Sam Hamill |
para Ian Boyden
1.
Tierra.
Líquenes alpinos,
coloridos como
una naranja,
digiriendo
lentamente la piedra.
Tierra negra;
roja tierra,
tierra marrón,
polvo
escarchado.
Los
desfiladeros fueron esculpidos
durante siglos
y siglos
por las aguas,
los hielos.
Desfiladeros de
piedra,
montañas
expulsadas hacia la superficie
por los
continentes en movimiento.
Del otro lado
del río,
los grandes
árboles
se arquean en
el viento.
Los vivos son
la morada
de los muertos.
Sí...
qué pequeño es
un hom
2.
¿Cuán pequeño
es el hombre
que lee las
rocas
y escucha el
susurro
de los álamos ?
¿Cuán grande es
el corazón
que mide el
corazón
de un hombre
con un puñado
de tierra ?
¿Cuánta
esperanza y tristeza
es un hombre
con un puñado de tierra
y un
corazón que se despliega
bajo la luz de
la luna ?
Escuchá
atentamente
a las
estrellas, al batir
de las alas del
chotacabras,
escuchá al silencio.
A la luz de la
luna
la susurrantes
aguas del río
nos dicen sus
secretos
y los grandes
árboles tiemblan.
3.
Los grandes
árboles tiritan
y el río es
risa
y las rocas
ruedan
con las
crecidas del río,
son pulidas
por las aguas.
La paciencia de
la piedra,
una multitud de
árboles,
la luna como
testigo―
Si sólo la
emoción humana
pudiera ser
hallada
en las cosas de
este mundo...
Hasta el río
agota su tiempo
se ahoga en el
desierto
o vacía sus
aguas
en un océano.
4.
Un océano
de tiempo,
vastos mares de la memoria:
el detritus
contiene las
semillas
de la belleza.
Él arrastró
desde el río
un antiguo
tronco de cedro,
semi
petrificado
y lo utilizó
para hacer las tapas un libro.
Con los dientes
de un tiburón, jibias
y hueso de
ballena, fosilizado;
preparó los
pigmentos para la tinta;
de la piedra,
el alma
de la
piedra, tierra de la tierra,
transformada,
transmutada-
de cardo y
pluma,
materia
realizada
sin embargo es
un organismo,
posee vida.
Digo, los
árboles escuchan
e incluso la
tierra tiene mente.
5.
La tierra tiene
una mente
que legisla los
árboles,
cada uva en la
viña,
y los árboles y
el vino definen
la luz
cambiante
que arde dentro
de la mente.
Raíces de la
memoria tribal
se queman en
soledad,
en el vasto no
saber
de este mundo
conocido.
Gneis. Pizarra.
Fracturado mármol. Esquisto.
Granito. Carbón
negro
comprimido,
transformado en diáfano diamante.
Los huesecillos
del oído de la ballena,
el gran árbol
derribado por los vientos,
ambos
transformándose en piedra,
molidos para
pigmentar la tinta.
Cien mil años
en una pequeña
piedra.
Una pluma es
una cosa mágica.
Y ¿Cuál es su
significado?
6.
¿Qué significa
cuando alguien
dice “El
majestuoso
álamo,” o
“la nobleza del
pino”?
Roble achaparrado
pino de los
pantanos,
cedro, álamo y
olmo
cada uno tiene
su poeta
con adjetivo y
rima.
Pues el río,
nos gusta
creer, fluye
a través
nuestro, y
cuanto más
noble el árbol,
más recta
nuestra columna vertebral.
Abajo a través
del suelo duro,
doscientos pies
de profundidad,
a través de
capas de basalto bajo el nivel del mar,
yo perforé buscando un río en la tierra,
una vena,
agua para un
hogar
de cedro y el
abeto.
Sagrada, el
agua; sagrada, la madera.
7.
Sagrados, estos
bosques
reclamando la
tierra,
rica en detrito
transformándose
en su alimento.
Sagrado, el
jardín, su río
de piedras, su
musgo,
lirios de la
pradera y sus arces enanos.
¿Deberían los
árboles permanecer erguidos?
¿Se despierta,
anima, excita
el Katsura
cuando le brotan nuevas hojas?
Su sangre
surge.
Dejá que las
piedras lo digan.
Dejá que el río
lo cante nuevamente.
Escuchá
atentamente el silencio.
Escucha ese
lenguaje
ese que no nos
pertenece.
8.
Esta tierra no
nos pertenece.
Para nosotros,
sólo el sacramento
de su
fecundidad,
y el gran
misterio,
y el misterio
de nuestro pasar.
Los árboles más
altos se arquean,
plumas en el
viento,
y nosotros nos
maravillamos
escuchando la
música del agua bajo la luz de la luna.
No nos
pertenece, este misterio que penetramos,
esta extraña
morada.
La marea crece.
El río y los
árboles, las piedras y el hombre permanecen.
Saboreando el
vino, terroir,
es saborear la
tierra y el sol.
Saborear los
peces
es respira el
mar.
Mi hermano, el
poeta ciego,
utiliza sus
oídos para ver.
Allí en las
altura, la Cruz
del sur,
el río de los
cielos, la Osa
mayor.
9.
Vamos a la
deriva en el río de los cielos
bajo la gran
osa
o bajo la cruz
en la nave de
los sueños.
Flotamos a la
deriva en nuestra nave de los sueños
sobre la tierra
y rara vez la
tocamos
a no ser que
ésta se derrumbe sobre nosotros.
Y, sin embargo
los árboles
nos elevan
hacia el mundo,
las lluvias nos
limpian,
tomamos nuestro
alimento de la tierra
todo sacramento
y abundancia
antes de
regresar a la tierra,
al polvo, a la
roca,
idos como el
canto del zorzal,
todo
devorado y renacido.
10.
Devorados,
devorando, y renacidos
la tierra
sobrevive.
Aquí, donde las
vastas sombras
de los árboles
que se arquean se reflejan
en las olillas
del agua iluminada por la luna,
existe un mundo
a sus anchas, en reposo,
indiferente a
la nave de nuestros sueños,
nuestra paleta
de deseos temporales-
Este tiempo
puede se medido únicamente
por los siglos
del hielo y el fuego
y por aquello
que puedan traer los vientos.
Observando a estas
mismas estrellas
que inspiraron
a los artistas de Lascaux:
el gran vacío,
ese misterio
que es hambre en el alma.
El bisonte ha
desaparecido, y el mastodonte,
la mariposa que
cabalgó los vientos
hasta México y
regreso,
la avecilla que
le cantó al amanecer-
todos
devorados, renaciendo.
11.
Todo devorado y
con la necesidad de renacer,
los hambrientos
buscan un maestro,
Haciendo el
papel, preparando la tinta,
remojando el
pincel, el maestro dice,
“Dibujá el
sonido de la brisa en los pinos.”
Y, sonriendo,
agrega, “ No seas
tan tonto como
para dibujar sólo árboles.”
En la mente de
un Buda,
ni una flor.
Shiva la
creadora, Shiva la destructora.
En un sendero
en la cumbre de los Alpes
en las alturas,
más alla de la vegetación,
me arrodillé
ante un glaciar
y miré hacia
abajo, cientos de metros
observé los
peñascos y las rocas en una cañada,
y por un
instante, supe
que esta
antigua tierra, los anaranjados líquenes alpinos
lentamente
devoraban la piedra.
Sam Hamill (Estados Unidos, 1943) Poeta, ensayista y traductor del griego, latín,
estonio, japonés y chino. Es autor de más de quince libros de poesía, ensayos y
de unos cuarenta volúmenes en traducción.
Ha enseñado en prisiones durante catorce años, en programas de artistas en
residencia por veinte y trabajado ampliamente en favor de las mujeres y los
niños desprotegidos. En enero del 2003 fundó Poets Against the War (Poetas
contra la Guerra).
Su obra ha sido traducida a más de una docena de lenguas.