro. Desde 2005, también trabajó como responsable del Programa Esquinas de la Cultura de la Intendencia de Montevideo. Se desempeñó como docente de la asignatura Gestión Cultural Comunitaria en la Licenciatura y Tecnicatura en Gestión Cultural del Centro Latinoamericano de Economía Humana. Su obra poética: Líneas de fuego (1982), Cuadernos agrarios (1985), Un viejo asunto con el sol (1987), Fotonovela - Canción de perdedores (1996), La cajera del Oxford y otros poemas de amor (1999), Mal de ausencias (2002), La frontera será como un tenue campo de manzanillas (España, 2005), Sachet (2009), Bar Bukowski (2012), Agua enjabonada (2013), El reloj mide las horas donde tu boca falta (2014), Pájaro que tiembla (2022).
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miércoles, 27 de septiembre de 2023
Recital: LPM Trío
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jueves, 21 de septiembre de 2023
Gerardo Ciancio: Tríptico Trance
“saca tu cuerpo viejo, viejo mío,
saca tu cuerpo de la muerte”
Jaime Sabines
I
Si ese aroma a pinares llegare de esta infancia si anduviese el recuerdo más cauto de puntillas como si la memoria no caducara como si la huesa silencio sin entrañas como si tendría cenizas y sentidos / salvada así la contradicción
de hallar a mi padre sin su enjutez enferma sin su osario un padre mío atesorado en el tiempo común de nosotros / Rota ya la flagrante infancia y rotos ya sus albores / padre padre en la redundancia mejor de su regreso
Parece ser que sólo el verso regresa versura sólo a él la inmovilidad de lo hecho / una vana constatación / si los pinos y toda su fragancia / claro que sí:
allá mi padre padreando en su arboladura pinar
A este lado del muro el jueguito escandido del poema.
II
“La muerte es el comienzo de una guerra donde jamás otro hombre podrá ver mi esqueleto.”
Héctor Viel Temperley
¿Cuál es la infancia mejor? ¿Do la hallares, palafrenero? ¿Aqueste mar es tu mar de marear / tu aguja? ¿Luce así el tiempo tan campante sin su niño?
Los huesitos paternales: ¿dónde fueron a heder?
¿O es sólo tuyo el pater canto al pie de la muralla, Don Jorge?
¿Debiere volver a tu villa de Paredes de Navas tras tu muro en Castilla tan castellana?
¿Funge mi padre guerrero encastillado / me obligas /?
Un tiempo el suyo sin su adarga sin su albarda sin su fasto / apenas
te concedo el ronroneo de un tango sin quebrar aprisa la madrugada
Los albores no es recordarse al gallo pues su alba labor va puerta al puerto
proa a su triste edificio de su fugaz Montevideo ya ni cruel
¿Y si suda mi padre su sudario?
III
Una pequeña gota de ese mar río marrón que entorna mi conciencia
muy fina a su intangibilidad porque la gota de agua escasa ya es idea
Una traza sin huella casi osada de sí / entrada en los años desde su nacencia quebrada / Una minúscula canción engotada nocturna aún sin componer
si fuere certero una gota gárgola que suministra la muerte
Porque no fueras a creer que cualquier dribiling elude la insistencia de su porfía funesta / es decir sin temor a descubrir su desembocadura sin mayores mohines que sólo pueden empeorar las cosas
Uno puede pasársela mejor agotado en su luz reflejada mejor en términos comparativos / no creas / Que de vivir bajo la pendencia de un cabello
tu gota mi gota la gota / incluso / que vertiera mi padre (y que aún fulge en sus ojos ya no vistos entre nuestros pinos) trocarían en espadas, Damocles.
Gerardo Ciancio (Montevideo,1962). Poeta, crítico, ensayista y docente. Ha publicado los libros de ensayo La crítica literaria integral (1998); La ciudad inventada (1998); Entretextos (1999); La cultura en el periodismo y el periodismo en la cultura. De Mario Benedetti a Maldoror: miradas sobre la prensa cultural (2007, junto a Jorge Olivera); Soñar la palabra. La canción de Mario: Benedetti musicalizado (2012); las antologías Nada es igual después de la poesía: cincuenta poetas uruguayos del medio siglo (1955-2005) (2005); El amplio jardín. Poesía joven de Uruguay y Colombia (2006); y Los hijos del fuego: novísima poesía uruguaya (2010, junto a Ariel Silva); los libros de poesía Arquitrabe (2010); Cieno (2011); Haikus de Kiushu (2017); Los ojos críos (2021) y Linaje (2021).
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lunes, 18 de septiembre de 2023
Novedad editorial: Poetas BEAT
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jueves, 14 de septiembre de 2023
ENRIQUE MUJICA ÁLVAREZ: Poemas
Enrique Mujica Älvarez |
I
Tarde
al vacío
sale un puerto
Mi tía vieja camina recordando
Ríe sin esperanza
como los niños
Mueve sus grandes ropas
entre nosotros
y juega a caerse
como quien aprende a caminar
Un día ya no sabrá
si está muerta o aún vive
bajará dulcemente y en silencio
Se apagará su sombra
azul hacia los sueños
Mi tía vieja es feliz.
II
Emily Dickinson, dime qué viste
más allá de aquel encierro
de vestidos blancos.
Por cuál rendija de luz y
madera de olmo te vino esa
conversión de vuelo,
más allá del cielo sombrío
de la casa, en la embriaguez
última y solitaria.
En qué momento, en qué destello
vino en las hojas aquel licor
no destilado, el olvido y la
extinción desde la afiebrada
reclusión de siempre.
Quién eras en la sombra del cuarto,
aferrada a una tela, a las flores
de hilo, meditabunda y oscura,
atareada de confiterías,
de iglesias y penumbras,
cargada de tanta grande literatura
de mujer, de tanto trébol,
de tanta abeja temblorosa
y premonitoria. Dime qué viste
más allá de aquel encierro
de vestidos blancos.
III
Por vivir otra vez,
por volver a vivir,
por vivir de una vez.
Por hacerte viva de mis ansias,
de mis desesperanzas.
Por hacerte más viva que tú misma.
Por quererte viva.
Cabeza del Cisne
del día sideral,
de la noche sideral,
de la constelación definitiva.
Astro incandescente del deseo
en muriendo
y tejiendo
y tejiendo. Aguantando
contra la oscuridad total
de la eternidad, contra el frío
final de la eternidad,
por hacerte viva de mis ansias,
más viva que tú misma,
por quererte viva.
IV
Andamos con el uniforme de
combate, las botas, la correa,
una cartuchera con algunos
billetes, el peine para los cabellos
que viene a ser como una cacerina
y el ojo puesto en los blancos
prohibidos por el enemigo.
De los viejos montes aún quedan
mechones de árboles, parques,
verdes parajes de la guerra civil.
El cielo estrellado de la noche,
más viejo que los parques, se abre
desde antes de la llegada del humano
como una tregua universal.
“Denme un punto de apoyo y
moveré el mundo”. Demasiado
ciego, el hombre de hoy sólo
pide un mundo para no moverse.
Como cotejos y pajaritos
apedreados por niños mueren los
inocentes por parvadas en las estrechas
pantallas de la televisión insolente.
V
La historia vino desde muy lejos, en Caín
y en Abel, en una espada flamígera
y en una serpiente. Vino como la sed
que engendró la raíz, ese arabesco
ciego, para que bebiera de la tierra
y agradeciera en ramas y en
follaje, en flores y en frutos
y vino alevosamente como el
ansia que se trocó en
angustia, para que bebiera
de nosotros y agradeciera en mundo.
Enrique Mujica Álvarez (Venezuela, 1945) Profesor titular emérito de la Universidad de Carabobo. Ex-Vicerrector académico de la Universidad Rómulo Gallegos. Escritor, poeta y novelista. Su obra consta, hasta el presente, de unos veinte libros publicados entre poesía, ensayo y novela y de otros tantos inéditos. Obra galardonada en diferentes certámenes nacionales e internacionales. Postulado al Premio Nacional de Literatura de su país, en años sucesivos.
Selección de Adhely Rivero .
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viernes, 8 de septiembre de 2023
Esteban Moore: Versiones chinas
Esteban Moore |
Sueños de primavera
En la primavera mientras transcurre el amanecer sueño
en todas partes oigo atento el canto de los pájaros
¿Oh voz del viento y la lluvia en la noche
estás contando los pétalos que están cayendo?
Meng Hao-Jan
(689-740)
Respuesta a un magistrado
Tarde en la vida, sólo me intereso por la comodidad-
al diablo con tus preocupaciones oficiales.
Miráme- No hago planes para el futuro
mi único interés es regresar nuevamente a mi bosque.
Que el viento de los pinos sople en mi camisa
y que la luna de la montaña acaricie mi triste laúd.
¿Deseas saborear el éxito, saber del fracaso?
Aguas afuera un pescador solitario canta
no deja de cantar.
Wang Wei
(701-761)
Sobre Tu Fu
En la cima de una montaña,
me encontré con Tu Fu
era agosto y el sol ardía.
Su rostro cubierto por la sombra
del gran sombrero de paja
mostraba profunda tristeza.
En los años que pasaron
desde nuestro último encuentro
había languidecido, estaba agotado.
Pobre Tu Fu, un viejo, pensé entonces,
estará otra vez sufriendo la poesía.
Li Po
(701-762)
Viajando en la noche
La hierba fina se arremolina en la ribera ventosa
el alto mástil se alza solitario en la embarcación.
Las estrellas viajan bajas a través de las anchas planicies
y la luna se balancea sobre las aguas del Yangtzé.
Qué es la fama y la condición literaria―
Los ancianos y débiles deberían retirarse.
A la deriva, flotando en la corriente, que puede hacer
la solitaria gaviota, que navega entre la tierra y el cielo.
Tu Fu
(713-770)
Anclado en el puente de los arces
En la noche cae la helada, bajo la luz de la luna
se oye el canto de los cuervos y los faroles de los botes
que titilan a través de los arces no me dejan dormir.
A la medianoche, desde la distancia más allá de la ciudad
las campanas del templo de Han Shan llegan a mi embarcación.
Chang Chi
(768-830)
Versiones a partir de las traducciones de J.P. Seaton, Arthur Waley, Robert Rotewall, Norman L. Smith y Sam Hamill (Estados Unidos, 1943-2018) Poeta, ensayista y traductor del griego, latín, estonio, japonés y chino. Es autor de más de quince libros de poesía, ensayos y de unos cuarenta volúmenes en traducción.
Esteban Moore, Sam Hamill, Jorge Rivelli, en Palermo Buenos Aires. luego de una sesión trabajando la translación al castellano de estas versiones. |
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ADHELY RIVERO: poemas
Adhely Rivero |
I
Los padres dicen: no importa que vengas
con las manos vacías,
trae la frente en alto y el pensamiento
de que esta tierra todavía vale vivirla y crear.
Me cuesta pensar que tengo dificultad para mirar
el sol en la mañana sin gafas oscuras,
el pájaro amarillo me agota la retina
y la claridad se distancia.
Están al lado de Dios, van a cuidarme del miedo
y la ceguera.
Cuento otro día separados.
Espero que estén bien y me remitan amor y valor.
Que nunca dejen de enviarme un relámpago
con los quiebres del camino
para cuando me toque subir al cielo.
II
El tiempo no se ahorra,
no se puede guardar para más tarde,
se consume al instante.
Si le vas a dar a beber al caballo
no esperes que sequen las aguas del río.
Me puse a pescar y no había peces.
Todos tomaron su producto
y se fueron contentos a freírle el tiempo
a las palambras,
la suerte, es alimento que Dios nos da.
Tenemos mucha literatura sobre el tiempo
y no sabemos cuándo se madura.
No le vamos a llevar la contraria a Dios.
III
Este animal
toda la noche posó la cabeza
sobre la cerca
que al fondo tiene música.
Ayer salió de la finca
el Ruano,
estaba trabajando.
Iba en silencio,
algo lo aturde.
El caballo que bebe y come
en la sabana
está frente al bar
delgado de sueño y plaga.
IV
Tengo lejanía de nacimiento,
he venido sumando el tiempo,
algunos días claros, otros oscuros.
Todo el que se hace padre envejece,
recuerda la cadena de descendencia
que viene de tu sangre.
Solo el hijo será joven.
De él depende el recuerdo y la memoria.
Lo único que acertaré siempre es el país,
Dios me cedió la tierra
para que me plantara de frente al destino,
a mi paso por el mundo.
V
Que puede estar pasando en el silencio de la soledad,
la noche y usted entre recuerdos y retazos de vida.
Así se le hacen los años a una persona juntando caminos,
preguntándose por los que viajan y se están borrando,
no basta nombrarlos.
Conozco este plano de tierra, su gentilicio, su lenguaje
compartido con los animales que entienden
y se alegran.
Uno se mira a un espejo y sabe que le están cobrando
la renta año tras año, lo anotan las arrugas.
Decía Padre,
ah vaina, venirme a poner viejo
ahora que me está gustando habitar bajo este cielo.
VI
Otra vez la tarde me encuentra en los tramos
espiando el paisaje iluminado
en los colores del pelo de las reses.
He visto emigrar la gente a la ciudad a trabajar.
Siempre montaron los caballos pensando que la vida
terminaría en el lugar que enfrió la juventud
y ablando la vejez.
Obreros se vuelven los hijos de los peones.
Los dueños serán hijos de los terratenientes.
Tantas aristas tienen las tierras
como caminos hacen los pasos.
El mundo podría existir mejor
si le dan al hombre la tenencia de los sueños
y los suelos del vaquero.
VII
Las palambras para fritar,
con plátanos verdes recién cortados,
a la sombra de un taque
por el paso la gaviota.
Las sardinas son para los gatos
de la parroquia.
Allí comenzó la ribazón
el agua brillaba de escamas con el sol,
parecían las monedas de plata
que tenían la cara del libertador
y sonaban bonito en el piso
para alertar a un ciego.
Los pájaros comen y vuelven al dia siguiente.
Los hombres comen y pasan la rastra
para llevarse la abundancia.
Un día amanece el rio solo
sin peces, sin canoas, sin pájaros.
Las palambras resisten la soledad.
Y el aceite tostándolas
bajo la sombra del taque.
Adhely Rivero (Venezuela. 1954) Lic. en Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Cursó estudios en la Maestría de Literatura Venezolana en la Universidad de Carabobo. Venezuela.
Poeta, editor. Fue jefe del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. Director de la revista Poesía. Coordinador del Encuentro Internacional Poesía de la Universidad de Carabobo. Director de las Ediciones Poesía de la Universidad de Carabobo. Coordinador de las Ediciones El Cuervo, traducciones, de la Universidad de Carabobo.
PUBLICACIONES: 15 Poemas, 1984; En sol de sed, 1990; Los poemas de Arismendi, 1996; Tierras de Gadín, 1999; Los Poemas del Viejo, 2002; Antología Poética, 2003; Medio Siglo, La Vida Entera, 2005; Half a Century, The Entire Life, 2009, versión al inglés de Sam Hamill y Esteban Moore. Poemas (Antología editada en Costa Rica) 2009.Compañera, 2012. Poesíe Caré, Poemas queridos, 2016, Versión al italiano de Emilio Coco, publicado en Colombia. Está representado en varias antologías nacionales y en la antología italiana La Flor de la Poesía Latinoamericana de hoy, tomo I, II, editada en Italia, 2016. La vida entera. Antología. Ediciones el Taller Blanco. 2021. Colombia. Frontera Invisible. Editorial Sultana del lago. 2022. Gente Íngrima. Editorial Universidad del Zulia. 2023.
Ha recibido los siguientes premios: Premio Nacional de Poesía Cecilio Chío Zubillaga Perera, Carora, Lara, Venezuela. Premio Nacional de Poesía Universidad Rómulo Gallegos, Venezuela.
Premio Único de Poesía 40 Aniversario de la Reapertura de la Universidad de Carabobo. Premio Nacional de Poesía Universidad de Carabobo Premio Beca del CELARG de Poesía, con Rafael Cadenas. Traducido al inglés, portugués, italiano, alemán, griego, francés y árabe.
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