Andrea Cabel |
Para Brenda Teruya, mi constelación favorita,
mi destino, mi sonrisa más profunda.
(la historia está sucediendo,
el lugar somos nosotros. no hay un narrador que hile el desencuentro, solo un
golpe al no encontrar nuestros brazos)
b.
dice: si pudiera dejar en la pared que circunda tu cama,
un maullido roto
la huella de las plantas, de
mis pies,
si pudiera una vez más,
hundirme en tus zapatos y besarlos como lo haría con el agua, si no existiese
la palabra perdón sino los siete corazones que cargas y la faz de la melancolía
a.
dice: (piensa en BATman)
entonces los mandiles
flotarían en el aire como lo hace la luna
y vería en tus ojos los
reflejos de la perfección:
rasgados por el sol
gigantescos como el sol.
b.
dice: la luna es un paisaje de vainilla,
deslumbra el tiempo de las cortezas y me prometes sin escudos, con el brazo
izquierdo, anegada e interminable, un jardín de puertas, de escaleras como
ciénagas. insistes. mi cuerpo murmura cielos y mares
(última
necesidad de dos: una caja fuerte para guardar nuestra piel desnuda, para que
no se pierdan nuestros números. última
canción de fuego)
ahora
juntas los puntos de tu herida, no sabes coser,
gravemente
tus piernas se levantan
veo
tus huesos porque los puntos no existen, no sabes coser,
y
ambas, desde tu médula hasta la mía
dejando
huellas en casa, en mi único refugio,
palpamos la rutina de los días, cocinar: solamente tomates, cebolla rota en varias partes, un pollo luminoso
mil veces muerto, o quizás pescado
cogido de raíz; camas y ojeras por el rostro de las clases donde solo existe la
palabra destino y se repite como
detenida y triste, detenida, percibiendo el barro en su contorno, you are my favorite word of art / you
are my favorite word of art
a.
dice: tu boca descifra mis santos,
y las velas que pensaste que
eran amarillas, eran solo de noche.
el alfabeto, tu casa que se
come las señales, las luces
-
silencio -
el sonido rompe las ventanas,
y tu voz
climas desbordados, el hueco
en un cuadro como en una balsa,
los remos pesan y el viento
abrasa llegando a una palabra
al invisible manto de
estampas.
b.
dice: el paisaje de tus manos son el principio de toda superficie. y las
caracolas de la orilla, de improviso hacen el nombre de un grito.
a.
dice: las promesas son realidades: la envidia asentada en los párpados de los
que se atan los pies para acariciar un rostro alargado por la pena,
por la inútil fragilidad de
las ruinas heridas de hielo.
y los umbrales,
encantamientos llenos de
fragilidad.
a.
dice: no recubras el origen de la quietud,
eternamente esquirla, muda de
ojos espléndidos ojos
vuelve como el caudal de tus
manos
déjame tus lunares en la
boca…
b.
dice: vuelve, absorbe mi respiración, dime que sangro a disposición de tu
boca, escúchame,
soy infeliz.
apenas soporto la niebla, el carácter irritable de alguna luna llena.
atroz,
es atroz
un corazón aterrado que no
quiere abandonar la tierra
que retiene la angustia y
escapa en un taxi
en otro
que pinta un lazo rojo, dos
y una muñeca bajo las buganvillas.
el amor,
es atroz amarte.
a.
dice: no tenemos brazos de lluvia,
sentimos el vacío en la noche
cuando no estamos
y el amor no es un modo de
callar la mentira de las olas cuando llegan,
mansas y llenas de centro.
(las despedidas son recuerdos
mutuos: las cavidades que albergan el frío, lo fragmentario de la soledad, esto
contundente que grita un espacio. a. y b. sujetos desentrañando un lugar)
diga lo que diga tu madre,
veríamos que la ropa son los
disfraces
sentiríamos que el animal que
ha muerto mil veces para ser comido,
somos las dos,
dispersas en territorios de
ojos y tardes
b.
dice: porque basta un minuto
porque basta que escapes y
escape
porque siempre hay lados
opuestos
porque tu pelo oscuro
extravía al resto de gente
y yo que soy torpe,
me levanto desde que intento
acostar mi cuerpo
y te recuerdo hecha de nudos
diminutos
de pequeñas cavidades
hundidas que acaricias contándoles historias,
adorando cualquiera sea su
dolor y sed.
les
hablas de las lindes del mar
de
las criaturas que pueblan el fuego
luego tú y yo hablamos del
infierno y no importan los botones,
los cierres
a.dice: no importa cuánta
puerta cerrada o ventana abierta,
b.dice: no importa esa
reja que me deja sin flores
tu sombra que se ríe y tu
risa que
y tu risa
que
desaparece
y aparece
como la brisa, en todas partes.
Andrea Cabel (Lima, 1982) Poeta. Ha publicado Las
falsas actitudes del agua (2006) y Latitud
de fuego (2011).