Gregory Corso |
Tres
veces he visto al fantasma de Patton calzando sus dos pistolas
alabando
en las sombras las guerras canoso y
enloquecido
sus
gordos pulgares demandando violencia con la chabacanería
/ de un colegial.
Él odia a
Dios él tiene alquímicos cañones apuntándole!
Ángeles
acosados (trapos embebidos en vino) asesinados por sus órdenes
por sus
batallones de desorbitados borrachos
cuelgan
(no como el dulce Alejandro los habría colgado)
sino como
trapos en el aire de Dios manchado por las bombas.
Sin
embargo… aquellos que mueren con la mayor cortesía
se
convierten en el terrible aplauso en cualquier gran derrota.
Recuerden…
temblorosas aristocracias condenadas
las
risas, indican que sólo podrán matar
moscas.
Yo pienso
en la guerra míticas guerras
fluyendo
de las arrugadas bocas de los bardos
guerras
que profanan las lágrimas
elevan
terribles iniquidades
zambullen
quejas en un noble discurso
blanquean
el cabello niño del mundo
guerras
que se vuelven locas
que
destierran al buey orinante al cerdo
degollado al cisne enclavijado
guerras
que beben moras
guerras
que mean detrás de la horrible choza de la granja
guerras guerras
guerras
guerra:
una hora bendita
hurtada
del cielo de Dios.
Yo dejé
al ejército de la imaginación
afligido
por la convocatoria penitencial
sobre mi
hombro un arma hinchada—
me dirigí
a guerras instantáneas
mis
medallas eran rostros que reían
en mi mano
sostenía un diploma de Rifle[1]
¿Ah qué
guerra será la próxima? Me paré en el umbral
mi
enguantada mano militar, sus golpes desdichados
provocaron
a la puerta de la Paz;
Atenea
requiere la indignidad de mi presencia.
Mis pies
caminaron sobre un viejo bombardeo
mi
sendero acordonado por generales firmes como columnas
oscuros
meditativos. ¡Así que esto es! grité ¡la tristeza de los Generales!
Me senté
un rato en los brazos de Eisenhower y dormí
y soñé
que una gran bomba había muerto,
su
retumbante sonido de muerte un estentóreo heraldo
en el
pecho de mi cama humana.
Corrí por
la bombardeada extensión de la guerra
al norte
del Rzhev
en la
curva del Don
sobre el
montículo de Stalingrado
eludiendo
el cuartel del Estado Mayor Alemán
huí de
Rostov (confundido)
la única
salida el estrecho de Kerch
¿Y ahora
hacia dónde? ¿Hacia dónde?
Más allá
de la Crimea
—una
solitaria oscura mojada canasta de mimbre.
Oh las
cuencas del Don
del Volga
la gran
curva en el curso del Don
los
generales Vatutin Golikov Kuznetsov
Leliushenko
¿Cómo
puedo amar al Ejército?
¡Las
palomas graznan su maldad!
Nada que
yo conozca desea la muerte de un hombre joven
(quizás
el Ejército)
Un
conciso proyectil apuntando al corazón
nunca
puede separar a la juventud de la juventud
(quizás
el Ejército pueda)
Incluso
con todos sus cascos
¿Quién
puede amar al Ejército?
(Ejército)
El
Ejército camina sobre el campo de batalla y no retrocede
El
Ejército se arrodilla ante el cuerpo de los muchachos que cayeron
y se
deleita en la fragancia de sus bocas quemadas por la pólvora
Al
Ejército le gusta trazar jeroglíficos sobre la tierra
con los
fragmentos de una juventud lírica.
¿Cómo
puedo entonces amar al Ejército?
En la
ilusión de la trinchera donde estoy sentado
dibujando
secretamente imágenes de mi madre
sé que
sólo soy un muchacho estúpido esperando que lo maten
Sin
embargo no conozco del hombre cosa alguna que desee mi muerte.
Ellos
dijeron matá al muchacho y así lo hice.
Me
hubiera gustado tirarle a la distancia
pero me
obligaron a apoyar la pistola en su nuca
Yo grité
pero el
ejército convocó la banda militar
(sus
aportes de prestigio y moral)
y
rápidamente mis sollozos se transformaron en canto.
Que la
guerra me brinde la oportunidad
de
apreciar mi propia respiración
es maravilloso
Que yo
pueda morir sin perder todo mi bello cabello
no está prohibido
Que sueñe con Fortalezas Volantes y no con Jane y
mis gatos
podrá ser perdonado
Que yo
pueda destrozar el rostro de otros jóvenes
Que pueda
quemar sus cabezas
Que pueda
darles rodillas humeantes
Que pueda
Ejército
sucio podrido — ¡Oh mi corazón!
Yo sé que
te agradaría que cultivara la amistad
de otros
soldados, mis compañeros
¡pero no
lo haré!
Esta
noche cuando los gritos de ataque nos devuelvan a la infancia
no me
gustaría escuchar a aquellos destrozados por lo proyectiles decirme:
“La
muerte es una oscuridad que consume
¡qué deprimente!
He oído
eso en todas tus otras guerras.
Qué
triste el primer compañero al que tomé de la mano en su muerte
quién en
palabras de sangre dijo:
“Que un
soldado no pueda morir una muerte singular es lamentable.”
Rommel
guía a Hollywood a través del Sahara
Montgomery
huye apresuradamente
Zhukov penetra en Berlín sus pisotones resuenan
como
/ los baños termales de Caracalla
Rundstedt se oculta en el bombardeado teatro de ópera
sus botas lustradas recogen el polvo en el salón de atrás del café Gigli
Guderian con lágrimas
en sus ojos con esvásticas revisa
las
heridas producidas por horquillas ucranianas en sus amantes los
/tanques
Eisenhower
se arranca el apéndice
para
poder dirigir saludable rico y sabio todo el asunto
Y en la
distancia a millas y millas de allí
Rayban MacArthur
se moja
hasta las rodillas en los mares del trópico
los
mutilados hijos de Buda pasan flotando
sus ombligos tienen forma de
/águila.
¡Batallones! ¡Pelotones! ¡Guarniciones!
En todos
lados Donde van Hacen la guerra
mano en
mano
sus
promesas, mutuas
sus
corazones defectuosos
En todos
lados Donde van ellos matan
algunos
escriben diarios personales
algunos
llevan poemas
todos
leen una oración sagrada
la
sagrada oración del Ejército
¡Santificado
sea Papá Patton quien nos guía
hacia los
salones de billar y prostíbulos de la
guerra!
¡Santificado
sea Papá Patton, él nunca enfrentaría a Nabucodonosor!
Él nos
guía como un padre una madre en familia hacia
¡la
Muerte! ¡la Muerte! ¡la Muerte!
¡la Muerte!
¡Balas en
nuestros ojos azules, Santificado sea Patton!
¡Granadas
en nuestros vientres, Patton!
¡Tanques sobre nuestro brillante y rubio cabello!
¡Oh Harpo Muerte y el sonido metálico de tu
Arpa, escuchá! [2]
¡Santificado
sea Patton que entrega las colinas a la Muerte!
¡Ejército!
¡Ejército! ¡Ejército! ¡Ejército!
Gregory Corso (1930-2001)
Nació en Nueva York, ciudad en la cual durante su juventud conoció el
reformatorio y la cárcel. En 1956 se traslada a la Costa Oeste donde participa
de las actividades culturales de la zona de la bahía de San Francisco,
transformándose en una de las figuras legendarias de la emergente
Generación Beat. William Burroughs ha expresado que Gregory Corso tiene un don
excepcional, posee una voz, una voz que remite sus ecos a través de la
precariedad de un incierto futuro.
Desde 1961 alternó su residencia en Nueva York con estadías
en Europa donde fue escritor visitante en diversas instituciones
educativas. En vidapublicó entre otrostítulos: The Vestal Lady on
Brattle (1955), Gasoline (1958), The Happy Birthday of Death (1960),
Long Live Man (1962), Elegiac Feelings American (1970), Herald of the
Autochthocnic Spirit (1981) y M.I.N.D.F.I.E.L.D. (1989)