Humberto Díaz Casanueva |
“Pero en sombría caverna
sangra tranquila una humanidad muda
y construye con duros metales
la cabeza redentora”
Trakl
a
veces no obstante digo
en
mi mano relampaguea un pan
habiendo
observado el triste
milagro
metidas
en el agua fangosa
tumbas
de transfigurados seres
brotan
qué
brotan?
grotescas
llamas enlutadas
se
oyen crujidos del más sagrado
silencio
hay
avideces en mujeres
extáticas
hay
augurios de una apariencia
de
hombre
hombre
diario seguido por su
espectro
en
mí resuena un piano
de
cuatro pezuñas derramadas
es
horrible mi estado remoto
mi
corazón está triste
triste
he
rescatado un tembloroso
insecto
metido
en una gota de miel
he
meditado en ello
yo
no digo sino lo incierto
de
lo que en mí se manifiesta
yo
rumio un rayo que me mantiene
vivo
pero
escuchen
mis
oídos están llenos de campanas
vesperales
siento
la fruición de formas
terrenas
que
expande mi desvarío
vibran
facciones un poco
embotadas
viene
la rigidez de la cera
el
hombre diluye en hipos
murmullos
roces
alguien
ha muerto
muerto
la
mano crispada sobre un
puñal de alabastro
una
niña
castañetea
los dientes
TAL
VEZ UN MUERTO SEA UN
HOMBRE
DESMESURADO
UN FAKIR
UN FAKIR
pero
los tiempos son otros
hay
manadas de muertos
pastando
en el
vientre
los
abismales andan por la calle
me
acusan de referirlo todo
a la purificación de la tiniebla
me
acusan de ser presuntuoso
extrañado
por lo inmanente
cierto
hay
una distinción profética
en
lo que percibo diariamente
no
sabemos enlazar todas las
señales
yo
digo
pero
tal vez no digo digo
la
presencia me ha desamparado
yo
clavo mi vuelo
en
un espejo d
e s c a r n a d o y
sepulto
me
causa una angustia tan grande
mi
obstinación en vivir
mirando
de reojo
lo
chamuscado
yergo
la cabeza ungida
estoy
expuesto
en
lo mágico absoluto
la
nada es una magnitud dentro de
lo
existente
la
no-nada ha mordido a veces mi
nada
(Fragmento-
de Los Veredictos, 1981).
Humberto
Díaz Casanueva (Santiago, Chile, 1906-1992).