martes, 10 de julio de 2012

Jorge Ariel Madrazo: Cantiga para Ella.






Jorge Ariel Madrazo























Si se extravía una bala,
si alguien me escupe en la cara,
como ayer, no me guardo pensamientos
contra el amor que me ha sido dado.

Ingeborg Bachmann



LAS jibias (las de Montale),
extrañísimos calamares, ámanse
   luego de que el macho persuade a la hembra
   mediante obsesivos frotes  sexuales y
   fingiendo un inédito tono añil.
Surcan los espermios la íntima frontera.
Líricamente se adoran,
procrean.

Así los animales,
su sabio frenesí.

Sólo el humano ama
y le estalla el planeta.



OJOS tuyos que me miran
            no son
riente o cándido mirar, ojos son
            para ser
religiosamente, en sí, mirados:
iris de Afrodita de Fidias
mar que en el mar se enmarina.
Egeo que un paralelo Egeo
enciela
entes u ojos libando
tu vigilia interior.

Sobre la batea
ojos de mujer
procrean
en solitaria aldea
la idea
Mujer.


Y si esa foto se animara, te hablase
¿qué haría la tu alma?
Imagen de mujer cuyos labios
acaricias cada mañana al irte y
en la noche, tan quedo.
¿Y si en un tris te respondiera,
te dijese: «te amo»
y buscaras en torno a la que habló
y vieras sólo aquella
foto que te sonríe?

Esa foto ¿será sólo una foto, acaso
no será Ella mismita
que ante tu desconcierto
se habrá echado a ser carne,
se habrá echado a cantar
y su canto resuene
entre los astros mudos?

A Patricia
           


LA callada algarabía
del amor
se tendió con nosotros
en el lecho de la dicha hilada 
con inusual delicadeza,
la dicha con senos
sexuales
de otoño.

Y fluye un manantial en la gruta
donde tu claridad llama a los colores
donde canta
y torna a cantar
la callada algarabía del amor.

           
Para Alicia


CUANDO las manos del universo
se atreven a mecer
tu cabello con tal irreal
desatino,
una luz única, intensísima, se
enciende en el vino 
en la casa del poeta, al borde
del acantilado.
 
Una luz única, intensísima, y
el viento recién nacido
impulsa al navío violeta
contra el muelle y el albatros chillón.
Todo esto sucede cuando
el universo mece tu cabello.

Y cuando atas tu cabello con
una delgada cinta de seda
como quien pretende contener
una tormenta en un dedal
las nubes caen sobre Tongoy
y yo pastoreo palabras
en el cosmos, en la luna,
y es mi única ambición
que tu cabello crezca en mi pecho
que tu cielo quepa en mis pupilas
que tus llantos empapen mi voz.



LA morbidez, la seda.
Lisuras de la noche mojan tu cabello.
El mar escurre desde tus ojos
Se incendia el parasol de la aurora.

La inteligencia dicta el turno de las gacelas
y electriza tus sueños con dedos de lluvia.
(Haces nacer la música que nadie oirá).

Una garza desangra el horizonte, sólo
para que tu sangre insurrecta
dé vida a cuanto inerte parecía.

Cuando enciendas tu luz, todas las estrellas
preferirán morir.



JURAN los malpensados
que ella flamea
alas y no brazos,
nada ortodoxas alas
es verdad,
pero de tal levísima sustancia
que al correr a estrechar
con dulzura a mi amiga y
rogarle: “Ven, fiel mensajera
de la delicadeza”,
tintineó ella sus manitas
-¿sus alas, acaso?- y
                                    se elevó
hasta disolverse más luego en
la lluvia.

Jamás diré cuánto la extraño.
Desorientado
en la alta noche
ya no sé
qué es peor:
si oír que no me ama
o saber que ahora
pertenece al aire.




Y Ella dijo, esquivando mi mirada, con pupilas
bajas me dijo: “el amor,
lo he comprobado, sólo es bello si acata
postulados de matemática pasión”.
Es verdad: las isobaras que en sus pliegues
nos congregan, la escala hidrométrica
y aquella puestita de sol
tan exactos son como tu cuello
que deletreo a un millar de kilómetros
con delectación.

Los estados de tu alma, más el diámetro lunar
te acurrucan junto a mí para escuchar
a Thelonius Monk. Y qué decir
de las grandes culpas del abandono.
Del miedo que tiende sus alas de estopa
Del deseo con sus arterias de ají.
Por favor,
cuando necesites calcular
dos más dos
ven a mí. Hagamos el amor.





INTIMIDAD del goce: vos y yo.
Navegar el planeta, la intemperie.

Esta noche será todas las noches.
Nuestras vidas anúdanse mañana.

Dos copas que se entibian; ojos, manos.
Fluir de las miradas (y algún tren).

Dos copas que se encienden. Ojos. Manos.
Intimidad del goce. Vos y yo.

La ciruela se encela sobre el plato.
Y un pasional jolgorio pese a todo.

Soñar tu boca (suspender la muerte).
Intimidad del goce. Y algún tren.

Dos copas que se incendian. Ojos. Manos
Un pasional jolgorio pese a todo.
Nuestras vidas anúdanse mañana.
La ciruela se encela sobre el plato.
Intimidad del goce, y algún tren.



EL rayo azul en el teléfono
seré     las fauces seré de la sed
el cántaro con los oros de tu leche seré   
el jadeo seré de los soldados
que agonizan  en la estepa    en Rusia   
el frenesí seré   la mano descarnada por
la oscuridad.   
Seré el malamparado que las madres temen
el que te amará un invierno    como   
nadie jamás el que no dormirá por inventarte
en la brusca noche    seré los ojos
que te harán sollozar.

No me hallarás en el sótano    en  el alcanfor
Temblaré en el pórtico    de las desapariciones.
Viviré en tu sueño     Y cuando no me sueñes   
quizás sea que Aire no moje ya mi boca.
Pero igual cantaré    todos los siglos por morir
la sorda música invisible de tu nombre.

*
(Cantiga para Ella, obtuvo el XII Premio Internacional Sexto Continente de Poesía Amorosa)

Jorge Ariel Madrazo (Buenos Aires, 1931) Poeta, narrador, traductor. Exiliado en Venezuela entre 1976/83. Más de una docena de poemarios, entre ellos Blues de Muertevida (1984, Premio Nacional-Regional), Cuerpo textual (1987, Premio Municipal Ciudad de Bs.As.),  Cantiga del Otro (1992, Premio-publicación Edic. Del Dock), Para amar a una deidad y De vos, 2008. En prensa en julio 2012: Ayer decías mañana (Edit. Ruinas Circulares) y la antología personal Algunas escenas del mundo (La Cabra Ediciones, México).
Obtuvo la Beca para creación del Fondo Nacional de las Artes, con el aval de Enrique Molina, Olga Orozco y Francisco Madariaga. Miembro del Consejo de la Revista de Poesía «Trilce», de Concepción, Chile, que dirige el poeta Omar Lara.
En narrativa: Quarks – Microficciones.  Ventana con Ornella y La mujer equivocada, cuentos. Ensayo: Breve historia del bolero (Caracas, 1980) y El Anticristo (Edic.Círculo latino, Madrid).
Su novela Gardel se fue a la guerra (Edic. Desde la Gente, CCC, 2011) obtuvo el Primer Premio Eduardo Mallea de Literatura 2003/2005 de la Ciudad de Buenos Aires. Recibió en 2005 el Primer Premio internacional Ibby (International Board on Books for Young People) por sus traducciones de libros de Jack London. Invitado a Festivales poéticos en USA, Brasil, Colombia, España, Francia, Irlanda, México, Perú y ex Yugoslavia. Miembro honorario de la Unión de Escritores Brasileños y de la Academia de Letras del Nordeste del Brasil.